La tarde avanzaba y Mrs. Sophie Drexler regresó a su mansión después de una tarde de compras junto a su ama de llaves. El lujoso automóvil se detuvo frente a la imponente entrada de la casa. La mansión se alzaba majestuosa, con su arquitectura clásica y jardines perfectamente cuidados. Ambas mujeres descendieron del vehículo, llevando consigo las bolsas de compras que contenían los tesoros adquiridos durante su excursión. El chofer, que las había conducido con pericia durante la jornada, les abrió la puerta y se encargó de llevar las bolsas al interior.
Mrs. Drexler, elegante y distinguida como siempre, caminó con gracia hacia la entrada principal. La ama de llaves la siguió de cerca, y ambas compartieron una conversación animada sobre las adquisiciones del día.
El recibidor de la mansi
