Tierra, Vía láctea.
Sufre de paranoia esquizofrénica, Señora Eldestein Dijo serio detrás del escritorio de madera.
—¿Está diciendo qué mi esposo es un paranoico?—Increpó.
—De hecho, si, Señora Edelstein. Todos los exámenes que realizamos no dicen lo contrario y si continua sin un tratamiento tendrá daños serios— Suspiro—Sera ingresados al hospital psiquiátrico mañana en la tarde—Tomo un bolígrafo n***o y un papel Le recomiendo firmar el permiso.
Herrie se sintió ofendida, había vivido con Gregor.H. Eldestein y nunca había notado ningún síntoma de paranoia, Herrie amaba a ese hombre y por un momento pensó que ya no lo conocía, puesto que cada vez que llegaba de su trabajo como contador público de una compañía de teléfonos, se encerraba largas horas en su despacho y ella lo escuchaba murmurar deduciendo que hablaba por teléfono, en ese justo momento se dio cuenta de que había estado tan ocupada ,que se le pasaron las horas en sí misma y no en él o su hija Valery.
—Me sentiría ofendida, si no fuera cierto lo que su diagnóstico indica—Con voz ahogada.
Firmo el acuerdo y en cuanto logro soltar el bolígrafo pregunto.
—¿Qué tan posible es que nuestra hija sufra de paranoia? —Trago saliva.
—En el caso de Valery ella no parece presentar ningún síntoma, puesto que su padre es esquizofrénico también, aunque tengo entendido que Valery es adoptada —Le sonrió con tranquilidad—No se preocupe, el señor Gregor será bien atendido en nuestra sede.
Herrie se dirigió al vestíbulo más que abrumada y miro a su hija sentada en la sala de espera dormitando con una taza de café en la mano, la despertó con un áspero empujón y le señaló la salida. La chica se levantó rápidamente, con la mirada adormilada tomo el bolso y sujeto bien la taza de café, iba detrás de su madre sin hacer ni una sola pregunta porque sabía que la podía insultar solo por haberla parado de golpe, Valery se subió al auto estacionado enfrente de la entrada del hospital solo para dormitar en el asiento del copiloto todo el camino a casa, en ningún momento noto los ojos y la nariz roja y mocoso de su madre puesto que estaba equipada para ignorar cualquier cosa con respecto a su padre adoptivo, traía los audífonos puestos.
Ella miro por la ventana del auto y distinguió una sombra negra en medio de los arbustos del parque justamente donde un señor obeso estaba corriendo, pensó «Si esa es la muerte, no le va a costar mucho matar a ese hombre» se burló en cuanto volvió a mirar y ya no había nada.
—Tu padre va a hacer internado en el hospital psiquiátrico—Sollozo.
La chica no se lo esperaba ya que su madre solía guardar las graves noticias para la casa, pero en este caso era distinto. Valery solo se quedó en silencio, sospechaba que ella también tenía ese o esos problemas de su padre, pero no quería verse como una loca y mucho menos perder el control, las cosas horribles que veía y los sueños traumáticos con los que tenía que vivir cada día se habían incrementado y ya no lo soportaba.
Valery tenía un plan, uno estúpido que hasta ella misma optaba por no realizar, iba a huir de casa y buscar a esa cosa que tanto la atormentaba al bosque, pero había un problema ¿Era real lo que veía?¿Y de qué le serviría después de todo? pues sin su padre era más que feliz, ya que su madre era dulce, agradable y comprensiva, ella lograba ser idolatrada por una adolescente rebelde y ser descrita como la más extraordinaria persona en el mundo, si se iba de casa perdería tanto tiempo y amor, tanto de esa mujer que había dedicado cada instante de su vida a ella, solo estaría siendo egoísta y no de la manera agradable, sino de la peor manera inimaginable, estaría siendo una malagradecida.
Su madre giro el volante hacia la derecha y a tres casas de la vuelta se encontraba la suya, una hermosa casa con cerco de madera, arbustos y un enorme árbol de sauce en el patio delantero, Herrie estaciono el auto en frente del garaje y apenas había girado las llaves dentro del encendedor cuando ya Valery se había bajado bruscamente del auto solo para dirigirse a la puerta y entrar rápidamente a su hogar, la chica que ya pasaba por ese ritual de bienvenida cada día desde que llegaba a casa hasta que se iba solo miro el espejo al final del pasillo y observo a una criatura tomando sus hombros, ella apretó la mandíbula, cerro los ojos y dio cinco pasos creyendo que había perdido el miedo al enfrentamiento visual. Lo que ella creía que era la muerte, la obligaba a sellar la puerta a su espalda y a abrir sus ojos solo por curiosidad, en cuanto escucho la voz de su madre, respiro profundo y salió corriendo hacia su habitación, subió sin mirar atrás por las escaleras y cerro con fuerza la puerta pensado con angustia.
« ¿Estoy loca verdad?¿No es posible?¿O sí?¿Qué diablos es esa cosa?¿Hasta cuándo va a seguir esta tortura?» ella miro la ventana abierta notando que en el alféizar había unas pintas rojas, agitada trago saliva y escucho a su madre en la cocina.
—¿Hija, estas bien? —Le grito en lo que entro.
—Si mama estoy bien—Respondió con miedo— No te preocupes concluyo airada.
—Estaré en donde los Milton, llámame si necesitas algo—Dijo amena, sabía que a la chica podía afectarle toda esa carga emocional que su padre había dejado atrás.
Se escabuyó lentamente hacia la ventana para razonar porque estaba abierta si ella siempre la cerraba, se asomó hacia el patio trasero y miro a su madre hablando con Josh Milton y noto que no parecía haber entrado en la casa, a Valery le entro un escalofrío por todo el cuerpo, muy pronto observo que las pintas de rojo era sangre de un pájaro pequeño tirado en la alfombra que tenía cerca de la cama, estaba casi extinto todo su razonamiento, y ya empezaba a entregarse a la locura por mera coincidencia, se estremeció al escuchar que alguien subía por las escaleras, corrió a cerrar la puerta con seguro y rodó un portalibros pequeño que estaba al lado de su cama.
Valery se asomó nuevamente a la ventana y miro a su madre pasar donde los vecinos, con tanta tranquilidad que hasta pensó que no oía todo el ruido que había en la casa, ella le grito hasta no más poder y su madre no logro mirar atrás, eso la abrumó más.
La chica se dirigió a su cama y se sentó en la orilla, visualizo en el armario que tenía las puertas abiertas de par en par y se encontró yendo a tomar un tubo metálico sobrante del sujetador de la cortina en su baño, luego se sentó nuevamente en la cama fatigada mirando la puerta con somnolencia, ya casi caía la noche y la chica estaba tan agotada por las largas e incómodas horas en el hospital que se tumbó en el colchón y quedo inconsciente casi de inmediato.
La chica despertó de golpe y se dio cuenta de que ya era de noche por lo oscura que era su habitación, percibió un olor putrefacto en el aire, Valery abrió por completo sus ojos y miro a una entidad frente a su cama con los ojos rojos, tanto que brillaban en la oscura habitación, cuando estuvo a punto de gritar, lo que ocurrió fue que su voz no lograba ser emitida y su extremidades movidas, una mano sujeto su tobillo izquierdo y otra su tobillo derecho en ese mismo instante fue jalada con fuerza hacia un portal del que salían dientes como cierras y en su intento por librarse de las manos monstruosas que la sujetaban solo fallo, absorbida por el portal desapareció sin dejar otro rastro más que el de una sangre hedionda y una habitación que no parecía haber sido forzada de ningún modo.
Su madre ya estaba dentro de la casa refunfuñando por el hecho de que Valery no hubiese encendido ninguna luz, mientras ella estaba con los vecinos, llamo y al ella no contestarle creyó que tenía de nuevo los audífonos puestos, en ese mismo instante subió por las escaleras y miro unas manchas de pisadas en el suelo del pasillo, intrigada camino hasta la habitación de su hijas y miro la puerta abierta, la cerradura no estaba forzada de ninguna manera y en cuanto encendió la luz grito al ver toda la habitación desordenada y un charco de sangre concentrado en el borde de la cama.
Herrie llamo a emergencias alterada, sin tener idea de que había pasado, solo para correr histérica a tener consuelo de sus vecinos quienes la ampararon sin dudas, para ella ese día había sido un completo y desmesurado desastre donde no solo alejaban a su esposo sino que también a su pequeña niña .
En cuanto la policía apareció Herrie fue interrogada rápidamente por el detective Howl Reeves un hombre cuarentón con una figura dominante y rostro desgastado con el tiempo, mientras en la escena de lo que parecía ser un secuestro y homicidio estaba el equipo forense, en su análisis Howl observo que Herrie parecía la típica madre angustiada y era de esperarse cuando su hija desaparecía en solo cuestión de horas y su habitación estaba hecha un desastre. El detective la consoló y observo con perspicacia que el secuestrador dejo un rastro de lo que parecía ser quemaduras en el suelo con olor a azufre, el hombre se cubrió la boca y la nariz con un pañuelo blanco que guardaba en su bolsillo y se extrañó de esa irregularidad.
De inmediato una patrulla de ineptos ya estaba en marcha para seguir la búsqueda de la chica, Valery fue rastreada durante cuatro horas hasta donde parecía estar un acantilado en Altin, (Columbia, Canadá) se seguían por supuesto las únicas marcas o indicios de que algo la había estado arrastrando y esas eran las huellas negras con olor azufre.