Ainhoa
Todo salió bien, todo. A pesar de los nervios que Manu y yo pudimos tener en el aeropuerto a la hora de comprar el boleto de avión, nos fue de maravilla y cuando salimos del aeropuerto de Barcelona respiramos un aire de libertad que hace mucho no llenaba nuestros pulmones.
Aún no había llamadas de padres, ni de hermanos, manu y yo, por ahora, no teníamos nada de qué preocuparnos, sólo de casarnos y lo demás no importaba. Así, mientras tomo su mano y caminamos hacia la estación del metro para poder llegar al hotel que hemos reservado desde el aeropuerto en Ibiza, una emoción me embarga por completo haciendo que mi corazón lata fuerte.
Los planes han regresado, todos los momentos por vivir se hacen presentes después de años de planearse a escondidas en nuestras habitaciones. Yo,
