Las señoras comenzaron a acomodarse en las sillas, mientras contaban relatos y se ponían al día con las noticias del club. Había una sensación de camaradería entre ellas, ya que muchas eran amigas desde hacía años y se reunían de forma regular para disfrutar de su pasión por el té y el café, además de la conversación. La reunión prometía ser una tarde encantadora, llena de charlas amenas y tal vez algunas sorpresas. Cada dama estaba lista para propiciar un diálogo y disfrutar de la compañía de las demás mientras saboreaban deliciosos bocadillos y bebidas calientes. En medio de la jornada, Mrs. Drexler dio a conocer a su hijo. La presentación de Heinrich ante sus amigas causó un alboroto entre las damas, que no pudieron evitar elogiar su apuesto rostro, su porte elegante y su carisma. Comen