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Esta no es la noche que esperaba, pero la vida una vez más me pone en esta situación. - ¿Me vas a dejar entrar? — menciona cruzando sus brazos como si fuera una orden. - Mi casa está fumigada y no pueden entrar plagas — me observa indignada. - ¿Me estás llamando plaga? — ya alzo la voz, dame paciencia. - Frida, estoy cansado y por lo que sea que hayas venido, no eres bienvenida a mi casa. Y yo no dije eso, te dije porque no puedes entrar a la casa. - ¿Quieres que hablemos aquí? Podemos ir a otro lado. - No te vas a ir, y terminarás haciendo un escándalo como a los que estás acostumbrada, ¿verdad? — espero una respuesta mientras mira a todos lados. Ni modo, ¿Por qué mi madre me habrá criado tan caballero? Me acerco a abrir la puerta y la dejo pasa