Capitulo 1

2154 Words
Dos mil quinientos años antes.   El sol ha hecho florecer el bosque con sus más radiantes rayos, pero no ha sido muy condescendiente conmigo hace demasiado calor, siento que no puedo respirar, me dirijo al lago cesando para tratar de refrescarme en sus aguas, pero tengo la extraña sensación de que alguien parece seguirme con su mirada penetrante, quizás sea el calor que me está afectando más de lo normal, al fin llegó al lago, este es mi lugar favorito en todo el bosque, solía venir con mi madre y ella me contaba tantas historias de nuestros antepasados, la peor de todas las historias es sobre la maldición que persigue a las mujeres de mi familia, una maldición que nos obliga a morir de tristeza y todo por enamorarnos, quito mi vestido deseando poder quitar tan fácilmente de mi mente ese recuerdo, me sumerjo de inmediato, la sensación de que me miran es muy persistente. Mientras nado veo mi cabello de un rojo encendido flotando libremente en el agua mi  piel extremadamente blanca lo hacen ver aún más intenso, es tan largo nunca lo he querido cortar, es una forma de honrar a mi madre, ella llevaba el cabello mucho más largo, la verdad me encanta como se me ve, mi madre solía decirme que el color de mi cabello contrarresta perfectamente con el n***o profundo de mis ojos, cuánto la extraño me hace mucha falta su calor, sus abrazos, sus enseñanzas, ella murió hace mucho cuando yo aún era una niña, no pudo soportar el abandono de mi padre y solo vivió lo suficiente para enseñarme todo lo que sabía sobre nuestros poderes, ahora me encuentro sola en este bosque, el único hogar que he conocido en mi corta vida, no sé si existan más seres iguales a mí, pero me aterra alejarme de este lugar, acá me siento segura sé dónde puedo esconderme si llegará a necesitarlo, después de nadar un muy largo rato salgo del agua para recostarme sobre la hierba, luego de haberme vestido de nuevo, sigo sintiendo esa mirada sobre mí, es extraño porque en este lugar no vive nadie más a parte de mí, estoy segura de eso he recorrido el bosque completo miles de veces y nunca me he encontrado con nadie, mi madre me regañaba siempre por alejarme tanto de nuestra pequeña casa. Sigo pensando en lo mismo de siempre, debería salir y explorar más allá pero me da miedo que algo malo me pase, me se defender utilizando mis poderes pero también sé que muchos seres cazan a las ninfas para su beneficio, las obligan a utilizar sus poderes para lastimar a otros, pero si no salgo tampoco podré nunca conocer el amor ni tendré familia para esparcir los conocimientos de mi madre, te extraño tanto, pensando en como sería mi vida si las cosas fuesen distintas siento como poco a poco mis ojos se empiezan a cerrar,  es tan relajante está en este lugar se siente tanta paz, mis ojos se cierran por completo y quedó profundamente dormida.   Helios   Como se me ha hecho costumbre de nuevo detengo mi recorrido para ver desde lejos a la mujer más hermosa que jamás haya visto en mi vida, desde la primera vez que la vi en este mismo bosque no he podido sacarla de mi cabeza, recuerdo perfectamente la impresión que me lleve ese día, su rojo cabello ondeaba con el viento dándole un toque salvaje a su dulce rostro. Creo que se dirige al pequeño lago, abro los ojos exageradamente cuando se quita el vestido que trae puesto y queda totalmente desnuda es primera vez que la veo así, debajo no llevaba nada puesto, se sumerge muy rápido al agua pero ya la he visto, siento como mi deseo empieza a crecer causando dolor en mi entrepierna, quiero dejar de verla pero es imposible estoy embebido por esa mujer, quiero probarla, tenerla, tiene que ser mía, la deseo solo para mi. Por todos los dioses ella es la indicada, es perfecta, mi corazón late desbocado con la idea de ese pensamiento, me distraigo viendo como su cabello baila con el movimiento del agua a su paso creando una ilusión maravillosa, deseo acariciarlo, poder enredarlo en mi puño mientras entro en lo más profundo de su ser, detengo mis pensamientos cuando sale del agua y está solo resbala libre por su piel inmaculada, se viste de nuevo muy rápido, quizás sienta que la estoy observando, mi deseo crece y se hace insoportable, noto que sus ojos se empiezan a cerrar dándole paso al sueño, está es mi oportunidad de llevarla conmigo. Decido bajar hasta donde se encuentra una vez que se ha dormido, de cerca es aún más hermosa, parece que está en un sueño muy profundo ya que ni se mueve cuando me acerco, quiero tocarla sentir su piel bajo mis manos, la tomó con cuidado de no despertarla y emprendo el viaje hasta la isla de Trinacia, allí podré tenerla sólo para mí. Al tocar su piel siento pureza, bondad y tristeza, las fibras de mi corazón se estremece con todas esas sensaciones que transmite con solo tocarla, no puedo lastimarla no puedo tomarla sin su consentimiento, quiero que me ame, necesito que lo haga. Su cuerpo desprende un exquisito aroma, como el de las flores cuándo abren su c*****o, la acerco un poco a mí para llenarme los pulmones con su fragancia, sé que me encuentro perdido por esta mujer no me importa perder la inmortalidad por estar con ella, es todo lo que deseo.   Brigith   Poco a poco despierto de mi profundo sueño, estiro todo mi cuerpo para que salga de su estado de reposo, que bien he descansado, cuando abro por fin mis ojos me doy cuenta de que no sigo rodeada de árboles y muy al contrario me encuentro en una habitación, me incorporo rápidamente mirando a todos lados para comprobar que realmente me encuentro en un lugar desconocido para mí, la habitación es blanca en su totalidad, de techo abovedado, muy pocos muebles decoran el interior, es innecesariamente inmensa, camino hacia un ventanal para ver donde me encuentro, quedo muda de la impresión es una isla, el agua azul de la playa se puede percibir desde mi lugar, estoy en una especie de castillo plantado en la parte más alta de la isla, los efectos de la luz sobre las superficie de piedra dan la sensación de estar ante una presencia física más viva que cualquier otro ser, no creo que sea una prisión porque es demasiado hermoso para serlo, solo espero no equivocarme. — Por fin despiertas flor de fuego, pensé que tendría que esperar hasta la primavera para verte florecer.  — volteo bruscamente para ver quién es la persona que me habla, pero al hacerlo quedo hipnotizada por su belleza, es el hombre más hermoso que haya visto nunca, en realidad nunca he visto uno, pero no creo que él tenga comparación, su profunda mirada me trasmite calidez, siento como escudriña mi interior, quiero decir algo pero las palabras han desaparecido de mis labios, es alto de musculatura definida, su cabello es rubio, sus ojos son de color ámbar y sus labios son tan perfectos, quisiera saber a qué sabe su boca. — Quisiera pensar que tu silencio no es un mal presagio, pero sé que tengo muchas cosas que explicarte mi flor.  — me doy cuenta de que  no he dicho nada aún, la verdad es que no quiero hablar solo quiero perderme en lo cálido de su piel. — ¿Quién eres tú y que hago aquí, como llegue hasta este lugar? — digo en un tono fuerte, para darle a entender que no me intimida ni en lo más mínimo, de igual forma él no sabe de lo que soy capaz. — Yo te he traído hasta esta isla, que me pertenece, te traje porque desde el primer instante en que te vi quede prendido de tu belleza. — ahora entiendo porque tenía esa sensación de ser vigilada todo el tiempo, era el. — Perdóname por traerte sin tu permiso, pero ya casi terminaba mi tiempo y no quería dejar de contemplar tu belleza — no comprendo a qué se refiere con su tiempo, pero eso es su problema no el mío. — ¿Quién eres tú? — repito mi pregunta, ya que no ha sido contestada? — Soy Helios el Dios Sol.  — no puedo creer lo que ha dicho, el primer hombre al que conozco es un Dios.  — Y quiero que tú seas mía, lo deseo con todo mi ser, por mí posición de Dios podría tomarte sin tú permiso, pero prefiero que seas tú quien decida si ser mía. — Y yo necesito regresar a mi casa, dime como salgo de este lugar. — digo en tono autoritario, para que se dé cuenta de que no me interesa nada de lo que ha dicho. — Te he traído para que seas mía, este ahora será tu hogar — lo observo fijamente mientras dibujo una sonrisa irónica en mis labios. — Conmigo las cosas no son así de sencillas, yo a ti no te conozco y por cómo te estas comportando creo que tampoco deseo conocerte — siento un leve dolor en el corazón, no entiendo porque me afecta este hombre si apenas lo he visto por primera vez hoy, le doy la espalda para que no se cuenta de mi estremecimiento. — Además contradices tu discurso anterior. —Necesitó que te quedes por favor, hay algo en ti que me hace desearte, quererte solo para mí, es algo que jamás había sentido, pero necesito tenerte protegida. — giro para mirarlo nuevamente a los ojos con gesto de que no entiendo lo que dice. — Soy un Dios y estoy comprometido desde mi nacimiento con una Diosa, pero no la amo, no sé qué es amar, jamás he sentido amor y no sé qué es lo que siento por ti, solo sé que si es amor quiero vivirlo todo el tiempo que dure. — su declaración me deja algo aturdida y por un momento no sé qué contestar, sería una amante, seré capaz de ser la amante del Sol. — Te confieso que también me siento extraña, es como un aturdimiento de mis sentidos, quiero alejarme de ti porque sé cuánto peligro corro a tu lado, puedo sentirlo pero al mismo tiempo el corazón me pide que me quede junto a ti. — una radiante sonrisa se dibuja en su rostro remplazando la angustia que tenía luego de mi declaración, veo que se acerca a mí y me estrecha fuertemente entre sus brazos. — Me haces inmensamente feliz — dice lleno de emoción, creo que también me siento feliz o por lo menos estoy en paz con lo que le he dicho. — Te he dicho la verdad, no sé si me quiero quedar pero si sé que no me quiero ir. — repito, pero sé que algo está mal en todo esto, lo presiento. — Me conformo con que no te vayas mi dulce flor de fuego — siento miedo por el futuro que nos tocara vivir, sé que este es un amor prohibido desde tiempos inmemoriales pero quien soy yo para mandar en el amor. — Mi nombre es Brigith, hija de Dagda una ninfa muy poderosa, que heredo toda su sabiduría y poder en mí. — digo sintiendo enseguida como afloja su agarre, se separa un poco solo lo suficiente para poder verme a la cara. — Para mí siempre serás mi dulce flor de fuego, como ves soy un Dios y no necesito de tus poderes, solo necesito de tú amor. — como quisiera no tener está maldición, deseo tanto ser feliz para siempre junto a él. — Sé que hay muchos seres sobrenaturales que persiguen a las ninfas para utilizarlas, las maltratan de la peor manera hasta que la ven morir — lo miro con terror por lo que acaba de decir, no quiero pasar por todo eso no creo que pueda soportarlo. — No te preocupes, yo te protegeré, desde ahora vivirás en esta isla, yo vendré cada atardecer y antes del amanecer para estar contigo, puedes ir a cualquier lugar de esta isla, nadie entra aquí si no es por mí. — No seremos felices mucho tiempo, lo sé. — le digo mirándolo directamente a los ojos. — Lo seremos el tiempo que sea necesario, mi felicidad siempre estará contigo no importa que tan cerca o lejos estemos siempre serás tu, mi flor de fuego — dice haciéndome sentir algo nuevo, un sentimiento desconocido para mí, pero que me llena de anhelo, tal vez sea él, el amor que he deseado conocer, sonrió antes sus palabras que me hacen vibrar de emoción, debo encontrar una forma de eliminar esta maldición, quiero ser feliz a su lado por siempre, si tan solo supiera como hacerlo.
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