Para mí vivir significa sufrir.
Es la mera verdad, después de un retazo de felicidad viene una tormenta de sufrimiento.
Pero eso no debe de importar ya, el ser y vivir una vida humana ya es difícil.
No distingo bien entre la realidad y la ficción.
Soy adoptada y justo ahora paso por una adolescencia caótica donde las hormonas, el estrés y la sociedad me sofocan, pero a parte de todo eso, hay algo peor que influye en todo ese estrago.
Sé que hay personas diferentes, pero mi singularidad están anómala a tal punto de ser casi incomprensible, decidí alejar a todos de mi, desde pequeña se que hay algo en mi.
Algo tan siniestro y malvado que me atormenta.
Recuerdo claramente ese día, el día en que mi padre adoptivo empezó a desarrollar una enfermedad mental, él aseguraba que era mi culpa y yo ...
...Tal vez le creía, entre él y mi madre adoptiva, realmente la amaba a ella, porque cuando mis verdaderos padres desaparecieron sin dejar rastro, el ir de orfanato en orfanato y ser seleccionada como un cachorro en la tienda de mascotas por padres que me terminaban devolviendo a la semana, realmente era dificil.
Pero Herrie ella si era una mamá de verdad, ella si aceptaba la oscuridad en mi.
Pero yo no tanto, le temía a ese algo que sin titubear me acechaba, que sin dudar quería algo más de mi.
En fin, vivía feliz con mi madre pero no tanto con mi supuesto padre, sabía que él me temía, sabía lo macabro en mi y eso le molestaba, intenté llevar una vida normal todo el tiempo que pude y cada día al levantarme me decía a mi misma —hoy es diferente— si con diferencia se refieren a más desastres como:
Ser ignorada por toda la clase y vista con temor, vaya que si les daba miedo, decían que tenía una sombra muy peculiar y a pesar de todos mis esfuerzos por encajar solo lograba poner un bloque en la construcción.
Pero no importaba, ya no importaba absolutamente nada solo vivir o creer que vivía.
Solo yo se la verdad de mi misma.