Dos meses después, cuando se aproximaba el regreso de Frank, Susan estaba feliz, pronto estaría en brazos de su amado; faltaban pocos días para que terminara aquella desesperante ausencia. Por fin estaba llegando el momento de su boda, que le permitiría estar con él, sin ningún impedimento; nuevamente, estaría en sus brazos, para volver a experimentar esa pasión en su cuerpo que estaba ansioso de él, «que hermoso debe ser, amanecer todos los días en sus brazos». Lauren se sentía dichosa; nunca se había sentido tan bien, como en estos momentos, su relación con Gerardo, seguía siendo maravillosa; el, la seguía consintiendo, le complacía todos sus gustos, y en la cama seguían experimentando esos placeres, en los que seguían siendo insaciables; cada día se entregaban como el primer día; esa h