Guiseppe no fue tras ella, salio nuevamente de su escondite después de que su hermana le hubiera mandado un mensaje avisándole que este se había marchado a la empresa. Esa mañana en vez de bajar a desayunar, decidió hacerlo en la habitación, mientras empezaba a organizar su equipaje, en verdad fue tarea fácil, no había empacado mucha ropa, más bien tomo el tiempo por qué debía ser cuidadosa con el doblado de los vestidos que le llevaría a su madre.
Cuando terminó sintió algo de satisfacción y se dedicó a terminar su delicioso croissant relleno de queso cottage. De vez en cuando observaba su móvil, en solo 2 horas tenía 15 llamadas perdidas de la bestia Ferro, otras de su madre.
Decidió llamar a su progenitora, tal vez quisiera decirle algo con relación a la nefasta boda.
—¡Mi bebé!, po
