Derek toma a Zamira de la mano, juntos caminan hasta llegar al ascensor, una vez allí y cerrado, tira su mano con desagrado. Finalmente había llegado al último piso, Zamira estaba abrumada por la poca información que tenía. Derek abre con sus huellas dactilares su habitación, la cual era enorme y muy espaciosa. Zamira entra con timidez, pues aún no entiende la razón por la que está allí. —¿Qué hacemos aquí?— Pregunta con los nervios de punta. —¡Querida Zamira! Mi madre adoptiva regresa y tú tendrás que fingir delante de ella, se una esposa sumisa— Le explica sin rodeos. —¿Por qué haría eso?. —Porque sabes lo que te conviene. Te mudarás a mi mansión, solo serán los pocos días que ella decida estar en la ciudad. —Esto es una locura, su madre sabe que usted no me ama. —Ella lo sabe,