Capítulo VII El párroco comunicó a la Curia que no había sido un intento de suicidio del ahogado y el funeral fue autorizado. Mi amigo participó en la ceremonia, además de en representación de los vecinos del edificio con otros cuatro propietarios, con la idea de pedir los datos personales al salir de la iglesia al acabar el acto a los asistentes que, al contrario que los parientes del difunto no siguieran al féretro hasta el cementerio. Me había ordenado acompañarlo a la iglesia para que los reuniera y registrara sus nombres, direcciones y números de teléfono a la salida. Después del acto los abordé. No eran muchos: el hijo del general, que se excusó por la ausencia de su padre: «Lamentablemente, hoy precisamente tiene una cita con un superior», un excompañero de escuela del muerto sol