•Capítulo 02•

1272 Words
—Ha llegado Rainer— avisó Luisa al entrar a mi pieza, sin pensarlo tomé la mochila ya preparada y la seguí con pasos apresurados; estaba completamente emocionada, porque socializaría con demás personas. Al bajar miré al sujeto que me robaba el sueño todas las noches... Rainer Wester, —¿listas chicas?— preguntó con una sonrisa. —vámonos— Murmuró Luisa sin mucha importancia al pasar a su lado, en mi caso le sonreí al pasar a su lado y aspirar su aroma. [...] —¿___ quieres una soda?— preguntó el amor de mi vida mientras se sentaba a mi lado, sin esperar mi respuesta él me ofreció aquella soda, realmente era alguien bueno, Rainer era único, siendo honesta aquella fiesta no era mi estilo, todos bailaban y presumían el estar alcoholizados. —Gracias— balbucee perdida en mis nervios y manos sudorosas. Tenía que tranquilizarme y actuar como una persona normal para no asustarlo, porque era nuestra oportunidad. —Y dime... ¿Qué tal el instituto?— insistió mirando la piscina. ¡Esto en serio estaba pasando!... mierda estaba a mi lado, teniendo una conversación— solo en eso podía pensar. Salivé intenté parecer interesante. —Bien— contesté más que nerviosa mirando a Luisa quien parecía hablar con un sujeto alto y moreno, con curiosidad la seguí por largos segundos. —____— la voz de Rainer hizo que dejará en paz a Luisa y me concentrará en él, su móvil sonó a lo que esté respondió sin dudarlo. —Claro, bien, voy en seguida— después de aquellas palabras este colgó sin decirme o explicarme algo. —¿Paso algo?— pregunté. —Sí... ahora regreso— bufó al pararse de aquella silla playera, accedí, preocupada lo seguí con la mirada, ¿Había hecho algo mal?. Sin nada que hacer busque a mi hermana entre aquella multitud. […] —¿Qué pasó?— la pregunta del sujeto me tranquilizó por completo, esto estaba mal, ¿Qué había pasado conmigo?. —¡Rainer... él me quiso besar, y yo no sé besar!, ¡¿Qué voy a hacer?!— le conté preocupada, de su parte soltó una carcajada asustando aquellas chicas que corrían fuera del baño para que esté no las viera. —¡¿en serio?!— exclamó sin poder concluir su risa mediocre, Rainer era un tipo estúpido a veces, claro que lo era. —No te burles de mí, tienes que enseñarme Rainer por favor— supliqué con un puchero, realmente quería a Marco, era atlético y tenía buenos brazos. —claro, ¿cómo?— preguntó confundido buscando una solución, accedí pensando en algo lógico y bueno, debía perder el miedo, era el único método. —Solo Bésame— pedí al borde del colapso nervioso, con experiencia regresaría con el moreno. —No te voy a besar— escupió incrédulo mirándome de mala manera, ambos éramos como hermanos el hacerlo estaba mal, pero no teníamos otros recursos. —¡Tienes que hacerlo!— supliqué mientras me tiraba sobre él, tomé sus mejillas, preparada para practicar con él y no parecer una estúpida a los ojos del moreno. —Recuerda a Karina— murmuró al tomar mis hombros y alejarme, por favor, él no quería algo serio con ella, además… Dios, debía hacerlo. —Solo cállate y Bésame por favor— supliqué al borde del llanto. Después de segundos él se acercó a mí y junto a nuestros labios lentamente... que asco, fue incómodo y nefasto. —¿feliz?— preguntó al pasar su brazo en sus labios limpiándose. La realidad me golpeó... le había dado mi primer beso a un babas… como Rainer, asco. —¿por qué lo hiciste Rai?— pregunté molesta, porque se dejó ser influenciado, ¿por qué me había hecho caso?. —¿Qué?— bufó. —Tú fuiste la que me intento violar y ahora yo soy el responsable— reprochó mirándome mal, tenía razón... con una débil sonrisa lo miré. —perdón...— susurré para salir del baño. —Me debes ayudar con Karina— —¿Y ___?— pregunté en la realidad. —La dejé en una silla, no te preocupes— […] Presente... Desperté de golpe gracias al sueño de mal gusto que había tenido, giré mirando como aún el sujeto dormía a mi lado: Rubén... mi hermanastro. Habíamos tenido una pijamada profunda con aquella serie de ocho temporadas. Rubén me ha había ayudado en tanto estos últimos años convirtiéndose en la persona más importante en mi vida, en pocas y precisas palabras mi persona favorita. Era algo gracioso por lo cual estaba en aquella casa y no con mi madre; un amor infantil... por una pequeña obsesión con el amigo de mi hermana. Verlos darse un beso en un baño público de una piscina fue él acabase, tanto como para mudarme a miles de kilómetros con papá. Al recordarlo era inevitable no burlarme de mi misma, realmente era muy inocente. Aunque aquella situación infantil me ayudó en algo, había crecido mejor y conocido más lugares, me he convertido en alguien más madura... según papá. Con cansancio miré mi móvil el cual marcaba a las ocho de la mañana, no, el jodido instituto. [...] —¿Entonces quieres una foto con ese animal?— pregunté mirando a Benny; mi amiga y gran confidente desde mis trece años, juntó a ella había podido sobrevivir a un nuevo ambiente, dejado a mamá no había sido fácil, menos siendo alguien tan antisocial. —¡Tómala ya!— exclamó harta mientras abrazaba aquel sujeto. —¿me dices animal?— preguntó Ian, con su ceño fruncido se alejó de la chica; indignado, juntos éramos uno, los había conocido pocos meses de haber llegado a Canadá. —Eres lento— me burlé mientras le daba el móvil a mi amiga, el sonido del mío hizo que lo sacara de inmediato de la bolsa de mi pantalón, mamá. —Hola, mamá— mis ánimos subieron de inmediato, la extrañaba. —¿cómo estás, cariño?— preguntó desde el otro lado de la línea, realmente tenía mucho que no hablaba con ella por obligaciones que me tenían presa. —Bien, ¿y tú?— contesté de inmediato. —Excelente, ¿vendrás este verano?— sabía a donde se dirigía... su intención era la misma, verme regresar a casa, lo cual me encantaría hacer, pero este lugar era mi nuevo hogar, era asombroso. —Puede ser, tengo... que hablar con papá— respondí lo mismo de siempre, miré como los chicos me observaban queriendo saber más. —tú... y tu padre— reclamó un poco molesta. —mamá— tal vez aún no superaba su divorcio del todo. —Lo sé... tengo que respetar— recordó con un tono nada dulce o cálido. —Que bueno que lo sepas— —amor solo te hablé porque Luisa va a recibir un premio y quiere que estés— contó con una gran energía en su voz, mi hermana, hablaba poco con ella, además ahora ella era alguien diferente. —Oh, eso es genial mamá ¿cuándo es?— —en una semana, tienes que venir... te extrañamos— —lo sé, yo también— la gran verdad era que no nos habíamos visto por más de tres años, mamá tenía un trabajo complicado y yo actividades de nunca acabar. —soy capaz de ir a traerte— habló de forma graciosa. —lo sé, lo has hecho más de mil veces— reproché sin entusiasmo. —sabes que el trabajo es algo pesado amor... perdón— mierda.
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