Lauren, abrió sigilosamente la puerta del cuarto lo suficiente para asomar la cabeza, la luz estaba encendida; sobre la cama estaba Frank, dormido con la ropa puesta; se había pasado de tragos, y sus amigos lo habían llevado a su cuarto. Lauren entro, cerró la puerta por dentro, y se aproximó a la cama y constatando que estaba dormido profundamente, procedió a desvestirlo, dejándolo totalmente desnudo. Luego, tambien ella dejo al descubierto todo su cuerpo, y tomando la ropa de los dos, comenzó a tirarla desordenadamente en el piso, desde la puerta de entrada hasta el pie de la cama, de tal manera que pareciese que ambos habían entrado desvistiéndose. Allí al pie de la cama se quedó mirándolo desnudo; «no estas nada mal» pensó y sonrió.
Frank despertó cuando ya estaba amaneciendo y sin abrir los ojos, sintió un cuerpo desnudo casi sobre él; «¿Qué locuras hice anoche?» Se preguntó, sintiendo un gran dolor de cabeza; luego trato de abrir los ojos y en medio de la penumbra trato de mirar el rostro de la mujer que había amanecido en sus brazos.
—¡Lauren; Lauren, ¡despierta por favor! —le llamo Frank muy confundido al descubrir que era su amiga— Por Dios, ¿qué es lo que hemos hecho? —le pregunto una vez que la vio despierta
—Yo no lo sé Frank — le dice Lauren, fingiendo estar muy sorprendida, y cubriendo su desnudes con una sábana— no me acuerdo momo llegué a tu habitación ¡por favor dime tu como fue esta locura!
—No sé cómo pudo suceder esto, Lauren— dijo Frank, mientras se bajaba de la cama y comenzaba a recoger la ropa regada en el piso — ni siquiera recuerdo cuando me vine a la cama
—¡No puedo creer que tú y yo hayamos tenido sexo anoche! —le dice Lauren mientras sentada en la cama, toma su ropa de las manos de Frank— esto no debió haber sucedido Frank.
—Por supuesto que no debía haber sucedido Lauren —exclama Frank, mientras se vestía, visiblemente preocupado — ¿te imaginas lo que esto significa para los dos?
—No sé a qué te refieres Frank —le dice Lauren mientras camina hacia el baño, presionándose la cabeza con una mano— me duele demasiado la cabeza.
—Tú sabes cuál es mi relación con Susan y tú eres su amiga —dice con semblante de angustia— ¿Qué pensara de ti y de mi cuando se entere?
—¡Por Dios Frank! —le replica Lauren regresándose del baño y aproximándose a él, fingiendo sentirse muy avergonzada— esto no lo puede saber Susan.
—Hemos sido, muy desleales con Susan, Lauren —le dice Frank con tristeza—¿Cómo me presentare ante ella sin sentirme avergonzado?.
—Realmente, esto no tiene justificación —le dice Lauren fingiendo arrepentimiento— pero es que nosotros no planificamos esto; simplemente sucedió.
—No importa como haya sucedido —exclama Frank con desespero— Igualmente la traicione.
—No te juzgues tan duramente —le dice Lauren tratando de restarle importancia— esa no fue tu intensión.
—¡Maldición!;esto no tenía que pasar —exclama Frank, como para sí mismo, sintiéndose impotente por no haber evitado aquella situación —Susan no se merece esto.
—Me siento tan mal como tú, Frank —le dice Lauren acercándose a él, después de haber salido del baño, lista para marcharse, y apretándole una mano— aunque lo lamentemos, lo único que podemos hacer es mantenerlo en secreto.
—«Misión cumplida Lauren; te mereces un Oscar, ya tu hijo tiene padre», pensó sonriendo para sus adentros, mientras salía del apartamento, dejando a Frank sumergido en un gran cargo de conciencia.
Dos meses después.
—Tenemos que hablar de algo muy importante, que nos atañe a los dos, Frank —le dice Lauren mientras fue a visitarlo a su apartamento— por eso me atreví a venir aquí, después de lo que sucedió entre nosotros hace dos meses.
—Aquello, es ya un caso cerrado entre nosotros, Lauren —le replica Frank, extrañado por aquella inesperada visita— no vale la pena volverlo a mencionar.
—Pues, lamento en verdad decirte, que ese caso, no quedo serrado —le dice Lauren, mientras Frank le escucha con inquietud— porque esa noche loca entre nosotros, dejo consecuencias que debemos afrontar.
—Por favor Lauren, deja ya el misterio —le pide Frank poniéndose tenso— me tienes en suspenso.
—Te lo diré como una buena noticia; vas a ser padre —le suelta Lauren, mientras Frank se levanta, como catapultado del mueble donde está sentado— me dejaste embarazada esa noche.
—Eso no puede ser Lauren —exclama Frank, impactado por la noticia— esto tiene que ser una broma, de muy mal gusto.
—Déjame decirte Frank, que esa broma ya tiene dos meses formándose aquí —le dice Lauren muy seria, señalándose la barriga con el índice— y el padre de esa broma eres tú.
—Tiene que ser un error —le dice Frank, mirando molesto a Lauren— ¿Cómo puedes estar tan segura de eso?
—Estoy segura, porque aquí tengo la prueba —dice Lauren mientras le muestra un examen de laboratorio que saco de su bolso— eso no lo invente yo.
—¿Por qué estás tan segura que es mío? —Pregunto Frank, sintiéndose aturdido después de leer el examen— esto es algo muy serio.
—Me estas ofendiendo Frank —le dice ella, mostrándose alterada— ¿tú crees que yo ando acostándome con todo el mundo; tú eres el único hombre que me ha tocado en mucho tiempo.
—Perdón, no he querido ofenderte —le dice Frank mostrándose abatido— es que esa noticia me ha tomado de sorpresa y me siento turbado.
—lo entiendo Frank, pero no he venido solo a informarte —le dice Lauren, apremiante—vine para que le busquemos solución a este problema, que es de los dos.
—¿Qué es lo que tu propones que debemos hacer? —pregunta Frank paseándose nervioso por la sala.
—Te diré las alternativas Frank —dice ella muy determinada—una, es que yo me venga a vivir en tu apartamento y vivamos como una pareja normal y esperemos juntos a nuestro bebe.
—¿Y cuál sería la otra alternativa?—Pregunta Frank, sintiendo un susto en el corazón , pensando en Susan, la mujer que ama.
—Mis padres, no me quieren embarazada en su casa y me aconsejan Interrumpir el embarazo, si no hay un padre que se responsabilice por los dos, y yo sola no puedo sobrellevar este problema —le dice Lauren muy decidida— tu decidirás si quieres o no quieres que tu hijo nazca; perdóname que sea tan cruda , pero esa es la realidad.
—Esa es una acción muy drástica e inhumana Lauren —le dice Frank, frunciendo el entrecejo, sintiéndose horrorizado— ¿te atreverías quitarle la vida a una criatura que no puede defenderse?
—Yo estoy desesperada Frank, —le dice ella, acercándose a él, y abrazándolo, fingiendo sollozar— tenemos que protegerlo; a pesar de las circunstancias como fue concebido, es nuestro hijo —y apartándose de él, se pasó las manos por los ojos limpiándose unas lágrimas inexistentes.
—Por favor, dame tiempo para pensar Lauren —le dice Frank, consternado— estoy aturdido, con muchos pensamientos; tú sabes que esto cambia totalmente mi vida; ¡oh Dios! Aun no sé qué hacer.
—Yo tambien me siento abatida Frank —le dice Lauren, bajando la cabeza con aparente tristeza— nada de esto estaba en mis planes —y pasándose las manos por la barriga— oh mi bebe, tú no tienes que sufrir las consecuencias de nuestro errores.
Cálmate Lauren —le dice Frank, enternecido por las palabras de ella —encontraremos una solución para protegerlo.
—Gracias Frank; me tranquilizas —exclama ella, mostrándose muy emocionada y abrazándolo fuertemente—perdóname por todos los inconvenientes que te estoy causando; sé que eres un hombre de muy buenos sentimientos.
Los dos nos equivocamos, Lauren —le dice Frank en voz baja, en señal de apoyo, pasándole las manos por la espalda— solo dame un poco de tiempo para reacomodar mis prioridades.
—Está bien Frank estaré en casa de mis padres esperando por ti —le dice mirándolo a los ojos—tengo mucho temor, porque sé que no pasara mucho tiempo sin que quieran echarme; por favor no me vayas a abandonar —y dándole un ligero beso en los labios se despidió.
——«Lastima que en verdad no sea tuyo este hijo; me hubiese gustado que fueras tu quien me lo hiciera; perdóname Frank, no mereces este engaño» pensó mientras salía del apartamento
Frank quedo muy inquieto y cabizbajo dando pequeñas vueltas en el espacio de la sala de su apartamento; sentía un nudo en la garganta, pensaba en Susan, el día que ella se fue, se amaron apasionadamente y él le había prometido, que la esperaría para casarse con ella, y ella se fue ilusionada, prometiéndole que se guardaría para él. Se mantenían en comunicación, recordándose mutuamente aquella promesa de amor, y ahora que estaba tan próxima a regresar, ya no podría ni mirarla a la cara. Le había fallado, y solo pensaba en el dolor que ella sentiría cuando supiera que le había traicionado.
Se rascaba la cabeza, sintiendo un gran dolor en su corazón, solo imaginando aquel momento en el cual, él no tendría la oportunidad de consolarla; «perdóname mi amor, nunca quise hacerte esto Susan, solo fue una locura que no pude prevenir», pensaba sintiéndose acorralado. Quería encontrarle una salida a todo esto, pero no había nada que pudiera justificarlo ante ella. Tres días pensando en aquello, como una obsesión, no le habían aportado ninguna solución que le permitiera quitarse de encima aquel problema que le haría perder a la mujer que amaba. Todo había comenzado en la celebración por el excito de un contrato que había logrado, sin imaginarse que aquel excito seria el final de un sueño de unirse a la mujer que amaba
—¿Estas enfermo hijo —le pregunta Beatrice, la madre de Frank, al verlo tan decaído el día que fue a visitar la casa de sus padres— no te veo muy bien; ¿Qué te está pasando?; hace varios días que no venias.
—No es nada mama —responde Frank quitándole importancia para no preocuparla— he estado trabajando mucho; eso es todo.
— ¡Frank¡; como estas hijo —le saluda Al, su padre, quien le da un abrazo— pensaba ir a visitarte porque hace varios día no sabíamos de ti —luego mirándolo al rostro— ¿Qué te pasa hijo? No te veo muy bien.
—Eso le dije yo —exclama Beatrice, alarmada— y me salió con una excusa que no le creí; yo lo veo muy deprimido, Al.
—Ven Frank; sentémonos y explícanos que te pasa hijo —le dice Al, poniéndole una mano en la espalda, empujándolo suavemente hacia un mueble— nos tienes muy preocupados —continuo, mientras él se sentaba al lado de Frank y Beatrice se coloca de pie, expectante ,frente a su hijo.
—Está bien, les contare —dice Frank con el ánimo muy afligido, y un brillo de lágrimas en sus ojos— me nacerá un hijo dentro de pocos meses.
—Pero hijo; esa es una buena noticia, ya era hora; por fin nos das un nieto —le dice Al eufórico— esto tenemos que celebrarlo.
—¿ Cómo esta Susan?, supongo que muy feliz —le dice Beatrice no muy contenta— debieron casarse primero, para que nuestro nieto nazca, como deben nacer todos los hijos; dentro de un matrimonio, como debe ser.
—¡Un momento!, aquí hay algo que no entiendo hijo —exclama Al, poniéndose muy serio—hasta donde yo sé, tú no has ido a donde esta Susan, ni Susan ha venido para acá; ¿me puedes explicar cómo ha pasado eso?; ¡por favor Frank no me digas que ese bebe no es…! ¡¿Qué cosa has hecho hijo?!
—Así es padre, ese bebe no es de Susan —les dice Frank bajando la cabeza apesadumbrado.
—pero, ¿Cómo pudiste hacer eso Frank —le reprocha Beatrice con los ojos muy abiertos por la sorpresa— le vas a romper el corazón a la pobre Susan cuando se entere; ¿ cómo te atreviste a hacerle ese daño?
—Eso no sé cómo explicárselos —exclama Fran con desespero— hace dos meses, cuando logre conseguir ese buen empleo que tanto había deseado y estaba celebrando con unos amigos en mi apartamento; me pase de tragos y no puedo recordar más nada; cuando desperté al día siguiente estábamos desnudos en mi cama.
»Hace tres días vino desesperada a mi apartamento a decirme que estaba embarazada, trayéndome los resultados de laboratorio, y diciéndome que no encontraba a donde ir, porque vive con sus padres y no la quieren embarazada en su casa.
—¿Y quién es esa muchacha Frank; la conocemos nosotros —quiso saber Al.
—Si la conocen ustedes —les dice Frank, mientras sus padres esperaban en suspenso— es Lauren, la amiga de Susan.
—Por Dios Frank, eso es una locura —le dice Beatrice escandalizada— ¿tenía que ser precisamente con la amiga de Susan?
—ya te dije madre, como sucedió; no fue algo premeditado —dice el, tratando de hacerles entender que no había sido a propósito— los dos nos sorprendimos mucho cuando amanecimos desnudos en la cama.
—Ahora, ¿Qué piensas hacer Frank? —pregunta preocupado, Al
—Ella me dice que si no la apoyo compartiendo la responsabilidad con él o la bebe, se verá obligada a interrumpir el embarazo; porque ella no puede sola con la responsabilidad.
—¡¿Queeeee?! —exclama Beatrice encolerizada— a mi nieto nadie le quitara la vida; es tu responsabilidad cuidar de los dos; tienes que llevártela contigo, ahora ella es tu mujer y prepárate a casarte con ella; yo no quiero un nieto bastardo
—Beatrice, tiene razón hijo —le dice Al, poniéndole una mano sobre el hombro— tu sabes que no somos de los que abandonamos a la familia; ese es tu hijo y debes protegerlo.
—Como se lo digo a Susan —dice Frank sollozando— la he perdido y estoy desesperado; nos íbamos a casar.
—Lo siento mucho hijo —le dice Al abrazándolo fuertemente— sé que esto será muy duro para ti y para Susan; pero hay responsabilidades que no debemos evadir; ahora tienes que pensar en tu hijo.
—SI padre, por el bien de mi hijo, hare lo que haya que hacer —le dice Frank mostrando un gran pesar en su rostro.
Frank salió de casa de sus padres tan triste como había llegado; sabía de antemano, cuál sería la reacción de sus padres; nunca apoyarían que su nieto naciera sin un hogar que le diera seguridad, Tampoco el, estaba dispuesto a abandonar un hijo. Le destrozaba el corazón perder a Susan y le angustiaba el sufrimiento que esto le causaría a ella.
Entro a su apartamento, sintiéndose derrotado; se sentó en un mueble de la sala y miro a su alrededor, todo le parecía tan vacío ; toda la decoración que había en el apartamento, se había hecho, tomando en cuenta el gusto de Susan, porque ahí pensaban comenzar a compartir sus vidas, una vez casados. En todo lo que miraba, habían detalles que le recordaban a ella; hasta la cama, le recordaba a ella; cuantas veces había soñado con el momento de tenerla allí en sus brazos. Todo se había convertido en un sueño irrealizable, por causa de una circunstancia, de la cual no recordaba haberla vivido, pero que sin embargo le estaba produciendo consecuencias, en las que ya había comenzado a vivir momentos muy amargos, y que le dejaría profundas heridas, tanto a él, como a Susan.
Saco su teléfono, marco un número, nunca le había sido tan difícil hacer una llamada; estaba tomando la decisión más difícil de su existencia; estaba renunciando al amor de su vida.
Del otro lado descuelgan el teléfono; se oye un —¡alo!
—Hola, Lauren; ya he tomado una decisión, por favor ven a mi apartamento; te espero.
Corto la llamada telefónica y se quedó allí sentado, dejando que unas lágrimas bajaran por su rostro. Estaba inaugurando una inesperada etapa de su vida, que nunca había deseado, pero que el destino se la estaba imponiendo ; una nueva etapa de su vida que tendría que compartir con una mujer que no amaba, pero que llevaba en su vientre a su hijo; tendría que aprender a convivir con ella. De nada le servía resistirse a esta nueva e inesperada relación, ya que igualmente había perdido lo que más le importaba en su vida. Lauren era una mujer bella, pero nunca la había mirado de otra manera, sino como la amiga de Susan, pero ahora había irrumpido en su vida en una circunstancia muy extraña, en la que ninguno de los dos había deseado que fuera así
El timbre de la puerta, interrumpió sus pensamientos; se levantó pesadamente, fue a la puerta, sintiéndose muy cansado emocionalmente, miro por el visillo, y allí estaba el rostro de la mujer con la que compartiría la aventura de formar una familia.
—Hola Lauren, que bueno que ya estás aquí —le dice Frank, forzando una sonrisa, e invitándola a pasar— ¿Cómo te has sentido?
—parte de algunos mareos, todo ha ido bien Frank —le responde Lauren sintiéndose bastante tensa— y tu como has estado; no se te ve muy bien.
—Desde luego no me siento bien —exclama Fran con pesadumbre— todo ha sucedido de una manera tan inusitada, que no me ha dado tiempo para asimilar esta extraña circunstancia, la cual me ha afectado profundamente.
—Te entiendo Frank —dice Lauren, tratando de ser convincente— esto tambien ha cambiado las perspectivas de mi vida y no es fácil asimilarlo de un momento a otro.
—Ya de nada sirve que nos lamentemos, Lauren —dice Frank, soltando un suspiro de resignación— ahora solo nos queda afrontarlo con madurez, y es por eso que te he llamado.
—Te escucho Frank, tú me dirás que decisión has tomado —le dice Lauren, moviéndose inquieta en su asiento— te confieso que he estado muy ansiosa en estos días esperando tu respuesta.
—puedes estar tranquila, nuestro bebe estará seguro —le dice Frank, tratando de sonreír mientras la observa inquieta— entre los dos le cuidaremos; a partir de este momento puedes venirte conmigo.
—Gracias por apoyarme Frank; sabía que no me dejarías sola —le dice Lauren, mientras se levanta de su asiento y le toma una mano— ahora me siento más tranquila.
—Eres un mujer muy bella, Lauren —le dice Frank en tono solemne, mirándola a los ojos, mientras ella sostenía aun su mano — pero ambos estamos claros, que no nos amamos, y tú sabes que yo amo a Susan, aunque nuestra relación no puede continuar; no es fácil formalizar una relación de pareja en nuestras condiciones, pero si tu estas dispuesta, podemos intentarlo.
—Estoy consciente de eso Frank —le responde ella, mientras se agacha frente a él, y le apoya los antebrazos sobre sus piernas, y levantando la cabeza para mirarlo a los ojos— eres un hombre muy apuesto y creo que no es muy difícil enamorarse de ti; me gustaría intentarlo.
—Quizás a mí no me sea tan fácil —le dice— porque a diferencia de ti, yo amo a otra mujer; por eso te pido que seas paciente conmigo.
—Prometo no hacer nada que tu no quieras Frank —le dice Lauren besándole una mejilla— me encanta que nuestro bebe nazca en un hogar.
—Ya es tarde, si lo prefieres, puedes quedarte desde esta noche Lauren; ya te prepare la cama en el cuarto de huésped —le dice Frank tapándose un bostezo con la mano— estoy agotado; me iré a descansar , si lo deseas puedes prepararte algo para comer.
—Gracias Frank, que descanses bien —lo despidió Lauren dándole un beso en la mejilla.
Frank se acostó, pero aun estando agotado, no podía conciliar el sueño; le era imposible dejar de pensar en Susan, sentía una gran angustia y pesar por ella, quien probablemente en ese momento estaría pensando en él, sin imaginarse que aquella promesa de esperarla, el mismo la había roto.
Ya tarde a de la noche, Frank escucho que abrían la puerta de su cuarto, vio como Lauren entro, serrando la puerta tras de sí, y aproximándose a su cama, se acostó en ella en el otro extremo de donde estaba el, y ahí se quedó en silencio.
—¿Qué sucede Lauren? —pregunto Frank, volteándose hacia ella.
—Perdón, creí que estabas dormido —le dice ella en voz baja— permíteme que me quede a tu lado Frank; no te molestare, quiero acostumbrarme a tenerte cerca.
—Me siento muy extraño, viéndote en mi cama Lauren, yo tambien debo acostumbrarme a ti.
—yo tambien me siento extraña Frank ; jamás me imagine esta situación, de estar en tu cama intentando ser tu mujer; pero te veo, y no me desagrada estar cerca de ti.
—Gracias Lauren, eres muy amable —dice, y después de un corto silencio— no podría negar que la madre de mi hijo es muy atractiva