Al despertar sintió los fuertes brazos de ese demonio seductor, aunque ella se había asemejado un poco a el en su intensa noche de pasión, se mordió los labios, disfrutaba esa parte, por un lado no le agradaba la idea de casarse tan joven por su sentido de libertad, pero también debía ser razonable, de no hacerlo todo ese fogoso y musculoso cuerpo pasaría a otras manos, la sola idea le dió jaqueca, levanto la sábana para ver con más detenimiento sus músculos, entre otras partes deliciosas, un dios griego, en definitiva debía sacrificar su libertad para poder seguir comiendose ese manjar. — ¿Quieres jugar ?.—Le susurro con voz melosa. No dijo nada, esperando que el intentara tomar la iniciativa, no la hizo esperar, con un orgasmo matutino le dieron la bienvenida a los rayos del sol que emp