— ¿Noa? — lo llamó su amigo, y el aludido levantó la mirada. — No sé qué decirte. — ¿Debo tomar eso como que lo estás negando? — No… — contestó cerrando los ojos, luego soltó un suspiro — Debes tomarlo como que no estoy listo para hablar de ello. — Ayer estabas listo y creo que una parte de ti quería que esto sucediera. — Fue diferente, estaba seguro que no recordarías nada. Obviamente no esperaba esto. — Hemos sido amigos durante muchísimo tiempo, creo que es momento de que comencemos a hablar con la verdad y empezaré yo. — le dijo y Noa lo volteó a ver confundido. — No entiendo. — Siempre tuve presente que eras gay… — Darío… — Está bien — lo tranquilizó, mientras levantaba una mano para que lo dejara continuar — no hay porque seguir fingiendo que no lo s