Zamira mira a Derek con desprecio, la había puesto entre la espada y la pared. Sabía que su mejor amiga la necesitaba. Pero su esposo era un obstáculo. —Derek ¿podrías por una maldita vez en tu vida ser bueno?— Le pregunta con gran decepción. —No cambiaré mi respuesta, fui claro Zamira, si jaja de este auto, tendrás que abstenerte a las consecuencias— Le repitió una vez más. Zamira estaba en un gran dilema, aquel hombre con traje bonito y elegante, solo era un hombre sin corazón. Inesperadamente para Derek, Zamira abre la puerta del auto, y sin decir nada más sale. Con su acción lo había retado. Zamira no voltea atrás, simplemente camina hasta entrar al hospital. —Buenas noches señorita. Busco a la señora Sofía Méndez— Dijo desesperadamente en recepción. —Puede ir al segundo nivel,