137. Tierra prohibida (3)

1475 Words
Su cuerpo estaba tendido sobre un sillón, tenía el brazo izquierdo extendido mientras que el derecho se recargaba sobre su frente, la expresión adormilada, labios entreabiertos, tobillos expuestos y su pecho subiendo y bajando a causa de su nerviosismo. – ¿Qué haces? – Posar para tus fantasías – pensó Tatiana – no me lo agradezcas, me apena tener que herirte. – Comenzaremos por ver qué tanto has leído, entre las nuevas escrituras y las antiguas hay diferencias básicas, ¿puedes mencionar alguna? Era obvio que Patrick desviaba el tema y evitaba mirarla a propósito, siendo sacerdote, no podía amarla libremente y debía guardar ese afecto en lo más profundo de su corazón. Era tan lamentable, hacía que se sintiera culpable. – ¡Tu respuesta! – ¡Ah!, ¿cuál era la pregunta? Patrick hizo una anotación – diferencia entre las antiguas y las nuevas escrituras. La sabía. – En las antiguas escrituras la diosa Ameritia tuvo cuatro hijas. – Esa es una de ellas. Se sintió emocionada. – Las nuevas escrituras son un análisis e interpretación de los sacerdotes y dirigentes del templo, las antiguas escrituras son un compendio de vivencias descritas por las personas que conocieron a las hijas de la diosa, el peligro de leerlas radica en la teoría de que, si cien personas miran un mismo evento, tendrás cien descripciones diferentes. Tatiana ladeó la cabeza – yo creí que la única diferencia era en el número de Santas, ¿no es una diferencia muy grande? – ¿Qué tanto leíste? – Bueno, leí un poco del principio de cada capítulo. Patrick respiró profundamente – podría decirse que las antiguas escrituras son el hecho y las nuevas escrituras la interpretación, la diosa Ameritia envió a la tierra a sus cuatro hijas, Sanación, Purificación, Bendición y Maldición, Sanación tenía la misión de curar las enfermedades y crear un mundo en el que las personas no enfermaran, Purificación debía fertilizar toda la tierra y llenarla de abundancia, Bendición debía poner fin a las guerras y Maldición era quien castigaría a los infieles. Tatiana asintió poniendo mucha atención y cuando llegó la pausa, no supo qué decir. – ¿Algo que llame tu atención? Llamaba su atención descubrir que en verdad iban a estudiar. – ¿Algo? – Si – respondió por inercia y pensó muy rápidamente antes de detenerse – bueno, esas misiones no se cumplieron, las personas se enferman y todavía hay guerras. – Es correcto, las cuatro hijas de la diosa fallaron su misión. Tatiana se sintió un poco confundida, el templo nunca mencionaba eso. – Las hijas de la diosa Ameritia eran antes que todo humanas, la diosa quiso que nacieran de esa forma y como tal, cometieron errores. Buscó entre los pergaminos regados sobre la mesa y encontró un antiguo relieve de un campo en donde se podía ver el poder de purificación cubriendo el suelo de flores y el poder de Bendición como una luz representada con líneas que venían de una espada. – Había quince religiones diferentes cuando Bendición intentó evangelizar todo el continente, era una labor titánica, una vida no bastaba, Purificación debía fertilizar toda la tierra y por trabajar sin descanso enfermó, Sanación se retiró del grupo para cuidarla, pero Bendición no quería detenerse así que Sanación le rezó a la diosa pidiéndole que entendiera que la misión que les encomendó tomaría muchos años y fue así como nació la primera Santa, más adelante hubo conflictos entre Maldición y Bendición. El otro dibujo ilustraba lo que se consideraba una disputa entre ambas Santas. – Maldición quería castigar a los herejes con la muerte y Bendición quería que fueran perdonados siempre que aceptaran la religión de la diosa Ameritia, ese fue un conflicto muy grave, los hombres que cometen crímenes, ¿deben ser castigados o perdonados?, ¿qué acto es más justo?, ¿y cuál era la postura de la diosa?, sí se supone que sus hijas son las portadoras de su palabra, no deberían tener disputas, fue una situación muy delicada y en un acto criminal, Maldición marcó a los pecadores y los condenó a jamás pisar tierra santa. Los condenados. – Años después, Bendición llegó al norte, al territorio de Minerva en Barbaros y la diosa la llamó, su misión no estaba completa, no evangelizó a todo el continente y luchó por no ser llamada, ella miró atrás muchas veces antes de dejar este mundo y el área que no cubrió con su poder hoy es conocida como tierra prohibida. La tierra que jamás fue pisada por una Santa. – Entonces la diosa Ameritia apoyaba a Maldición, por eso no dejó que Bendición evangelizara todo el continente y creo una zona donde los condenados podrían vivir cómodamente. – Como te dije, es muy peligroso que las escrituras sean leídas sin una guía, la diosa Ameritia apoyó a sus dos hijas. ¿Eh? Tatiana parpadeó un par de veces. – Maldición pudo castigarlos tal y como deseaba y al mismo tiempo fueron perdonados, porque en lugar de morir fueron exiliados, se les dio la oportunidad de enderezar sus vidas y encontrar el amor de la diosa. Eso lo explicaba un poco, pero solo un poco – así que, ¿aman a la diosa? – No, la odian. – ¡Ah! – ¿Lo entendiste? – Entendí algo. Entendió por qué las personas no leían las antiguas escrituras y por qué recibía miradas tediosas cuando las estaba estudiando, resultó que eran esa clase de sin sentido. – Ya que tenemos una idea, ¿por dónde quieres comenzar? – ¿No hemos terminado? – Esa fue la introducción, falta la lectura. Y..., ¿a él le gustaba leer las escrituras? Tatiana miró a su alrededor preguntándose por primera vez qué estaba haciendo, tenía tres pretendientes esperándola en el marquesado Felian, uno de ellos compró todas las sortijas de una joyería para que ella eligiera la más apropiada y otro esperó en su puerta bajo la lluvia por una tarde completa solo para escucharla rechazarlo. Eso sin contar los hombres que se acercaron a su padre con propuestas desde que llegaron a la capital. Había literalmente una docena de hombres que no se sentarían a leer estando ella presente y, sin embargo, estaba ahí, en una habitación que olía a papel y a tinta, sentada en un sillón viejo e incómodo y siendo ignorada por un hombre que ni siquiera era atractivo. – Estos son los que seleccioné para que comiences. En verdad, había mejores opciones, no tenía que quedarse a perder el tiempo, podía irse cuando quisiera. – Tatiana. Por primera vez, Patrick Silas dijo su nombre. – ¿Te sientes bien? – Creo que me siento un poco sofocada – se acercó – tal vez si me tomas el pulso – sujetó la mano de Patrick y la presionó sobre su pecho – y repentinamente siento mucho calor, ¿estaré muriendo? – se acercó más asegurándose de ejercer presión para que él no pudiera liberar su mano – ¿es muy grave? Patrick intentó apartarse, pero sintió algo inusual – de hecho, podrías tener taquicardia, llamaré a un médico. Tatiana fue arrastrada por negarse a soltar su mano y cayó del sillón, desde que comenzó a acercarse solo estaba sentada en la esquina, no fue difícil que su cuerpo se inclinara. Viendo el desastre de los libros Tatiana se levantó – tengo que irme, vendré mañana, muchas gracias por la tutoría – salió corriendo y dejando sus apuntes y sus guantes atrás. De vuelta en su carruaje las mejillas de Tatiana adoptaron un tono rojizo y se cubrió de prisa, por extraño que fuera, presionó su mano sobre su pecho para tener una idea de lo que Patrick sintió al tocarla y emitió un pequeño grito. Fue muy atrevido al tocarla de esa manera, ella debía tener más cuidado o él se aprovecharía, y siendo tan débil y frágil, los hombres de ese tipo no eran buenos. Notó que olvidó sus cuadernos y al llegar a casa se apresuró a escribir sobre ese día, no quería dejar que el tiempo pasara y olvidara el sentimiento, al terminar guardó la hoja en un sobre y escribió el nombre de Patrick y su dirección. Enviar dos cartas por semana era mucho trabajo, debía adelantarlo y escribir tantas como le fuera posible. Aunque Patrick resultó ser un hombre tan arrebatado, ella era buena y comprendía que no era su culpa, siendo tan hermosa era normal que él no pudiera controlarse, por seguridad, Tatiana debía ser dura y rechazarlo tajantemente. Al día siguiente, se presentó con un pequeño abrigo delgado y debajo de la tela blanca llevaba un vestido mucho más escotado y un talle que levantaba su busto, también usó un labial rosado, quería que Patrick recordara su sonrisa en los días lluviosos y usara ese recuerdo como un consuelo.  
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