Capítulo 8

2558 Words
POV Alexa Mi maldito papá no se iba a rendir. Estaba haciendo más difícil el poder esconderme y realmente esperaba que no me echaran. Me gustaba mucho estar aquí hasta ahora. Tuve un sexo genial con el alfa Julian y estaría dispuesta a repetirlo, no, no voy a mentir, el beta también está caliente y no tendría problema en acostarme con él también. —Lex, calma tus hormonas. No puedes andar saltándole a todo el mundo encima —Me enlazó Jade. —Oh sí, puedo y lo haré. No dejaré que nadie me diga qué hacer de nuevo. Perdí a mi pareja y no voy a tener ese tipo de relación, así que voy a disfrutar lo que pueda cuando quiera. —Podríamos tener una segunda oportunidad, con un nuevo Mate —dijo Jade. Corté el enlace con ella porque no tenía sentido discutir con aquello y además estábamos en la oficina del Alfa. Los seguí a ambos. Todavía estaba sudada y un poco ensangrentada por el entrenamiento. El chico con el que me había peleado era el más fuerte de todos y fue un gran oponente, pero aún así lo vencí. Me dejó con algunos moratones, un labio partido y un ojo n***o, pero estaría curada para la cena de esta noche. Me senté en la silla frente al escritorio del Alfa Julian. Él se acercó a una nevera pequeña y sacó agua, me entregó una botella que bebí rápidamente, refresco completamente mi garganta. Dejé escapar un pequeño gemido por lo fría que estaba y lo bien que sentía al bajar por mi garganta. Ambos me miraron y me levantaron las cejas. —Perdón, el agua está buena. Está fría y se siente bien al bajar por mi garganta. Tuve que reírme de mí misma. Sabía que los estaba provocando con lo que estaba diciendo, pero en realidad no me importaba. Esperaba disfrutar de las consecuencias más tarde. —De acuerdo, basta de eso. Aquí está el volante que tu padre envió esta mañana. Me entregó el mismo volante que había visto ayer, pero esta vez tenía una recompensa por mi cabeza. Ni siquiera un regreso seguro, solo que me lo devolvieran. Estaba tan enfadada por esto, lo odiaba tanto. Sentía que mi ira se apoderaba de mí y salía de mí. ¿Cómo podía hacerme esto? Él pensaba que solo por ser un donante de esperma tenía el derecho de dictar cómo iba mi vida. —¡Alexa, basta! —gritó el Alfa Julian. Levanté la vista y vi que el Beta Luca estaba de rodillas con el cuello expuesto. ¿Qué demonios estaba pasando? —¿Qué? —le respondí bruscamente. Nunca había estado tan enfadada como ahora. No puedo controlarlo. —¿Eres una Alfa? —me preguntó el Alfa Julian. —Mi padre lo era, pero las hembras somos Lunas, no Alfas. —Las hembras pueden ser Alfa, solo que es muy raro. Hiciste que Luca se arrodillara y mostrará sumisión. Pude sentir tu aura y sentí el impulso de someterme, pero pude resistirlo. —Lo siento, Beta Luca, no quería hacer eso. Estaba enfadada por lo que mi padre me está haciendo. —Está bien, Princesa. Solo le lancé una mirada de desprecio, realmente necesita dejar de llamarme así, lo odio. —Jade, ¿podemos ser Alfa? —Sí, ¿cómo crees que siempre pudimos ignorar los mandatos de un Alfa y ser tan fuertes? —me dijo obvia por la situación. —¿Así que siempre lo supiste? —Sí, solo estaba esperando a que lo descubrieras. Y te tomó bastante tiempo. Corté mi enlace con ella y levanté la mirada hacia el Alfa y el Beta que me miraban fijamente. —Perdón, confirmé con mi loba Jade que sí, somos una Alfa. —¡Wow, esto es increíble! —mencionó el Beta Luca mientras me sonreía y me miraba de arriba abajo. Le permitiría mirarme de arriba abajo después si quisiera. —De acuerdo, basta. Tenemos algo que resolver. Primero que nada, realmente necesito saber a quién te vendieron —cambio de tema el Alfa Julian. Realmente no quería decírselo. ¿Y si él tenía una alianza con él o era amigo suyo? Podría entregarme muy rápido. —Mira, realmente no quiero entrar en eso. El Alfa es poderoso y no sé si tienes una alianza con él o tal vez eres su amigo. No iré a verlo. —No importa si tenemos o no una alianza con ellos, ni si él es mi amigo. No se puede comprar a otra persona. Encontraremos la manera de protegerte. —De acuerdo, está bien, realmente confío en ti. La alianza estaba planeada con el Alfa Colter. Dejé escapar un gran suspiro después de decírselo. Era como quitarme un gran peso de encima. Esto determinaría si podía quedarme o si tendría que intentar huir de nuevo. —Puedo ver por qué tenías miedo de decírnoslo y tienes razón, él es poderoso. —Supongo que lo conoces. —Podría decirse. —¿Conocerlo? Ha sido uno de tus mejores amigos desde la infancia —dijo el Beta Luca que recibió una mirada de muerte del Alfa Julian. Demonios, esto es malo. No debí haber dicho nada. —Mira, él es mi amigo y lo conozco desde hace mucho tiempo, pero eso no significa que yo vaya a dejar de protegerte. —¿Por qué harías eso? Él es tu amigo y está tras de mí. ¿No podría tener consecuencias graves para ti?  —Tienes razón, podría ser así, pero de nuevo no creo en que las personas sean compradas de esta manera. Es una práctica antigua y no lo toleraré. Así que sin importar que sea mi amigo, te protegeré. No podía creer lo que estaba diciendo. Estaba poniendo a toda su manada en peligro por una persona que acababa de conocer. No muchos harían eso. —Gracias, pero no puedo permitir que pongas a tu manada en peligro por mí. Ni siquiera soy parte de tu manada. —Bueno, eso es verdad y eso es lo siguiente de lo que quiero hablar contigo. No tienes ninguna obligación de aceptarlo, pero quiero ofrecerte un lugar en nuestra manada. Deberás jurar lealtad hacia mí y a la manada, si aceptas sé que serás bienvenida con los brazos abiertos. —Me encantaría, pero primero tengo que rechazar a mi antigua manada y ¿Qué posición podría ocupar yo? Realmente no he entrenado en nada. —Bueno, dado que eres en realidad un Alfa y según lo que vi antes, también eres una luchadora increíble, actualmente no tengo un Gamma en este momento, me gustaría que ocuparas ese puesto y seas la primera. —Espera un momento, apenas me conoces y quieres darme un puesto de Gamma? —Sí, eres fuerte e inteligente y sé que puedes manejarlo. Además, no discrimino por sexo. —Voy a necesitar ayuda para rechazar a mi antigua manada. Necesito acercarme lo suficiente para hacerlo, pero si me encuentran, estaré perdida. —Podemos ayudarte, te prometo que te mantendremos protegido de ellos —aseguró el Beta Luca. —Entonces, acepto —dije con una gran sonrisa en el rostro. —Genial, esperaba que dijeras eso. Iremos mañana a rechazar a tu antigua manada y luego podrás hacerte parte de esta manada, de mi manada. —Gracias, señor. Aprecio mucho esto. —Por favor, no me llames así. Puedes llamarme Julian y puedes llamarlo Luca en privado. No usamos títulos formales entre nosotros. Aquello se sentía extraño, pero estaba emocionada al respecto. No podía esperar para cortar completamente los lazos con mi antigua manada. —Ahora, ¿por qué no vas a ducharte y comer? Estoy seguro de que tienes hambre. Nos encontraremos aquí después de la cena para repasar los planes de mañana. Dejé su oficina con una gran sonrisa en el rostro y me dirigí a mi habitación. —Jade, ¿puedes creer esto? ¡Me ofreció un puesto de Gamma! —Lex, ¡te lo mereces! Trabajaste tan duro y todos tus sueños se desvanecieron, pero ahora puedes tener nuevos sueños. Estaba tan metida en la conversación que ni siquiera me di cuenta de que había alguien más en el pasillo, cuando choqué directamente con esa persona. —Oh, lo siento, no estaba prestando atención a dónde iba. —Más te vale que estés arrepentida, perra. No tienes derecho sobre el Alfa, él es mío ¿Entiendes? —¿De qué demonios estás hablando? —Te vi con él antes y no dudaré en ponerte en tu lugar. ¿Esta estúpida es real? Puedo patearle el trasero en diez segundos y no lo pensé dos veces. Su cara horrible no significa nada para mí. Tenía el pelo marrón y los ojos marrones apagados y vestía como una put4. Estoy segura de que ha estado rondando mi habitación algunas veces. —Mira, no quiero problemas, no he reclamado a nadie, pero te aseguro que si lo quisiera, lo tendría —le dije fríamente. Pasé junto a ella y llegué a mi habitación. Cerré la puerta de un portazo y me dirigí directamente a la ducha. Me quité la ropa y abrí el agua. Entré incluso estando muy fría. Sabía que eso ayudaría a calmar mi ira. —No dejes que esa perra te moleste, podemos enfrentarla si es necesario — me enlazó Jade. —Sé que podemos y confía en mí, le devolveré el golpe; no representa un problema para mí. —Imagina si ella supiera que dormimos con él esta mañana. Salí de la ducha, me sequé y me envolví en una toalla y salí a mi habitación para vestirme cuando alguien golpeó en mi puerta. Dudé en ignorarlo y continuar vistiéndome o decirle que esperara, pero ¿de qué debía avergonzarme? Nada. Así que me dirigí hacia la puerta y la abrí de golpe. Luca estaba parado al otro lado y cuando notó que no llevaba ropa, sus ojos se volvieron instantáneamente negros. —¿Puedo ayudarte en algo? —De hecho, sí  —dijo mientras entraba en mi habitación y cerraba la puerta. Sabía lo que tenía en mente, y no me oponía a ello. Era atractivo y su cuerpo era fuerte como una roca. Eso lo aprendí durante el entrenamiento. Había presionado su cuerpo contra el mío varias veces, mostrándome lo que tenía allí. —Quise venir aquí para conocerte mejor, ya que estaremos trabajando juntos. Aún estaba parado junto a la puerta y pude ver cómo su erección crecía en sus pantalones. Iba a ver hasta dónde podía llegar antes de que cediera. Me acerqué a él y estaba a unos treinta centímetros de distancia cuando dejé caer la toalla y me mostré por completo frente a él. —¿Hasta qué punto quieres llegar a conocerme? —le pregunté con una voz baja y seductora.  No respondió de inmediato y me miró de arriba abajo varias veces.   —¿Te quedaste sin palabras? —Pregunté y le sonreí.   —Princesa, me estás dejando sin palabras.  Extendí la mano y acaricié su dureza y él soltó un gruñido. Moví mi mano hacia arriba y pasé mi mano por debajo de su camisa y tracé ligeramente la cinturilla de sus pantalones cortos, sin apartar la vista de él.   —Princesa, estás jugando con fuego y si no dejas de hacer eso, podrías salir quemada — dijo con voz grave y ronca.   —Entonces, hazme arder, cariño.  No necesitó más incentivo; agarró mi brazo y me acercó hacia él. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y deslizó sus manos hasta mi trasero, levantándome. Envolví mis piernas alrededor de su cintura. Mi coño desnudo estaba rozando justo su erección. Comencé a moverme arriba y abajo creando una fricción que se sentía increíble. No pude evitar los gemidos que salieron de mi boca. Comenzó a caminar hacia mi cama y me arrojó sobre ella.  —Princesa, esta es tu última oportunidad para pedirme que me detenga, porque una vez que empiece, no me detendré hasta que grites mi nombre.   —Bueno, quiero ver eso.   Podía ver que lo tomó como un desafío, y no iba a retroceder. Se arrodilló y me acercó al borde de la cama, para que mi trasero quedara colgando, y rápidamente abrió mis piernas. Pasó su lengua por mi humedad antes de separar mis labios y lamer mi clítoris. Lo movió en círculos lentos y aplicó un poco de presión cada tanto. Sentía cómo mi humedad empezaba a gotear. Con un dedo él comenzó a penetrarme lentamente mientras seguía lamiendo mi clítoris.   —Mmmmmm, no pares —gemí.  Podía sentir la sonrisa en su rostro mientras continuaba su ataque a mi coño. No iba a tomar mucho tiempo, yo estaba por correrme en toda su cara. Insertó otro dedo y con ambos aumentó el ritmo de sus embestidas. No podía detenerlo, pero comencé a mover mis caderas hacia arriba y hacia abajo y empujar mi coño contra su cara mientras mi orgasmo comenzaba a construirse. Él siguió aumentando el ritmo a medida que se daba cuenta de que mi orgasmo empezaba a apoderarse de mí.  Grité de placer mientras el placer recorría todo mi cuerpo. Él siguió haciendo lo suyo mientras disfrutaba de todo el placer que podía. Se levantó y tenía una gran sonrisa en su rostro. Lo dejé creer que había ganado el desafío, pero aún no habíamos terminado.   Me levanté y pasé mis manos por debajo de su camisa y tracé los músculos de su estómago y pecho.   —Ahora, mi poderosa Alfa, ¿por qué no te arrodillas como una buena chica y devuelves el favor?   Esto me enfadó al instante. Nadie me dice qué hacer. No voy a arrodillarme y hacerles ningún favor a nadie.  Lo miré con los ojos entrecerrados y grité. —¡SAL DE AQUÍ!  —¿Qué, por qué? —Estaba sorprendido y no de buena manera.  —Porque nadie me dice qué hacer y ciertamente tú no me dices que me arrodille. Tuve un hombre que me decía qué hacer y huí. No huiré de nuevo, y no recibiré órdenes de ti, especialmente órdenes sexuales.   —¿Estás jodiéndome? Esto es solo un juego, maldita sea.   —No me importa, lárgate de mi habitación.   Salió de mi habitación y cerró la puerta de un portazo.   —Jade, ¿hice mal en echarlo?   —No, nadie nos puede decir qué hacer y nadie nos puede ordenar ponernos de rodillas. Tomamos esa decisión por nuestra cuenta.   Me puse algo de ropa y salí de mi habitación hasta el comedor con la esperanza de conseguir algo de comida. Una vez allí, encontré a Luca extremadamente enfadado y Julian tampoco parecía muy feliz.   Agarré algunos aperitivos y me acerqué a su mesa y me senté. Los dos me miraron como si estuviera entrometiendo mis narices en sus asuntos.   —¿Qué? ¿Les gustaría que me vaya?   —Recuerda que no podemos decirte qué hacer —escupió Luca.   —Oh Diosa, supéralo. Si no me hubieras dicho que me arrodille, no hubiésemos tenido un problema —le respondí.   —¡MÁS QUE SUFICIENTE! —Rugió Julian.   Ambos lo miramos sorprendidos. No pensé que supiera lo que estaba pasando, pero o Luca se lo contó o se dio cuenta.   —¡Mi oficina ahora! —dijo mientras se levantaba. 
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