Ese otro día, a plena hora de la madrugada, exactamente una hora y media antes de que Julia llegara a casa a sus labores diarias, el momento en que Tania estaría durmiendo profundamente y Jorge ni siquiera pensara en levantarse aunque fuera a desahogar su vejiga en el baño; y sobre todo cuando Marcus estaría tan agotado de su vigilia nocturna que entonces de seguro quisiera cerrar aunque fuera un ojo; fue que me levanté a husmear en el tercer piso, precisamente la habitación en la que Jorge tenía sus computadoras, equipos de sonido, consolas y el Wifi. Pero no era eso lo que tenía en mente, sino los archivos de cada grabación que hacían las cámaras de seguridad, de cuyo paradero justo en ese momento no tenía ni la más remota idea, no solía husmear precisamente en las cosas que