Su plan de grabar o tomar una foto comprometedora de Giuseppe Ferro había fallado en Miami, de inmediato Fabiola Leroy se había vuelto a contactar con ella, para revelarle una ocasión apropiada para conseguir evidencias, esta se encargaría de garantizar su entrada, de su parte solo necesitaba estar al día siguiente en Italia, incluso le había pagado dos billetes de avión por si deseaba llevar compañía. De una pensó en Alexa, ella era bastante confiable aunque a veces hacia muchas preguntas.
Paso a buscar Alexa para irse juntas al aeropuerto, su misión era de carácter confidencial, pero igual usaría parte del viaje para compartirlo con su mejor amiga.
El viaje en avión fue algo turbulento, debido a una tormenta eléctrica, pensó morir en unos instantes, trato de fingir ante Alexa que parecía muerta de miedo, la lleno de positivismo fingido, aún estando más muerta de miedo que ella, paso parte del tormentoso vuelo rezando.
Se hospedaron en un hotel de lujo, con algo debía recompensar esas casi 10 horas de vuelo la tal Fabiola, casi vio el infierno sobre ese avión. Mañana tomaría el día para hacer turismo en su capital Roma, su visita esporádica no daba para más, por el momento solo se dispuso a escribirle a su contacto en italia y pautar la hora del evento VIP la próxima noche, en esta se encargaría de que el mordiera el anzuelo, se fue acostar temprano, noto que también Alexa estaba en ese plan.
Solía levantarse bastante temprano, otra cosa que no podía evitar era hacer bastante ruido, más cuando las cosas no salían como lo deseaba, en ese momento recibía una llamada de la bruja de su jefa, deseaba que regresará en ese momento de su viaje para cubrirle un evento en un club de golf, aburrido le resultaba todo eso, ella estaba creada para la adrenalina. Ante su insistencia y regaños la mando arder, no le importaba quedarse sin trabajo, después de desenmascarar a Giuseppe sería famosa.
— Cuando actúas así me das miedo.—Betty giro para darle el frente cuando escucho la voz de su amiga.
— Despertaste en buen momento acaban de traer el desayuno.— Toda una experta, conocía sus debilidades, aunque también el de ella, compartían el amor por la comida.
En la mesa estaba puesto un desayuno como para todo un batallón, el cappuccino que no podía faltar, croissant relleno de queso, sfogliatelle, mermelada, yogur y una gran variedad de frutas, combinadas con frutos secos, nueces y yogur.
Todo se veía delicioso, ambas se sentaron y devoraron casi todo, sus apetitos se parecían.
— Debemos aprovechar el día para hacer algo de turismo, en la noche tengo el Compromiso que me trajo hasta aquí.—Le explicó a Alexa que parecía algo ansiosa por salir.
— Comprendo, aunque no valoro tu falta de confianza hacia tu mejor amiga.— La miro con tristeza, moría por contarle, pero prefería esperar que todo saliera bien.
— Son asuntos pesados, si fuera seguro para ti lo haría.— Alexa solo hizo un puchero y siguió su plan de acabar con todo en la mesa.
Palacio Barberini, Coliseo Romano, Campo de' Fiori, Galería Borghese, fueron algunos de los lugares que pudieron disfrutar en el tours, hubieran sido más pero le urgía cuanto antes regresar al hotel, ya la hora cero estaba cerca, necesitaba tiempo para alistarse.
En el trayecto de regreso recordó que no tenía disfraz, Fabiola le había mandado un mensaje diciéndole que era imprescindible usarlo, hasta comenzó a insultarse a si misma por no contar con uno, cuando llegaron a la habitación de hotel. Su amiga la miraba con interés.
—¡Betty de seguir así te dará una crisis nerviosa!.
—¡No lo entiendes!, si no consigo algo con que disfrazarme no podré cumplir mi meta.
— En está cuidad, deben haber tiendas que vendan cientos de disfraces.—le señalo su reloj Alexa, indicándole que era bastante tarde para eso en respuesta a ese comentario.
— Creo tener algo que puede tapar tu cara.—Alexa saco de su maleta una bolsa, tomo la peluca y el antifaz, se lo paso. No podía creer que fuera tan suertuda y de paso tenga una amiga traviesa.
— Tengo una amiga traviesa, quien lo diría, eres la mejor. — Comenzó a brincar y abrazarla con euforia al ver su solución.
— Espero que todo salga bien y no busques problemas.— Le pidió esta aunque no sabía si podía cumplir eso cuando saliera por esa puerta.
— ¡Si!, todo saldrá de maravilla. —Le dio la espalda y se fue en dirección al vestidor.
Una hora más tarde estaba en el club "tentazione". Su vestuario estaba aceptable, el vestido leopardo no era de su estilo pero no se podía quejar, parecía un bomba sexi.
Ileana, la chica que la haría entrar al área VIP, la miro con agrado y desaprobación a la vez. Mientras entraba sin ser vista a su camerino, al ser un día especial, la cantidad de seguridad se había duplicado.
—Esperemos que pases su control de calidad, estás linda pero le gustan más delgadas entiendes.—Su modo de decirlo pareció más un insulto que un comentario.
—Sería esquelética, no tengo la culpa de ser una bomba sensual.—Ella no se dejaba intimidar y menos por una puta pre-p**o. La chica tosió para disimular su desagrado.
Esta por suerte no volvió a hablar, solo la ayudo a ponerse la máscara, seguido le coloco la peluca rosa, más una diadema con orejitas de gato que encontró en el camerino y pensó que complementaba su atuendo, dejo para el final las zapatillas de tacón, se miro al espejo, modelando, magnífica, por último la chica le entrego su identificación con el pase VIP.
Se coló por el pasillo, con incandescente luces neón en las líneas horizontales del techo, no sentía miedo, a pesar del riesgo que corría de ser descubierta, respiro profundo cuando el seguridad inmenso que cuidaba la puerta de entrada la paro, trato de no hablar y le enseño su identificación y el pase, este abrió la puerta.
Más de una docena de chicas que parecían salidas de las grandes pasarelas bailaban para el lujurioso y al parecer ególatra señor Ferro. Trataría de pasar desapercibida, se deslizó por la barra, pidió una copa de vino, mientras disfrutaba de el ambiente, los nervios la estaban llevando a desesperarse, tomo otro trago de vino, ya empezaba a sentirse algo mareada...necesitaba ubicar la habitación, con discreción saco su mini cámara de entre sus senos y alcanzo a grabar un poco la cercana conversación que tenía Giuseppe con una esbelta joven, aunque él llevaba máscara se le notaba el poder, ese magnetismo de semi-dios que emanaban sus testosterona. La chica no duró mucho, este la mando a retirar, incluso la sacaron del salón, volvió a darle la espalda y disfrutar un poco del ambiente, esperando unos minutos a ver si el se decidía a empezar una orgía en todo el lugar, ella estaría solo como espectadora según sus expectativas, más de una persona, le había echo saber que no era el tipo de mujer que a él le gustaban.
Comenzó a bailar, siempre había tenido buen ritmo...hasta estaba disfrutando la ocasión, al menos hasta que apagaron repentinamente la música y se la llevaron del salón a una habitación bastante sofisticada, por su mente solo paso que había sido la elegida y estaba en lo cierto, hizo un pequeño plan, se sacrificaría unos minutos y así tener material para desenmascararlo, ubico la cámara, en pocos momento entro el enorme semental italiano he hizo con ella lo que quiso, aún no recordaba en que momento perdió razón para permitir que la hiciera suya con tanta facilidad...por suerte recuperó la cámara y logro salir sin ser descubierta.
Caminaba por las calles desorientada, le dolía las entrepiernas bastante, el sexo rudo fue devastador aunque para su malestar fue la mejor experiencia de su vida, se sintió tan vulnerable entre sus brazos, sometida...un escalofrío volvió azotarla, tres cuadra más adelante tomo un taxi para retirarse al hotel.
—¡Beatriz despierta!, debemos irnos al aeropuerto. — Escuchaba una voz lejana, mientras seguía soñando con Giuseppe Ferro dentro de ella, dándole un placer que nunca había imaginado. .
— Déjame dormir un poco más. — De pronto volvió a la realidad al sentir el agua tocar su piel.
— ¡Ahhh!, porque abusas de mi, pareces mi enemiga Alexa. — Le reprochó a su amiga, estaba muy cansada, no era para menos.
— Andando, recuerda que debemos estar a tiempo en el aeropuerto.—Alexa estaba intensa, más obedeció, también necesitaba salir de ese lugar o perdería la razón.
Entro al baño y casi se espanta al ver su aspecto, un sin número de chupetones en su cuello, había estado con una auténtica bestia. Trato de reponerse y alistarse cuanto antes.
El viaje de regreso en Avión fue tranquilo, por suerte.
A la salida del aeropuerto noto que Michael esperaba a Alexa, algo raro pasaba entre esos dos, más a ella no le importaba.
— Amiga no debiste molestar a Michael, yo podía llevarte a casa, no tengo problema con eso.— La recriminó aunque en verdad deseaba compañía por su incertidumbre,, y su ahora estado de mantenerse más en la nubes que en tierra firme.
—Disculpa, es mejor así, te noto algo cansada.— Su observación fue acertada, se despidieron, ella se dirigió hacia el lugar donde dejó estacionado su coche, sin por un instante dejar de pensar en aquella tormentosa noche de pasión con Giuseppe Ferro.