Manuel Tardé un poco de tiempo en sobrellevar lo que siento por Ainhoa, incluso me sorprendí de lo mucho que me costó aceptar que me gustaba y que ya no era sólo amistad lo que había entre los dos. Traté por varios días de negarlo, de hacerme a la idea de que posiblemente sólo eran cosas mías, pero cada vez que la veía el corazón me latía tan fuerte que pensé se me saldría del pecho y que se escuchaba por todo el salón en los momentos de silencio. Así que al no encontrar respuesta fui con la única persona que sé me podría ayudar en estos momentos, aunque me muriera de vergüenza al hacerlo, pero ya no podía aguantar más, así que me armé de valor, salí de mi cuarto y me dirigí al pequeño taller de mi madre que estaba en la última habitación desocupada de la casa, toqué tres veces y ella