Morgana Van Tassel fue despertada con una extraña y ridícula noticia.
Tenía un sobrino.
Un niño delgado y muy sucio, la Marquesa se cubrió la nariz con un paño y lo miró de pies a cabeza – ¡así que este es mi sobrino nieto! – su mirada era fría y arrogante – ¿cuál es tu nombre?
– Eli – susurró.
– No puedo escucharte, habla claramente.
– Mi nombre es Eli – hizo su mejor esfuerzo para decirlo en voz alta.
La Marquesa Morgana sonrió – un nombre muy corto y muy común, un niño como tú jamás se convertirá en mi heredero.
– Yo no...
– Vienes aquí con una insignia que mi padre le dio a tu abuela y me dices que no quieres convertirte en mi heredero – lo miró fríamente y él negó con la cabeza tan fuerte como pudo – ¿no es eso?, entonces dime, ¿qué era lo que esperabas conseguir al llegar has
