Me senté en el sillón blanco, para que Sabrina y yo diéramos inicio a la sesión del martes. Ella estaba preparando todo lo necesario para tomar unos mates. Me dediqué a admirar su curvilínea figura, embutida en un ajustado pantalón de gabardina blanco. La tela se le pegaba tanto al cuerpo que cuando se inclinó levemente hacia adelante, para alcanzar el termo que estaba en su escritorio, creí que el pantalón iba a estallar. Pensé que su culo tiene un tamaño demasiado grande como para ser contenido por algo tan ajustado; lo que no podía discutir era que le quedaba de maravilla. Para colmo estaba usando zapatos con tacos, lo cual estilizaba aún más su figura, y le levantaba la cola. Casi se me pone dura la v***a antes de comenzar con la sesión. Entre la psicóloga y yo existe una relación de