Jordan entró a la habitación una hora y veinte minutos más tarde. Emira contaba cada minuto que pasaba en el reloj de su celular y rechinaba los dientes cuando entró. Se acercó a ella de inmediato, viendo a Zairy dormida en la cama y a la empleada leyendo un libro junto a su esposa. -Felicia, puedes retirarte- dijo asustando a ambas, pero Emira estaba tan enojada que poco podía afectarle. La mujer fue feliz de ser liberada y corrió a darse un baño y aplastarse en la cama asignada junto a la habitación de Carmela. -Nena, yo-- Jordan estiraba una mano hacia Emira pero esta lo rechazó por completo quitando de él la mirada. -Ve a ducharte, apestas a puta- dijo con voz neutra mientras olfateaba a la italiana por todo su ambiente. Una voz claramente aterradora viniendo de ella. Con el ra