La mañana siguiente, Zamira llega a la mansión, ya un poco más recuperada. Mientras subía la escalera a un ritmo lento, escucha la voz de Derek fuerte y clara. —Pensé que me darían buenas noticias— Le dice en un tono de burlas. —¿A qué te refieres?— Le hace la pregunta sin imaginarlo. —Pensé que finalmente obtendrías el p**o por tu castigo, ya sabes, pensé que pasarías a mejor vida. Zamira no responde a sus malos deseos, se gira y continúa caminado, Derek le deseaba la muerte y eso le dolía. Entra a su habitación y se deja caer en el borde de la cama, sus ojos se llenaron de lágrimas absurdas. Zamira lloraba por el amor de un hombre que definitivamente jamás la amaría, siempre sería la culpable de sus desgracias. Mientras estaba inundada de pensamientos que solo traían a su mente a