Capítulo 7. Beso de amor verdadero

3274 Words
Alyssa caminaba hacia la escuela que estaba tan solo a cuatro cuadras de su casa, cuando alguien gritó su nombre se detuvo para mirar a quien la buscaba —Hola, soy Ellina. Alyssa la espió de arriba a abajo, le parecía familiar, no la recordaba porque su memoria anterior estaba borrada, pero pronto se sintió intimidada, esa chica era mayor que ella y muy bonita. Era todo lo que la insegura adolescente Alyssa quería ser: alta, rubia, con un cuerpo definido de mujer y unos hermosos ojos de color verde. —. Tengo algo muy importante que decirte y tienes que escucharme. —Claro —dijo Alyssa —Tienes que venir conmigo, el fin del mundo se acerca y… —Ellina no alcanzó a terminar cuando fue interrumpida —¿Es una broma?, ¿Quién la planeó?, ¿Fue Marcos o ha sido Pablo?, o ¿fue alguien más? —Alyssa la miraba inquisitivamente —No sé de qué hablas. —Yo soy parte de las chicas locas, si te metes conmigo, entonces todas te daremos una buena lección —dijo Alyssa en tono intimidante. Dentro del colegio al que asistía había creado amistad con un grupo de adolescentes, que se llaman así mismas las chicas locas, eran muy populares en la escuela —No es una broma —Ellina la tomó del brazo a un lado para separarla de los transeúntes—. Escucha no es una broma, tenemos que buscar a alguien antes del fin del mundo Alyssa la miró asustada, la chica le daba miedo —Pero... ¿Yo que tengo que ver en eso? —Todo. Mira resulta que en la otra realidad… —Ellina la miró en silencio por unos minutos, meditó sobre decirle la verdad, era muy joven y pensó que no lo comprendería, además, no tenía tiempo. —Soy un hada, Ellina de Hansti, hemos elegido a algunas personas para intentar salvar el mundo. Alyssa casi gritaba de la impresión —¿Qué?, pero yo… soy una simple chica. —Lo sé, pero eres necesaria —dijo Ellina —Pero yo no sé hacer nada, apenas y puedo estudiar, ¿Cómo podré ayudar? —No lo harás sola. Tenemos que encontrar a alguien que nos ayudará—dijo Ellina —¿Quién? —Usualmente le llaman alma gemela. Alyssa, que era muy ingenua, sintió como si hubieran pronunciado una palabra mágica, algo que encajaba perfecto en su rompecabezas mental. No entendía como lo sabía, ni por qué estaba tan segura como nunca en su vida, pero era la respuesta a cada una de sus preguntas cuando subía al árbol a observar las estrellas. Nadie se lo dijo, pero era su única verdad. —¿En verdad tengo un alma gemela?, ¿Alguien que me espera en su vida? Ellina la miró confundida —Sí. —Y, ¿Dónde está? —Debemos ir por él —dijo Ellina —Pero, en mi casa me buscarán y ¿El colegio? —Soy un hada, me encargaré. Alyssa asintió, mientras sonreía, solo quería estar frente a su alma gemela, jamás había escuchado sobre eso, pero creía que era su destino —Toma mi mano —dijo Ellina y Alyssa obedeció, después el hada tomó su traslador, nombró la ciudad, y oprimió el botón, un segundo después desaparecieron. Algunos transeúntes se habían sorprendido al verlas desvanecerse, pero había pasado tan rápido, como un pestañeó, que no supieron si era real y después lo olvidaron. Cuando llegaron a Oklahoma, Ellina tuvo que esperar a Alyssa no de muy buen humor. Aquella niña se estaba acostumbrando a la alta velocidad, así que estaba sentada en una banca recuperando el aliento mientras bajaba su adrenalina. —¿Y por qué no tienes alas? Aquella pregunta le parecía estúpida, pero Ellina tuvo que responder —Las hadas no vuelan. —¿Cómo qué no? —preguntó Alyssa indignada —. Todos los cuentos dicen que las hadas pueden volar, tienen varitas mágicas y saben hacer hechizos de amor. —¡Qué no! —dijo Ellina enfurecida. Alyssa la miró temerosa y dijo —Está bien, entonces no. El hada respiró profundo para recuperar la calma —Eso era antes, cuando iniciaba la existencia de las hadas por el universo, entonces las hadas usaban alas para volar, o incluso se teletransportan, porque no sabían de tecnología, y hacían esos hechizos, porque eran primitivos, y no solo hacían hechicería de amor, sino de todo tipo. —¿Y tú no sabes hacer eso? —¿Crees que soy primitiva? —preguntó Ellina indignada, Alyssa negó —Pero, ¿Cómo vas a detener el fin del mundo? —Eso te lo contaré después —dijo Ellina luego señaló hacia un restaurante—. Mira ahí es donde trabaja, se llama Raúl Medellín. Alyssa escuchó aquel nombre, pero no le decía nada. —Entonces hay que ir ahora mismo —dijo impaciente Ambas caminaron hasta el restaurante, pero antes de llegar Ellina la detuvo. —Espera. Antes iremos a comprar ropa, a dónde iremos después no podrás ir vestida así. Alyssa la miró confundida, pero la siguió, ingresaron a una boutique. Alyssa comenzó a tomar un montón de ropa que le gustaba, Ellina la observó con fastidio —Alyssa deja esa ropa, solo llevaremos algo básico. Alyssa decepcionada dejó el resto de la ropa. Ellina eligió unos jeans, y una camiseta de color blanco, tomó uno tenis y unas zapatillas de tacón, también tomó un kit de maquillaje. Antes de salir Ellina hizo un hechizo del tiempo para evitar pagar. —Ellina, eso es robar. Aquí y en Marte —dijo Alyssa —Bueno, pues en Hansti, no —dijo Ellina muy tranquila —Pero, sí lo es —refutó Alyssa —¿Puedes callarte? —dijo Ellina Caminaron hasta ingresar al restaurante, pero Alyssa se detuvo en la puerta —¿Ahora qué? —preguntó Ellina —Estoy muy nerviosa, conoceré a mi alma gemela —dijo Alyssa Ellina hizo un gesto de fastidio y la obligó a ingresar. Tomaron la mesa del fondo. Esperando que Raúl Medellín apareciera. No tardó en aparecer, estaba atendiendo algunas mesas. Ellina lo miró dudosa de si era él o no, pero cuando lo vio de frente supo que era él. Era una versión mucho más joven, con veintitrés años, estaba más delgado y su rostro era más suave que antes. Sonreía y trataba muy bien a sus clientes, sobre todo, si eran féminas, para asegurar las grandes propinas que le otorgaban. —Es aquel chico —le susurró Ellina a Alyssa, ella lo miró de reojo, bastante nerviosa —Ve al baño y cámbiate, te alcanzaré en algunos minutos—dijo Ellina a Alyssa y la obedeció. Entonces Ellina aprovechó para usar su telepatía y así supo que Raúl iría al bar Soul Culture al terminar la jornada laboral. Cuando Ellina fue al baño Alyssa ya tenía la ropa puesta, salieron del restaurante y en uno de los callejones se detuvieron, Ellina maquilló a Alyssa, y la playera la había anudado para que pareciera un top, le había puesto unos tacones intentando que pareciera mayor de edad. La noche cobijaba todo Oklahoma y el bar Soul Culture ya estaba llenándose de gente que solo buscaba divertirse; había un cadenero afuera, decidía quién entraba y quién no. Pronto Ellina comprendió que no las dejaría entrar, así que el hada optó por hacer otro hechizo del tiempo y ambas chicas entraron. El bar era oscuro, había una pista de baile justo en medio y había mesas alrededor, al fondo había una barra donde se servían tragos. Ellina y Alyssa caminaban por el bar en busca de Raúl. Ellina lo visualizo en la barra y ambas se acercaron a él. Alyssa estaba muy nerviosa —¿Raúl? —preguntó Ellina. El joven las miró confundido —Hola, ¿Nos conocemos? —Claro —dijo Ellina al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla—. Soy Ellina y ella es mi amiga Alyssa. Ellina tomó el brazo de Alyssa para empujarla adelante y que quedará a la vista de Raúl, pero este se limitó a sonreír sin mucho interés, parecía más interesado en el hada —¿De dónde son? —preguntó Raúl al no reconocer su acento —Somos de pueblo del Norte, ¿Y tú? —dijo Alyssa —Yo soy de pueblo del Centro. —¿En serio?, dicen que sus ríos son hermosos —dijo Alyssa con sus ojos brillantes —Sí —dijo Raúl sonriente, recordando su amado pueblo. Ellina los miraba con hastío, ella quería terminar su trabajo —¿Por qué no van a bailar? Raúl dudó al instante y le dio un largo trago a su cerveza mientras miraba a las chicas, no era tonto, sabía que la de cabello castaño no debía superar los quince años y no quería líos —Baila tú conmigo, nena —dijo —¿Yo?... no puedo —dijo Ellina confundida Pronto una chica que parecía conocer a Raúl lo llevó hasta la pista de baile. Ellina y Alyssa observaron decepcionadas. —Haz algo Ellina, aléjalo de esa chica. —Espera conserva la calma —dijo el hada mientras pensaba que hacer, nada se le ocurría a Ellina. Y las horas seguían pasando. —Haz un hechizo de amor —dijo Alyssa inquieta —¡Qué eso no existe! —dijo Ellina enfadada—. Tengo una idea—dijo tomando la mano de Alyssa—. Todo dependerá de ti, ve a los baños y espera a Raúl ahí, habla con él, hazle entender que es tu alma gemela, es la última oportunidad que tendremos para salvarlo. Alyssa la veía mortificada —Puedes hacerlo, yo creo en ti —dijo Ellina. Alyssa asintió y después la abrazó, el hada no esperaba aquello, así que se quedó inmóvil, bastante incómoda, Alyssa rompió el abrazo y se levantó para ir rumbo a los baños. Raúl había terminado de bailar y se dirigía a los baños por una imperiosa necesidad de orinar. Ellina lo esperó paciente en una esquina y al verlo pasar le llamó por su nombre, Raúl se detuvo. —Oye, tu amiga es menor de edad, yo no quiero problemas. De una vez te advierto que no soy de los chicos que regala el dinero a las chicas lindas solo por sus favores. No vas a obtener nada, estás en la dirección equivocada —dijo Raúl. Ellina lo tomó de la mano con fuerza aquellas palabras la habían molestado, aquello casi había sido como una liberación instintiva, pero al hacerlo usó uno de los poderes más antiguos y prohibidos en el mundo Hansti, la predicción o como se conocía antiguamente la visium. Ellina miró a la nada e intentó recuperar el aliento, sin pensar dijo: —Debes ir a casa, tu madre te necesita —Raúl hizo un gesto de confusión —¿Qué dices?, ¿Quién eres para decirme esas cosas? —Tienes que ir a casa, después de cinco años tu destino está ahí, tu madre te extraña. Raúl dio un paso hacia atrás, impresionado, ¿Cómo sabía cuántos años estaba lejos de casa?, cuando se recuperó la miró molesto, y dio media vuelta para ir rumbo a los baños. Ellina en cambio, se había sentado sobre una silla para recuperarse, sentía un frío que recorría su cuerpo. Ella jamás había hecho algo así y nadie nunca se lo había enseñado, así que no tenía ni idea de cómo lo había conseguido. Era algo prohibido, pues creían que la gran energía era quien decidía el destino de cada ser viviente y no era compatible con las hadas viendo el futuro. Antes de llegar al baño Raúl encontró a Alyssa, estaba fastidiado —Raúl, tengo que decirte algo —dijo Alyssa —Seguro, antes tengo que ir al baño —dijo mientras caminaba al baño de hombres —Te esperaré aquí —dijo ella. Una vez que Raúl termino de orinar, se lavó las manos, después se mojó el rostro, tenía mucho calor. Aquella chica, Ellina, le había hecho pensar en su madre, era el gran amor de su vida, la extrañaba mucho y con pesar había recordado que llevaba casi un mes sin llamarla por teléfono, ni enviarle cartas. No podía quejarse de su trabajo tenía buena paga y las propinas eran estupendas, tenía una bonita casa y un carro, tenía amigos y chicas lindas con las que divertirse cada fin de semana, aunque estaba solo, era muy joven para sentir aún el dolor de la soledad. Pero no pudo evitar que una angustia se apoderara de su ser. Quería escuchar la voz de su madre otra vez. Al salir del baño observó a Alyssa al final del pasillo, la luz de la farola era tenue, ella sonreía y era una linda sonrisa. —Oye no sé cuáles son los planes que tengan tú y tu amiguita —dijo Raúl —Solo escúchame un minuto —dijo Alyssa. Raúl observó sarcástico su reloj con una media sonrisa y luego la miró —Somos almas gemelas, nos amamos —dijo Alyssa Raúl iba a gritar «¿Qué?», pero no pudo decir nada, porque Alyssa había tomado su rostro entre sus manos y había unido sus labios con los suyos tomándolo por sorpresa. Ella tenía sus ojos cerrados y él también los cerró por instinto. Cuando quiso liberarse y retirar las manos de su cara no pudo hacerlo, porque Alyssa se había aferrado más a él. Era un beso suave y dulce. Muy diferente a cualquier otro que Raúl recordará, así que por un solo instante se dejó llevar por aquella sensación. Pronto el beso se volvió apremiante. —¡¿Qué haces?! ¿Sabes qué puedes ir a la cárcel? ¡Ella es menor de edad! —dijo el cadenero enfurecido golpeando la pared Alyssa y Raúl se habían separado al instante —Y tú vienes conmigo, ¿Te crees muy lista? ¿Dónde está tu amiga? —dijo al tomar del brazo a Alyssa y llevarla fuera del bar, ella le gritaba a Raúl, pero él no hizo nada, se dio la vuelta y caminó al fondo del bar en busca de las casetas telefónicas. De su cartera sacó una tarjeta magnética y la insertó al teléfono, marcó el número de casa. Ellina lo miraba de lejos. Raúl hablaba con su hermana. La sonrisa inicial se le había borrado en un momento —Estaré ahí lo más pronto posible —dijo y colgó. Su madre estaba enferma y lo necesitaba en casa, Raúl no tenía nada que pensar, apenas saliera del bar iría rumbo a Pueblo del centro. Ellina lo sabía, había leído su mente. El hada experimentó unas absurdas ganas de llorar, pero los Hansti no lloraban. ¿Quizás nada les hizo llorar?, todo su esfuerzo no valía la pena, Raúl iría a casa, porque su madre pronto abandonaría la vida, Alyssa moriría desalmada y ella sería el gran fracaso del mundo Hansti. Cuando salió fuera del bar encontró a Alyssa corriendo tras el carro de Raúl, Ellina la detuvo tomando su cintura. Raúl las miraba por el espejo retrovisor desconcertado, pero no se detuvo. —No lo entiendo, hice lo que dijiste. Le di un beso de amor verdadero, dicen que funciona siempre, pero no funcionó. —Ven conmigo, caminemos —dijo Ellina Caminaron hasta llegar a un parque, Ellina miró a Alyssa, ahora la veía bien y pensaba en ¿Cómo había planeado algo tan tonto como eso?, Alyssa llevaba su maquillaje con brillos y labios rosados, pero eso no la hacía ver mayor. Cuando se quitó las zapatillas y se colocó los tenis pudo descansar. —Tú dijiste que era mi alma gemela, no entiendo qué salió mal —dijo Alyssa —. ¿Alguna vez te pasó también así? —Los Hansti no conocemos las almas gemelas, ni ningún tipo de relación o conexión como la de ustedes. —¿No? —dijo Alyssa confundida —Los Hansti somos la última y más elevada encarnación, cuando finaliza, si somos lo suficiente dignos nuestra alma se une a la gran energía—Ellina miró a Alyssa quien no parecía comprender, no tendría remedio era incomprensible para su pensamiento —Pero, ¿Cómo viven sin amor? —Los Hansti servimos directamente a la energía creadora. —¿Y cómo sabes de almas gemelas? —He leído libros —dijo Ellina —¿Qué has leído? —Alyssa parecía muy intrigada —Todos los seres del universo que vibren energéticamente arriba de tres puntos, tienen un alma gemela, es como una conexión invisible que une a dos seres con una fuerza poderosa, hará que estén cercanos uno al otro por toda su encarnación. Las almas gemelas siempre se encontrarán en la vida y no siempre estarán juntas —dijo Ellina repitiendo de forma automática las frases escritas en los libros que leía —Pero... —Alyssa la interrumpió decepcionada —Las almas gemelas provocan un cambio entre sí, algo parecido a cuando ocurre una falla tectónica, modifican la forma en que cada uno mira su mundo. Y no siempre terminan juntas depende de la vibración que generan, si provocan muy baja van a padecer adrenalina, sensaciones de placer o dolor y poco control emocional, lo cual los alejará para evitar daño, si la vibración es elevada pueden experimentar sueños compartidos, sentimientos armoniosos, paz y evolución. Sea como sea, las almas gemelas son siempre las mismas, expanden su conocimiento y fortalecen a la energía creadora. Pero no siempre son una historia romántica, hay almas gemelas que tienen roles como madre e hijo, hermanos, amigos, incluso hasta completos desconocidos, varían incluso entre edades, género y razas. —¿Puedes explicarlo más simple?, como un resumen —dijo Alyssa dudosa, Ellina la miró incrédula —Bueno yo lo entiendo así; son dos almas unidas, cuyo objetivo es aprender una de la otra; tomar el conocimiento y usarlo como trampolín para evolucionar y llegar a la gran energía creadora, que es la unión de todo. —De todas formas, no entendí —dijo Alyssa negando —La verdad yo tampoco —dijo Ellina con voz suave y decepcionada Alyssa caminó unos pasos, mientras lágrimas calientes escurría por su rostro —Pero, ¿Por qué estás llorando? —Porque Raúl se fue, el mundo se acabará y tengo miedo. Ellina la miró con pena y Alyssa se abalanzó a abrazarla, Ellina se encontró de nuevo con esa sensación incómoda —¡Alyssa, suéltame! —Llámame Aly, porque ahora eres mi mejor amiga. —Sí, bien, Aly, ¡Suéltame! —dijo el hada Alyssa la soltó, miraba el cielo y el hada se sacudía el cuerpo como si un polvo le hubiese caído encima, quería quitarse la sensación rara del calor humano sobre ella. —¡Es una lluvia de estrellas! Las llamamos perseidas, ¿Cómo las llamas tú? —De ninguna manera —dijo el hada y luego comentó—. Alguna vez leí en un antiguo libro que durante la lluvia de estrellas es propicio el encuentro de almas gemelas. Según porque eleva la vibración de todos los seres y provocaba mayor energía, por lo que, al mirarse, las almas gemelas podían reconocerse. Alyssa dejó de ver el cielo —Pero, aun así, Raúl no me reconoció. Ellina quiso decirle que quizás no era su alma gemela, pero se contuvo, fue entonces que escuchó que pronunciaron su nombre, ambas se giraron para ver quién hablaba, Ellina abrió bien los ojos y con una sensación parecida al terror preguntó: —¡¿Koparki?!
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