Heinrich contesta la llamada de Elizabeth. Al hablar con ella, de nuevo lo volvió a invitar a un restaurante y también a Sir. Aunque en esta ocasión no mencionó a los amigos, solo a Arthur. Preferiría evitar reunirse con Elizabeth, para no sentirse incómodo al estar con ella. Pero tenía un gran apetito, debido a que no había comido nada desde el desayuno. Así que le respondió que sí. Heinrich llegó a un gentil restaurante nocturno al aire libre. El sitio estaba adornado con luces tenues y suaves, que creaban una atmósfera acogedora. Mesas de madera oscura, con manteles blancos y lámparas, se distribuían en el patio rodeado de exuberante vegetación. Una fina brisa cálida soplaba con suavidad, llevando consigo los aromas de las flores y las delicias culinarias que se preparaban en la cocina