6 En la oficina trataba de manejarme como un fantasma, sin que Benjamín me viera, cosa que era imposible, porque se la pasaba buscándome o preguntando por mi. Eso me molestaba mucho, porque todos hablaban sobre su actitud, especialmente mi amigo y asistente en metiche Gastón. - Ya te dije que no es nadie – volví a decir por enésima vez a Gastón- y ya deja de preguntar o me enojare. - Esta bien, esta bien – dijo levantando las manos a modo de rendición- pero no me chupo el dedo. Dejare que hables cuando estés lista. - Gracias – el entendió que no estaba para bromas, que había algo delicado que no quería enfrentar- de verdad gracias. Estaba almorzando en mi oficina, no quería ir al comedor porque sabía que me encontraría a mi karma. De momentos me enojaba, recordaba una y otra vez el