—¡ Miauuu!, ¡ Miauuu!.— Escucho un maullido. Despertó de su burbuja de ensoñación al sentir el aliento mentolado, mezclado con algo de licor de Giuseppe. Ese hombre aunque parecía una bestia demoniaca en su actitud, tenía un extraño poder sobre ella, por lo menos entre sus piernas, empezaba a vibrar de solo ver sus ojos extasiados mirándola con deseo. Gracias a la oportuna aparición del felino pudo escapar, se safo con la excusa de empezar a buscar el mínimo. Ella solía ser amante de esas hermosas criaturas, lo llamo imitando su sonido. —¡ Miauuu!, ¡ Miauuu!.— Era experta, no pudo evitar sonreír al ver el hermoso gato amarillo, con unos enormes ojos curiosos y su hermosa cola, lo cargo.—Eres una preciosura. — Al parecer le caiste bien a mi nueva mascota.— Escucho decir del hombre que a