Las indicaciones para su fiesta privada eran claras todas las mujeres debían usar máscaras, vestir atuendos provocativos, tenían exactamente dos horas para llamar su atención, el se encargaría de elegir la afortunada de probar las mieles de la pasión con el.
Tomo su máscara, el también iría blindado no podía ir mostrando su identidad a cualquier puta. Su auto estaba estacionado frente a la mansión Ferro, vio a su chófer de confianza avanzar hacia él e instintivamente lo bloqueo, después le hizo señas de que en ese momento no requería de sus servicios.
Su velada privada se haría en el salón privado del club "tentazione" el cual le pertenece desde hace unos años, por lo menos las acciones, su nombre como el dueño legal es de carácter confidencial.
A altas horas de la noche el tráfico se reducía, la llegada fue rápida, ya se sentía ansioso, la sobrecarga de tensión s****l era casi insoportable. Parqueo en la parte trasera del lugar, se desplazó al interior del lugar, ya dos hombres de su confianza lo esperaban para introducirlo a modo de discreción.
Mony Sinclair aún en la distancia era la mejor anfitriona, todas las mujeres que podía observar, pasaban sus controles de calidad, más de doce deliciosas hembras en celo, deseosas de tener su v***a dentro de ellas. Mantuvo su distancia, desde ese punto podía observarlas mejor, el exquisito Whisky de la mejor calidad fue su mejor aliado para avivar más el calor en su interior.
Una de las chicas le hizo señas para acercarse a el, estaba entre sus tres preseleccionada, las tenía en la mira, le asintió y le ordeno a uno de los seguridad dejarla pasar, la vio sentarse a su lado con elegancia.
—¿Cuál es tú nombre bella?.— Esta antes de contestar hizo un ligero cambio de piernas, para denotar que su coño estaba disponible para mí, una maniobra algo desesperada para su gusto, solía quitarle algo de encanto, le gustaba sentir que ellas eran sus presas, no lo contrario.
—Isabella. —Con tono sensual pronunció su nombre cerca de mi oído derecho, de cerca se veía más bella, aún con la máscara sus facciones finas eran evidentes, algo común dentro de las mujeres que solía tener ocasionalmente.
— Me gusta, deseas decirme algo que me impresione.—Esta no dudó, se inclinó en ese momento para que en esa ocasión observará sus delicados pechos, fugazmente pude divisar uno de sus pezones.
—"Muoio dalla voglia di averti dentro di me, fottendomi. I miei capezzoli sono duri a causa tua".—Sin duda una auténtica zorra, le dedique una sonrisa pícara, para luego hacer que uno de los seguridad la hicieran rodar lejos de mí, incluso del salón VlP.
Ya empezaba aburrirme, ninguna me causaba impactó, cuando dejo de sonar la canción y algunas chichas se amontonaron, note una sexi figura que había escapado de mi vista, algo difícil, posiblemente se había colado, a juzgar por sus curvas las cuales le resultaron atractivas. Estaba de espalda bailando de forma provocadora, como si no existiera más nadie que ella en ese lugar, llevaba puesto un diminuto vestido de leopardo, desde esa distancia podía ver las orejitas que sobresalían de su peluca rosa. Una gatita, tal vez deseaba sentirla maullar debajo de el, se acomodó para seguir enfocado en ella. Al parecer tomaba algo de vino, ya empezaba a sentir fuerte deseo, no tardo en aumentar cuando está le dio el frente y pudo ver sus pronunciados pechos, se le hizo agua la boca, no recordaba haber tenido unos de ese tamaño en su boca, "¡no se diga más, ella era la elegida!". Tomo su último trago y le dio la orden a la proxeneta a cargo.
Vio como la chica parecía sorprendida al ser llevada por un seguridad por orden de Margot, más no puso resistencia, igual los demás guardias...anunciaron el final de la fiesta y comenzaron a sacar todas las chicas.
— No olviden apagar las luces y marcharse, estoy hambriento.—Margot que era la persona a cargo, le sonrió, a la vez le entrego la llave donde estaba la joven.
—¡Espero lo disfruté jefe!, ha elegido un platillo jugoso en esta ocasión. —Le pico un ojo en señal de complicidad.
—Es bueno un día variar, esto será como romper la dieta.—La proxeneta asintió, marchándose junto a él bartender y los seguridad.
— ¡Buen provecho!—Exclamo antes de cerrar la puerta.
Aunque era regular en el ese tipo de fetiches, en esa ocasión estaba ansioso y extrañamente excitado.
Se decidió y camino con prisa, el tiempo le pareció detenerse cuando introdujo la llave, la puerta abrió con facilidad, ella estaba de espalda sentada en la cama, una luz algo tenue alumbraba la mitad de su silueta.
—Deberías ponerte cómoda, puedes quedarte con la máscara, es a opción tu ya.
—Prefiero conservarla mí amo.
—¡Uhh!, eres una gatita obediente, estudiaste los códigos.
—Si amo. —Su voz se notaba algo forzada, como si no estuviera acostumbrada a esa situación.
Encendió la luz del baño y la dejo entreabierta, le gustaba mirar lo que se comía.
Fue en dirección a la chica, sus enormes ojos de gata le parecieron haberlos visto antes, más no era el momento de tratar de hurgar en su mente, más con el inmenso deseo carcomiendolo.
La tomo de la mano para levantarla, esta cedió con facilidad, la sentía temblar, tocó con suavidad sus mejillas, de un impulso bajo su rostro y capturó su boca, una oleada de deseo lo atrapó, la mezcla del dulzor de ella con whisky y frutas tropicales lo sumergieron en un deleite, sentía su lengua explorarlo a la vez con la de el en una danza sin final, la atrajo más cerca para besar su cuello.
—Desnudate para mí.—Le ordeno, mientras se alejaba haciendo un gran esfuerzo para dejar de besar sus jugosos labios. Esta obedeció, se bajó despacio los tirantes del vestido felino, con suavidad se deslizó por su piel, hermosa.
—Ahora quítate el sostén.—Esta parecía dudar pero igual lo hizo, lanzó el sostén al piso pero sin dejar de tapar sus pechos.
—¿Está bien así?.— Pregunto la chica con timidez.
—¡Me gusta ver todo!, no me niegues ese placer.—Practicamente se arrancó los pantalones, ya casi todas sus prendas de vestir yacían en el piso, la chica parecía impresionada cuando lo observó en total desnudes y comprobó el tamaño de su poderoso m*****o.
Se acercó y le quitó las manos de sus pechos, grandes y redondos, adornados con unos pezones perfectos, no aguanto y volvió a capturarla, la volvió a besar, deslizarse por su cuello hasta atrapar sus pechos, la sintió gemir, cuando empezó a jugar con ellos con su lengua, subía y bajaba continuamente entre su boca y sus pechos, las manos también empezaron a inquietarse, la deslizó por sus piernas hasta tocar el punto donde quería perderse, ya la desesperación le ganaba, se retiró un poco para destrozar su tanga, esta actuó a la defensiva para su sorpresa. El en cambio hizo caso omiso, abrió con fuerza sus piernas, dejándole más expuesta, un hermoso coño lo esperaba. Cuando la fue a besar, esta lo empujo, entendía su juego, le fascina sentir un poco de resistencia.
— Mejor paremos. —Susurro está con la respiración algo agitada.
—Ya es tarde gatita.—Vovio a besarla para bajar sus defensas, de una sola embestida trato de penetrarla, un grito fuerte sacudió la habitación, sintió los espasmos alrededor de su pene, y la resistencia fuerte de su v****a, demonio era virgen, se estaba follando una total inexperta, más ya era tarde para arrepentimientos, la beso con delicadeza más al notar una lágrima escapar de sus ojos, con cuidado se fue hundiendo en ella, hasta lograr entrar por completo, fue tomando ritmo dentro de ella, la sensación era bastante placentera, caliente y extremadamente apretada. La penetró cada vez con más fuerza, la veía gritar al cabo de unos minutos llena de gozo, se lo estaba disfrutando. Llegaron al orgasmos al unísono, dejo toda su semilla dentro de ella. He hizo algo que nunca antes había hecho sellar un encuentro pasional con un beso.
La chica se repuso e inmediatamente comenzó a recoger sus cosas, lo noto cuando entraba al baño, ni loco la dejaría irse sin volver a estar dentro de ella, cuando volvió a entrar a la habitación, la sujeto del brazo, seguido para lanzarla a la cama.
—Debo irme, ya tuviste lo que quisiste.
—Aun no todo.—Su m*****o volvía estar erecto, en un leve movimiento abrió sus piernas, se quitó la máscara antes y se bajó directamente a ese lugar donde podría dominarla 100%, comenzó a juguetear con su c******s, hasta lograr vencerla, se retorcía sin piedad, implorando que la penetrara, sentía sus temblores contorsionistas estando sumergida mi lengua en su coño.
La comenzo a penetrar ahora con más suavidad, sin dejar de mirar su ojos de gata, sus pechos que se movían con el son de sus embestidas, la luz que penetraba del baño lo dejaba apreciar más el hermoso panorama de su m*****o entrando y saliendo de su rico coño.
—¡Ahhh!!!. —Gritaba entre gemidos celosos la chica.
El solo se dejaba llevar, en poco tiempo volvió a sentir espasmos y vaciarse dentro de ella.
10 minutos después la extraña trataba de recuperar su peluca debajo de la cama, ya vestida seguía contemplando su delicioso encanto.
—Te puedes quedar toda la noche, te pagaré el triple gatita.
—No puedo mi señor. —Alcanzo a decir, mientras parecía contenta de encontrar su peluca, moría por ver su rostro sin esa máscara.
—Igual te pagaré el doble por concepto de tu virginidad, Margot te lo entregara.
—Ok, Adiós.—Dijo con indiferencia, luego se coloco la peluca y tomó su cartera, salió como loca de la habitación. Pensó por un momento someterla y arrebatarle la máscara, más no le gustaba dañar la diversión.
Se alistó despacio, ahora con la luz encendida, pudo notar la gran mancha de sangre en la sábana.
Salió feliz, el mejor sexo de su vida, alguien sin duda se había ganado con creces el lugar de Serafine.
Margot lo esperaba a las afueras del pasillo VIP.
—¡Dime!, ¿te gustó la chica?—Pregunto está con curiosidad.
—Sin duda eres la mejor, es el mejor sexo de mi vida. —Margot brinco de alegría, al escuchar su respuesta.
— Ileana es de mis chicas más veteranas, tiene varios años en el mercado.
—¡Veterana!, la chica con la que estuve era virgen.—Esta miro con asombro.
—¡Virgen!, Ileana no tiene nada sin atravesar.
—No entiendo.— El se sentía confundido.
Margot llamo a la tal Ileana y resulta que ella nunca estuvo en el salón VIP, incluso se percató en ese momento que había perdido su carnet.
— Sin duda no es ella, la chica se veía más joven, sus ojos son inconfundibles. —Dijo mirando los ojos negros de la chica a la cual le habían usurpado la identidad.
—Lo siento Giuseppe, esto nunca había pasado, te prometo investigar, aquí hay muchas cámaras, tal vez, posiblemente una clienta se coló.
—¡Espero respuestas rápidas!...así como esa mujer nuevamente en mi cama.