Gustavo Esta es mi última noche en casa de los abuelos, y mientras cenamos, la abuela no me deja de mirar con reproche. Obviamente que tuve que contarle que rompí la cama que perteneció a mi tía, y aunque pensaba decirle que la rompí porque simplemente no aguantó mi peso mientras dormía, el sonrojo en la cara de Carolina cuando le estaba contando, nos delató. —Entonces...¿van a ir a Miami? —pregunta mi abuelo, y yo asiento mientras corto mi trocito de lomo de cerdo. —Llevaré a Justin con Chloe, y de paso aprovecharé para hacer algunas diligencias allí. Hay...algunas pertenencias que se quedaron en la casa de mi padre. A medida que pronuncio las palabras, un nudo se forma en mi garganta. Hace casi tres meses que mi padre nos dejó, y desde entonces he tratado de evitar hablar de él