Heinrich tensó la mandíbula y se permaneció viendo a la secretaria de Ms. Harden, sin temor. Era más como con un semblante desafiante hacia la mujer que estaba delante de él. "He reconsiderado su propuesta. Si quiere saber mi nueva decisión. Entonces vaya a mi empresa. Si cambia de parecer, lo estaré esperando en mi oficina”. Esas era las palabras de Ms. Harden que lo había motivado a venir, solo para no dejarlo pasar. A final de cuentas sí había sido un tonto por confiar en esa soberbia mujer. Mantuvo su cabeza levantada, mientras sus ojos, incendiados en una llama de ira contenida, en tanto enfocaba a la secretaria que, al igual que su señora, eran odiosas y cortantes. Dio un paso hacia adelante, acercándose a aquella señora, haciendo que retrocediera. La personalidad detestable de esas