—¿Le has preguntado alguna vez?— Me mordí la lengua. Derek sacudió la cabeza con una ceja inquisitiva. —Como dije, él no es el hombre del saco, Cristine—. —En su mayor parte—, refunfuñé en mi taza. Derek puso los ojos en blanco y siguió pintando mi cabeza antes de envolverla en plástico. Me quitó la bolsa de basura y luego me entregó una toalla. —Oh, ¿cuándo te hiciste eso?— Sus dedos tocaron las cicatrices en la parte posterior de mi hombro. —Fue, uh... fue hace un tiempo...— ¿Por qué la verdad seguía siendo tan dura? —¿Interrumpo?— Dijo Ellie, asomando la cabeza por detrás de la puerta del baño. Derek dejó el tema para saludar a su pareja con un beso que fue casi casto. Ellie se apartó y luego me miró. —Hola de nuevo. ¿Te sientes mejor? —Lo siento mucho—, farfullé. —Yo... bueno,