Un rudo esposo.

1048 Words
—Cállate y siéntate— Fueron las palabras aterradoras de su esposo Derek. Zamira estaba siendo obliga a ver cómo su esposo tenía sexo con otra mujer en su propia cama, no podía evitar dejar de derramar lágrimas. Sus ojos deseaban cerrarse como cuando se apagan las luces de una bombilla, pero no podía, estaba obligada a mirar cómo su esposo acariciaba otro cuerpo. Zamira intentaba pensar en otra cosa que la hiciera despistarse de lo que su marido estaba haciendo delante de sus ojos. Atormentada durante más de treinta minutos, estaba siendo azotada y no físicamente, más bien, el corazón de Zamira dolía como si le estuviesen abriendo el pecho a sangre fría. Aquella desconocida se levanta de la cama y se viste, para enseguida marcharse sin mirar atrás. Derek se dirige hacia el baño, en ese momento Zamira se disponía a marcharse pero su voz arrogante y fría la detuvo. —¡Deténte ahí! ¿A donde crees que vas?— Le pregunta sin ni siquiera darse la vuelta para mirarla. —No tengo nada más que hacer aquí, ya he visto suficiente, ¿No lo crees?— Se atrevió a preguntarle. Parado frente a la puerta del baño, Derek gira levemente su cabeza, se puede ver una gran sonrisa en su rostro. Zamira sale corriendo de la habitación, se dirige hacia el jardín, intenta sacar todo lo que lleva dentro. En ese momento recuerda lo que la llevó hasta ese matrimonio. Flashback. Donde empezó todo. Zamira había visto a aquel hombre elegante que pasaba por su lado, tan pronto lo vió no pudo cerrar la boca, babeaba por él. Una cafetería les entregó aquel primer encuentro, pero él nunca la miró, aún así, Zamira guardaría el rostro de ese hombre toda la vida. —¡Zamira!— Exclama Susan su amiga al verla hipnotizada. Al ver que Zamira no quitaba la mirada de aquel elegante hombre, Susan se levanta de su silla y se acerca a aquel desconocido. Zamira no puede escuchar lo que hablan, sin embargo, puede ver como ambos se sonríen y se dan la mano, había sido una especia de presentación. Después de unos diez minutos aproximadamente, Susan regresa a la mesa que compartía con Zamira. Interesada en saber lo que había pasado en todo ese tiempo. Zamira no duda en preguntar —¿Qué pasó allí?. Susan la mira y sonríe, sin mediar palabras se empieza a tomar su café. Zamira confundida no volvió a preguntar más. Un tiempo después, como cualquier día, todo transcurría normal, hasta que Susan llega con aquel hombre al encuentro de la cafetería. —¡Zamira he traído compañía!— Dice muy amigable. Zamira se siente nerviosa, nunca pensó que al levantar la cabeza, él estuviera ahí. —Te presento a Derek Scott, es mi amigo. Zamira se levanta torpemente de la silla derramado el café sobre la mesa. Se avergüenza tanto que olvida incluso presentarse. —Mucho gusto en conocerte Zamira. Susan me ha hablado mucho de ti— Dice Derek para sorpresa de Zamira. —¡El gusto es mío!— Le responde tartamudeando. Zamira se siente confundida, no entendía porque Susan había dicho que ella y Derek eran amigos. —¡Yo las dejo. Tengo que regresar al trabajo— Dijo Derek poco menos de dos minutos después. Ambas toman asiento en otra mesa que si está limpia. Se quedan en silencio viendo como Derek desaparece ante ellas. —¿Tú amigo?— Le pregunta confusa. —Es mi amigo. ¿Algún problema?. —¡No, ninguno!— Se limitó a responder pese a sus dudas. Lo próximo que sucedió fue que Derek cada vez más estaba ligado a Susan aparentemente, sin embargo se convirtió en amigo de ambas. Un día mientras está esperando un taxi fuera de la universidad, Derek se para delante de ella. Su mirada era brillante, radiaba luz y sus ojos perfectos la miraban con gran claridad. —Hola Zamira. ¿Cómo estás?— No duda en preguntar. —¡Estoy enamorada de ti!— Le responde. Derek se queda anonadado. ¿Qué rayos había dicho Zamira?. Se da cuenta del error que cometió, la vergüenza se apodera de Zamira sin perder tiempo. Antes de que pudiese decir una mentira. Susan llega casi corriendo con una gran sonrisa en sus labios. Poco segundos después, le planta un tremendo beso a Derek en la boca. —Zamira, quiero que sepas que Derek y yo somos novios— Dijo muy emocionada. Derek y Zamira se miran en silencio. Un silencio que indica que ambos guardarían el secreto de confesión. —¡Felicidades!— Dijo fingiendo una felicidad absurda. Derek y Susan se marchan muy felices, mientras que Zamira siente como su corazón va a explotar de dolor. ¿Cómo fue que no lo vio venir?. Zamira estaba tan cegada que no se habían dado cuenta que su amiga Susan estaba interesada en Derek también. La relación de Susan y Zamira fue menguando poco a poco. Un año después había llegado el momento de la graduación. Ambas habían elegido la profesión de enfermería, por lo que se graduaron con honores. Zamira prefería mantenerse al margen de la relación que tenía su amiga con Derek. Prefería callar sus sentimientos. Mientras Susan se está tomando una foto por su logro profesional, de repente, Derek se arrodilla ante ella, saca una pequeña caja con un anillo de diamante. Susan no lo podía creer, se lleva sus manos a la boca de la sorpresa. —Susan ¿Quieres casarte conmigo?— Le preguntó ante todas las personas presente a la universidad. —Por supuesto que me quiero casar contigo, te amo cariño— llena de emoción su respuesta fue afirmativa. Derek pone el anillo en el dedo de Susan, quien rápidamente se acerca a Zamira y le extiende su mano para que pudiese contemplarlo. —Zamira voy a casarme, tú debes estar presente en la boda, tienes que ayudarme con todo— Le pidió lo que haría una amiga. —¡Por supuesto! Si esto te hace feliz, yo también lo soy— Fueron las emotivas palabras de Zamira. Aunque Zamira sentía tristeza, sabía que Derek jamás sería parte de ella. Su corazón le pertenece a su mejor amiga, a quien ama como a una hermana.
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