Carolina Despierto con un sobresalto al escuchar la alarma de Gustavo. Aunque él hace todo lo posible por no perturbar mi sueño cada mañana cuando debe levantarse para ir a trabajar, no puedo evitar despertar al mínimo ruido. Es algo que adquirí durante mi tiempo en el ejército, donde nos entrenaron para mantenernos alerta incluso mientras dormíamos. Gustavo, ajeno a mi brusco despertar, se mueve con cuidado para no perturbarme más y se levanta para comenzar su día. Mientras escucho el sonido de la ducha, me estiro y bostezo, tratando de sacar el último rastro de somnolencia de mi cuerpo. Aunque a veces desearía poder disfrutar de un sueño profundo y tranquilo, no puedo evitar sentir cierto agradecimiento por esta habilidad de estar alerta al menor estímulo, ya que, con las cosas por l