Agnes despertó, y luego de asearse, fue a la cocina para preparar café, lanzó un grito de miedo, pensando que tenìa a un ladrón, pero era Fernando acostado en un sillón. —¡Fernando! Cariño, pero ¿por qué estás aquí y asì? Fernando abrió los ojos, los talló y se enderezó. —Lo siento, mamá. —Mira, cómo estás, ¿bebiste? Fernando lanzó un suspiro. —¿Pasó algo malo con Estefanía? Fernando, estás a punto de casarte como Dios manda, no vayas a cometer una tontería. Fernando se levantó, estiró sus músculos, y mirò a su madre. —Ayer llamé a Camila, ¿Sabes qué me dijo? —¡Esa estúpida! ¿Qué te dijo? —Dijo que se casó con otro. —¡¿Qué?! —exclamó la mujer incrédula, luego comenzó a reír—. ¿Qué Camila se casó con otro hombre? —La mujer se echó a reír como si hubiesen dicho que la mejor de las