Capítulo 2

2806 Words
Este día había resultado tener más preguntas que respuestas, tan sólo hoy, había sido el día más loco que cualquiera que hubiera tenido desde el inicio de mi existencia, era como si de repente alguien estuviese jugando con mi pasado y queriendo regresarme a él. «Quizá es un castigo de mi abuelo» pienso en medio de todas las posibilidades. Pero entre más lo pienso, no encuentro razones para recibir sus castigos, no he hecho nada que le ofenda, pero eso no me da ninguna calma, de hecho, hace que otra serie de preguntas embarguen mi mente, la observo intentando encontrar algo que me diga más de ella, pero ella no es una semidiosa, ni nada por el estilo, es una humana, tal como la Psique que en algún momento amé, una humana mortal, volátil, efímera y cambiante. — Hmm, gracias Psique, toma — digo ofreciéndole un billete de $10, ella niega con lo que parece ser una sonrisa, dado que, por su velo, no puedo ver bien su rostro — No es necesario señor, sólo quise acompañarlo, que tenga un buen viaje — dice y dando media vuelta vuelve a entrar al club. Entro a casa por el lado del taller de Vulcan, quien, al verme entrar sin decir palabra alguna, me observa con preocupación. — Eros, hermano ¿qué te ocurre? ¿estás bien? ¿pasa algo? — pregunta bastante preocupado por mí, yo intento darle mi mejor sonrisa para que esté tranquilo, pero siempre me olvido de que él es de las pocas personas que suele ver a través de mí. — Estoy bien hermano, no te preocupes, es sólo que tengo mucho en lo que pensar — digo simplemente y él niega, se acerca a la nevera que tiene en su taller y me ofrece una cerveza fría, la tarde para este momento, ha caído, pero aún hay rayos de sol en el cielo, recibo la botella que me ofrece y le doy un trago — Eros, sé que en general no entiendo mucho de los temas que suelen preocuparte, pero si hay algo que pueda hacer por ti, sólo dime — dice intentando comprender la razón detrás de mi actitud callada y seria. Le doy mi mejor sonrisa y sin decirle claramente mi problema — Digamos que justo ahora, estoy pasando por una situación donde el presente se mezcla con mi pasado — comento tranquilamente y dando un trago a la botella, él asiente con un gesto de comprensión. — Te diré qué hermano, aunque tus circunstancias y las mías sean tan diferentes, creo que todos hemos pasado por algo como ello, y créeme, entiendo que te sientas frustrado, porque muchas veces no sabes cómo responder — dice pasando una mano por su cabello. Niego dando una palmada en su espalda — Gracias Vul, de verdad, creo que tienes razón, analizaré lo que sea que esté pasando en mi vida, por cierto, ¿puedo pedirte un favor? — pregunto con mi mochila al hombro. Él suelta la llave que lleva en su mano haciendo que se produzca eco en su taller — Hermano, sabes que desde que esté en el poder de mi mano hacer algo por ti, lo haré — dice — Gracias, hermano, de verdad, honestamente quiero tener una charla con Eon, si es que él sabe algo de esta clase de fenómenos — digo y Vulcan sonríe — Tengo una charla pendiente con él, haremos un viaje en motocicleta en el verano, ¿por qué no vienes con nosotros? Así seguro que puedes hablar con él, pero no sé si puedes esperar tanto — dice haciendo una pausa, pues sería mejor que tu charla la tengan personalmente y sabes que el prefiere las temporadas cálidas — añade — Entiendo, bueno, quiero decir, que puedo esperar, mientras las casualidades no sean tan frecuentes, puedo hacerlo — digo termino el ultimo trago de la botella y dando media vuelta le hago un gesto de despedida a Vulcan con mi mano, dejo la botella en una caja de botellas vacías y entro a la casa. [...] Cierro la puerta de mi habitación abrumado por las cosas del día, voy a mi escritorio, dejo la mochila sobre la silla y saco mi vieja flauta y me siento en la orilla de mi gigantesca cama, pongo la flauta en mis labios y dejo que la melodía comience a formarse. INICIO FLASHBACK — Eros, Eros ¿Dónde estás? Por favor ven a mí hijo mío — Madre, ¿a qué debo el honor de tu llamado? — responde el joven de cabellos rizados, ataviado en su túnica blanca y empuñando su arco dorado — Tengo una importante misión para ti y tu arco hijo mío, hay una vil humana que intenta competir con la belleza de tu madre, por favor toma tu arco y has que caiga enamorada del más horrible de los hombres mortales — dice la diosa de cabellos dorados El joven indignado por la envidia de su madre hacia un simple mortal indefensa intenta refutarle, pero no se encuentra en posición para hacerlo, así que resignándose — Como ordenes, madre — dice saliendo del salón al que había sido convocado, sus alas blancas se extienden permitiéndole sobrevolar los cielos, llegando al sitio que le ha indicado su madre. — Hermana, no, no hagas eso — dice una joven revoloteando entre las flores de un bello jardín. — Eres tonta Psique, le tienes miedo a todo, sólo diviértete — dice otra de las dos jóvenes que la acompañan, está claro que las tres son poseedoras de gran belleza, pero Psique resalta entre sus hermanas, pues su belleza es tanta que con adornos simples y sencillos deslumbra. — Noo, espera — dice en medio de risas y sale corriendo. El joven levitando en el aire se queda absorto observando a la joven de cabellos oscuros ondulados y piel clara, tan absorto que al momento en que va a flecharle, su flecha se desvía cayendo a lo profundo del mar. Las chicas pronto de cansan de su juego y corren a refugiarse rápidamente bajo la sombra de un árbol, allí, Psique se queda dormida y para jugarle una broma, sus hermanas se van dejándola sola, completamente hechizado por la belleza de la joven, desciende, la toma en sus brazos y la lleva a su palacio FIN FLASHBACK El temblor en mis manos hace que suelte la flauta y esta caiga al suelo de mi habitación, soy consciente de que en el pasado no todo fue engaño y traición, aunque por aquel entonces Psique y mi madre lograron llevarse bien, ella seguía siendo una débil mortal que podía estar hoy en mis brazos y mañana ya no, mi abuelo al saber de este gran obstáculo, prometió darle inmortalidad para que viviera eternamente a mi lado como recompensa por todas las pruebas a las que mi madre la había sometido, sin embargo la promesa nunca se cumplió, Psique se fue dejándome atrás con el fruto de nuestro amor que eventualmente se marchitó y también me dejó solo, em quedé con el vacío de no saber a quien brindarle todo mi cariño y amor. «Estoy sólo, ¿a quién más puedo amar como las amé a ellas?» Ser el dios del amor no implica que te sea fácil enamorarte de alguien, eres el dios porque eres quien otorga ese sentimiento, pero ser tú quien se enamore perdidamente y convertirte en esclavo de sentimiento que debes controlar no es algo que ocurra todos los días, me levanto de la cama y salgo de mi cuello tortuga n***o, me concentro en hacer flexiones y dejar que la música fuerte que sale de los altavoces adormezca mis emociones. El agua cae fría sobre mi cabeza, dándome un poco de lucidez y calma, mi cuerpo poco a poco va cediendo a la sensación de paz que el baño me transmite, imágenes del pasado vienen de repente a mi mente, flashes de la realización en el rostro de Psique al ver mi rostro bajo la luz de la vela, la sensación de mi pecho comprimirse al entender que ella no confiaba en mi por completo, el dolor de verla hacer lo IMPOSIBLE para recuperar mi amor y obtener el favor de mi complicada madre, sus lágrimas, sus caricias, sus besos, sus ruegos, sus gemidos y exclamaciones, ¿sería posible algún día para mi deshacerme de sus recuerdos? Salgo de la ducha, seco mi cabello con una toalla y observo las tenues sombras del pasado en mi rostro a través del espejo, sonrío con pesar y niego, saliendo del baño con una toalla atada a mi pelvis, saco los libros y cuadernos de la mochila y el dinero del fondo, el cual coloco en mi caja fuerte, me siento en el escritorio y mirando mi teléfono, encuentro una llamada perdida. “ANTHEA” El nombre que aparece en el registro hace que mi pecho se apriete con extrañeza, me decido a devolver la llamada y pronto una voz cantarina que ha bailado en mis oídos y en mi mente responde. — Si, ¿diga? — dice — Anthea, soy Eros, me llamaste ¿sucede algo? — pregunto — Lo siento, sí, me había olvidado de ello, es sólo que tendré libre los días que quedan de la semana, no sé ¿qué día queda bien para ti, para hacer nuestro trabajo? — dice su voz algo agitada — ¿Ey, estás bien? — pregunto y ella ríe — Si, si, sólo que no me esperaba que me devolvieras el llamado, así que estoy algo nerviosa, no suelo trabajar con chicos en asuntos escolares, así que no tengo mucha experiencia en esto de hablar con chicos por teléfono — dice — Entiendo, no pasa nada, pues mira ¿qué te parece el viernes? — digo mientras organizo mi cabello que comienza a secarse. — Perfecto, ¿dónde te gustaría que hagamos el trabajo? Puede ser en mi casa, en la biblioteca o no sé si prefieres que sea en tu casa — dice — Mi casa, no sé si te sea conveniente, puedo acompañarte a tu casa una vez terminemos — digo — Bueno, si es así, está bien, hablaré con mis padres sobre ello, creo que eso sería todo por ahora, te veré mañana en clase, adiós — dice — Bien, hasta luego — digo y termino la llamada. ¿Pueden dos personas tener la voz exactamente igual? ¿podía una chica en la que apenas y me había fijado revolucionar mis emociones con sólo una llamada? Estaba claro, algo pasaba y esta chica tenía que ver con el problema, no, no me estoy quejando, por supuesto ella no pasaría indiferente a nadie o al menos eso había notado yo, pero ¿no había dicho que le gustaba alguien? ¿acaso soy yo? Una vez termina mi cuestionamiento interno, me decido a ir a la cocina por un vaso de leche y galletas, tanto pensar suele darme hambre, así que salgo de la habitación, entro a la cocina y sirvo un vaso de leche y un plato de galletas, me siento en la barra para comerlo y mientras pienso en qué lugar sería mejor para que Anthea y yo hagamos nuestro trabajo, aquí en la casa familiar no sería lo más adecuado, puede que mis padres no estén aquí ahora, pero no sería cómodo para ellos que trajera a una chica,sobre todo para mi madre, que no sé cómo pueda llegar a reaccionar. Lo más sencillo, sería que la llevase a mi departamento privado, pero, de pronto imágenes de las locuras que he hecho en el lugar me hacen pensar en que no sería tampoco un lugar adecuado para alguien pura e inocente como ella, pero al pensar las cosas, las personas pueden cambiar los recuerdos y significados de las cosas y los lugares, sonrío y me decido por llevarla allí, hago una lista de cosas por hacer y una vez termino mi vaso de leche con galletas, regreso a mi habitación, cepillo mis dientes y voy a la cama, me retiro mi toalla, la coloco en la secadora del baño y me quedo dormido. — … Escúchame, no puedes ver mi rostro, él día que lo veas no será posible que continuemos juntos, ¿comprendes? — Está bien mi señor, con que tan sólo mis oídos te oigan y que mis manos te toquen estaré satisfecha — dice la joven con voz queda y confiada, amar a alguien no implica que debas ver sus formas, sino ver lo que habita en su corazón. — Dado que lo entiendes, vendré a verte en las noches, aquí tendrás todo lo que necesites mientras yo no esté, recuerda que no debe haber velas o antorchas encendidas, así no me verás — dice el joven de cabello oscuro y rizado. — Está bien mi señor, lo comprendo, justo ahora no te veo, sólo escucho tu voz y me siento en paz a tu lado — dice la joven, extendiendo sus manos para intentar palpar el rostro de su amado El joven toma las manos de su amada y las pone sobre su pecho, diciendo silenciosamente “A ti, te pertenece mi corazón”, la deja caer sobre el lecho, en medio de risas y suspiros, llevando a caricias tímidas pero llenas de pasión, cargadas de ese amor tierno y discreto, pero convirtiéndose en ese deseo ardiente y letal. Despierto luego de haber soñado, pero sin recordar lo que soñaba, aclaro mis ojos y me levanto de la cama, organizo sus sábanas para ver el producto de mis sueños, llevo las manos a mi cabello y rápidamente me decido a ir al baño para calmar mis profundos e incomprensibles deseos. Un buen baño es una gran solución a los conflictos carnales que surgen en el mundo de Morfeo, así que una vez estoy vestido. — No puedo creer que te haya puesto así, primo — dice señalando mi obvia incomodidad y sabiendo que cualquier objeto o persona con el que sueñe, está sencillamente relacionado o más bien, actuado por él. — No es gracioso, Morfeo ya te he dicho que dejes de meterte en mi cabeza, además tienes tu misión con los reyes mortales, ¿por qué te metes conmigo? — pregunto frustrado, mientras salgo de la habitación — Eh, no te enojes Eros, no era mi intención causarte molestias, sólo quería que nos riéramos un rato, nada más — dice siguiendo mis pasos fuera de la habitación. — Bien, no pasa nada, después de todo no es tu culpa Morfeo, es sólo que desde ayer he tenido demasiadas cosas en la cabeza, y la verdad no se como enfrentarlo — digo mientras saco cereal de la encimera y yogurt y frutas de la nevera — ¿Ya desayunaste? — pregunto observando al moreno, al tiempo que niega — No, ajajaj, pasé toda la noche contigo y no tuve tiempo de salir antes de que Vulcan me viera — dice encogiéndose de hombros — No me digas que le hiciste algo — digo y él sólo vuelve a encogerse de hombros — Sólo le moleste un poco, solamente quería darle un empujón — dice y le pongo un tazón con cereal, frutas y yogurt — Así que un empujón, y eso ¿para qué? — digo sentándome frente a él, dándole un bocado a mi tazón de cereal, frutas y yogurt — ¿Qué? Espera Eros, ¿estás tomándome el pelo? ¿De verdad no te has dado cuenta? — dice extrañado — No, no tengo ni idea de a qué te refieres — digo encogiéndome de hombros — Creo que pronto te quitaré tu lugar como Dios del amor, resulta que hay una chica en su universidad y está loca por tu hermano, pero, aunque él no le presta mucha atención, está más bien asustado, ya sabes, por lo de su rostro — dice y esta vez soy yo quien se queda sorprendido ante las palabras de mi primo — Así que crees que necesita un empujón — digo llevándome a la boca el último bocado de mi tazón de cereal — Bueno, no sé después de todo, tu eres quien tiene potestad sobre las cosas del amor, sólo digo que algo de calidez en la vida de Vulcan no estaría mal — dice — No niego eso, veré que puedo hacer por mi hermano, si la chica ya siente algo por él, el problema no es de ella sino de él, así que debo hablar con él — digo levantándome de la silla y poniendo los platos en el lavavajillas — Bueno, lo mejor será que lo hagas cuanto antes — dice y termina su tazón de cereal, se levanta del banco de la barra y lo deja donde yo acabo de dejar el mío.
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