Capítulo 3

2309 Words
Morfeo y yo salimos de mi casa familiar juntos, hablamos un rato sobre las cosas que están pasando en nuestras familias y en como está aumentando su poder en sociedad, en medio de todo ello, me pregunta por lo que está pasando conmigo y sin darle mucha importancia al tema solo. — Ahm, nada, sólo mucho en lo que pensar, además ha aparecido una Psique en mi vida de nuevo, así que bueno, aún no tengo de qué preocuparme, pero será mejor para mi andar con la guardia firme — digo — Déjame decirte algo, no la tengas muy alta deja las cosas ser y entonces en base a eso ya sabrás que hacer — dice y sin más dándome una palmada en la espalda se marcha. Morfeo siempre ha tenido eso, es un grano en tu culo que te jode cada que puede y luego desaparece antes de que le pidas cuentas. «Aaaah, maldito grano en el trasero, pero después de todo tiene un punto» pienso negando mientras subo al auto, pongo algo de música y pienso en cómo voy a poner en orden los más recientes acontecimientos de mi nueva vida, pues, aunque seamos dioses, vivimos en medio de humanos que tienen que vernos tan o más humanos que ellos. Hay mucho en lo que pensar y en lo que voy a hacer con el trabajo en equipo que el profesor de Química ha querido poner, a lo mejor y puedo cambiar de compañero, si hablo hoy mismo, así que aún no tengo que pensar en asear mi departamento, hace mucho que no voy, supongo que ha de estar hecho un asco. Hago un giro en u y tomo la vía hacia el instituto, mientras voy de camino recibo una llamada, una chica pidiendo verme esta tarde, sonrío y encogiéndome de hombros me decido a verla con un ¿por qué no? Implícito en mis acciones, de todas maneras, esta es la manera en la que vivo mi vida. Esta vida acabará en cualquier momento, las chicas que son jóvenes y bellas hoy, más tarde serán ancianas sin oportunidad de volver a nacer, debo disfrutar de la belleza mientras esté firme y fresca, ya habrá tiempo para el amor después, por ahora sólo ayudaré a la felicidad de otros, yo soy feliz con como vivo. Estaciono, al llegar al parqueadero del instituto, bajo del auto siendo recibido por el campus comenzando a llenarse de chicos, unos minutos después la camioneta Mazda con la que casi choco el día anterior se estaciona justo al lado de mi auto, una chica bajita y de cabello n***o azabache sale de ella sosteniendo una mochila, está de espalda a mi y justo se gira cuando voy a darme la vuelta para ignorarla e ir a clases. — Eros, que coincidencia, no esperaba encontrarte en primera instancia a llegar al instituto, buenos días ¿cómo te encuentras? — pregunta pasando un mechón de cabello oscuro tras su oreja derecha, su extraño y embriagante aroma aparece de nuevo, mi abuelo suele decir que el aroma de mortales puros o casi puros suele ser embriagante para los dioses y que por eso suele considerarse como “ELIXIR”, un licor hecho especialmente para dioses. — Anthea, que sorpresa, no esperaba verte tampoco — digo sin saber como enfrentarla, algo en ella me evita pensar como usualmente hago, pero sólo había sido un día. «Con Psique fue menos de un día y la enclaustraste a tu palacio» pienso y me doy una cachetada mental, Anthea, sigue de pie allí, hasta que decide mirarme directamente a los ojos, me da una sonrisa ladeada y de repente mis recuerdos de la chica del club vienen a flashes, agito mi cabeza intentando sacar los recuerdos precipitadamente — Bien, creo que estás algo abrumado, hablamos cuando estés mejor, adiós — dice y su aroma llamándome con necesidad hace que siga sus pasos hasta que desaparece en el interior del edificio. Intento salir de la bruma en la que está mi mente, y con mi cabeza aún embotada de ella, su voz, su aroma y gestos entro al edificio, la primera clase del día es GEOGRAFIA, bueno, soy bueno en este tipo de áreas, es lo bueno de que tus familiares sean el origen de muchas de las etimologías y estudios humanos, para mi suerte, Anthea no está en esta clase así que le da tiempo a mi cuerpo y mente de relajarse y tener la guardia alta. —… Así que Pangea se dividió en lo que hoy conocemos como los continentes, los cuales luego crearon sus propias fronteras políticas y demográficas, el caso es que esto genero el rompimiento con muchos factores del desarrollo humano que para entonces había, pero creo nuevos ecosistemas y permitió la existencia de nuevas especies, gracias a los climas que surgieron de la evolución terrestre — tomo apuntes de lo que va comentando la profesora de esta clase, una mujer bastante joven a la que una o dos veces he probado, pero que está terriblemente obsesionada con la propiedad de todo y todos, y yo odio eso. Quiero decir puedes perfectamente disfrutar del calor y pasión de un cuerpo amarrado al tuyo, el sudor y los aromas, los sonidos proferidos en medio del encuentro, es como una sinfonía en completa armonía hasta que llega el momento del clímax, logras tu satisfacción y la satisfacción dando paso a una incomprensible calma que preludia al deseo de más, el caso es que soy de pocas veces repetir con la misma persona, es aburrido después de un tiempo, Psique tenía algo que la hizo especial para mí, tenía algo que me hacía imposible el tener suficiente de ella, era un esclavo de sus acciones, caricias y ruegos, su cuerpo había sido perfectamente diseñado para estar junto al mío, éramos compatibles a un nivel que nadie a podido superar. Psique era una diosa en cuerpo de mortal, su cuerpo pequeño, pero esvelto y con las curvas adecuadas la hacían tan atractiva que por ello tuve que confinarla a mi palacio, además de para mantenerla fuera del alcance de mi celosa madre, Psique solía sentarse durante el día en el balcón a escuchar a los pájaros cantar, ver los capullos de flor abrirse y la tarde caer para el preludio de la noche dar lugar a mi aparición oscura e impersonal, recuerdo perfectamente el tacto de sus manos en las mías y el aroma de su piel en las sábanas egipcias que mi cama solía tener, su voz jamás me llamó en aquel tiempo por mi nombre, pero hubiera deseado que “amado” fuese mi nombre. — …Finalmente, no olviden hacer su exposición del continente que más gusten y recuerden llevar un traje que represente el país que más les llame la atención, pueden ser tan creativos como lo deseen, recuerden que deben mostrar los cambios físicos, meteorológicos y productivos del lugar en cuestión, esa ha sido toda la clase por hoy, pueden irse — dice y yo salgo en medio del desorden por salir a la próxima clase. Estaba claro que yo sería la representación de mi amada Grecia, usaría mi preciosa túnica blanca y mi arco dorado, unas flechas y por supuesto, preparar unos baklavas y un ouzo para beber hmm, nada mejor, en fin — Anthea ¿Qué piensas hacer para Geografía? — escucho a una chica preguntar — Ohm, pues sabes que mi padre es griego, siempre he amado la fabula de Eros y Psique, así que usaré ese concepto para mi exposición — dice la mencionada — Oh, vaya, así que no va a ser una exposición exclusiva de Eros — menciona su amiga — Ajajaja, bueno Grecia es un país, si bien ambos tenemos nombres griegos, podemos ver Grecia desde dos puntos de vista muy distintos — dice y cierra su casillero para enfilar por el pasillo hacia su próxima clase. Bueno, no podía decir que esto estaba planeado, Anthea era sin duda alguna la descendiente de algún griego, aunque su cuerpo era más latino y americanizado su piel y rostro son muy griegos, niego intentando evitar que mi cabeza vuelva a llenarse de su embriagadora presencia, es tonto tener fantasías con alguien a quien no sabes si le interesas o no y además de todo, no sé si realmente estoy interesado en ella o no para este punto. — ¡Cuidado, Anthea! — Escucho a alguien gritar unos metros a mis espaldas, no me da tiempo ni a pensar algo dentro de mí me lleva a actuar, corro en medio de todos y sujeto el bloque de casilleros que casi cae sobre Anthea — Oh, Dios mío, Eros, ¿estás bien? — pregunta al ver un poco de sangre caer de mi frente, esto no pesa para nada, pero choqué con una punta de los casilleros poco antes de sujetarlos en mis hombros, asiento al ver el rostro de Anthea deformado por la preocupación — Sí, estoy bien, no te preocupes, dile a tu amiga que vaya a buscar a alguien que se encargue de poner esto nuevamente — digo — Bien — dice y mira a su amiga quien aún luce algo consternada — Sam, sam, reacciona, ve a la dirección y busca al conserje o al director, necesitamos que alguien se encargue de esto pronto — dice y su amiga sólo logra asentir y sale corriendo a buscar ayuda. Los pasillos aún están conmocionados por los recientes acontecimientos, pero los profesores acompañan a los alumnos intentando calmarlos de regreso a los salones, Anthea está a punto de llorar para el momento en que el director y su secretaria hacen aparición en la escena, el director me mira apenado y observa a Anthea antes de dirigirse a mi. — Joven Ross, lamento en gran manera que se haya visto envuelto en este asunto — dice el director, Anthea mientras tanto trata de abogar para que me releven y arreglen los casilleros. — Se, señor director, Eros ha intervenido para salvarme de un golpe, yo sólo creo que como está lastimado debo acompañarlo a ala enfermería, claro, si usted lo permite — dice algo avergonzada intentando usar términos formales, lo que hace que una sonrisa se forme en mi rostro. — Oh señorita Tamatopoulos, disculpe, claro — dice el director mandando a llamar un par de conserjes que me relevan, Anthea me ofrece su hombro acercándose a mi para ayudarme a llegar a la enfermería. En el camino a la enfermería solo podía escuchar los lamentos de Anthea y sus palabras a diente cerrado, cuando llegamos a nuestro destino, la enfermería está sola y ni un alma ha pasado por ella, Anthea hace que me siente en una camilla y revolotea de un lugar a otro buscando curas, gazas y desinfectante, luego regresa con todo en una bandeja y un par de guantes envolviendo sus manos. — Realmente lo siento Eros, no tenías por qué involucrarte en esto, yo, usualmente estoy perjudicando a las personas — dice con una sonrisa vacía — Eh, no tienes que hablar así de ti, ha sido solo un accidente no me ha pasado nada más que un simple rasguño, no te preocupes que seguro a ti más de un rasguño te habría dejado — digo y ella suspira sentándose a mi lado — Bueno, en cualquier caso, te agradezco mucho que me hayas ayudado hoy, si hay algo que pueda hacer por ti, para compensarte, solo tienes que decirme y pues sino sabes ahora, piénsatelo y puedes llamarme cuando quieras cobrar el favor — dice, humedeciendo un algodón en desinfectante de yodo, lo aplica en la herida y la limpia, luego, aplica una crema cicatrizante y pone la gaza recortada con una vendita para apretarla, sonríe — bien, estás muy bien parchado Eros, no puedo decir que como nuevo pero hice lo mejor que pude dentro de mi experiencia — dice levantándose de la silla, llevando los residuos a la caneca y regresando lo demás a su sitio — Gracias — digo acariciando la zona donde se encuentra mi nuevo parche — Vaya, no tienes que agradecerme, es lo menos que puedo hacer por ti por ahora, además es lo que tiene ser hermana mayor de tres locos chiquitines — dice negando con una sonrisa en sus labios. La veo ir a lavarse las manos y me decido por recostarme un rato en una camilla, ella revolotea un par de minutos más y luego se me acerca, cierro mis ojos un momento y su persistente aroma me dice que ella se queda un rato observándome, siento a través de mis párpados la sombra de sus manos intentando acariciar mi piel y el susurro de su voz diciendo palabras que no pude entender. — Eros, creo que el resto de la jornada tenemos las mismas clases, descansa yo te prestaré mis libros si gustas — dice y aclarando su garganta se retira de la enfermería, oigo los latidos de su corazón cuando sale de la enfermería y luego escucho sus pies apresurándose al salón de clases. «Aaah, ¿por qué demonios hice eso?» pienso comenzando a cuestionarme el motivo de mis acciones, ya sé que cada uno de mis familiares rige algo en este mundo, pero yo decido lo que hago y como lo hago, a veces ser el dios del amor puede convertirte en un completo idiota lleno de moralismos y estupideces que muchas veces suelen ser vacías, al menos para los seres humanos, pero parece que Anthea se tomaba muy enserio el daño que sufren las personas a su alrededor debido a circunstancias que le atañen a ella. Aún con mis ojos cerrados siento la puerta de la enfermería abrirse, el aroma a flores y primavera inunda el lugar, me incorporo rápidamente para brindarle un saludo cálido a mi tía Perséfone.
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