Capítulo 11:
Zafiro
Sentí como Aiden se removía en la cama, algo molesta levanté mi cabeza de la orilla de la cama, parecía que había despertado y no podía quedarse quieto... Un momento.
-¡Aiden! -exclamé al verlo despierto-
El me miró y sonrió de lado. En un impulso lo abrace como si fueran a arrebatármelo. Sentí el calor que emanaba su cuerpo, mi loba aulló de felicidad. Me separé y mire a Aiden a los ojos.
-No vuelvas a hacer eso de nuevo. -le advertí y asintió-
-¿Cuánto ha pasado? -preguntó con su voz ronca-
-Una semana y dos días. -contesté y noté su sorpresa-
-Vaya... -murmuró-
-Debo avisar que has despertado. -dije y me aleje de el.
Llamé a todos avisando que Aiden, nuestro Aiden había vuelto. Zack fue el primero en correr por las escaleras para ver a su hermano, luego Even, sus padres y mis hermanas. Subí sonriente luego de ver a todos subir, llegué y noté la calidez del ambiente.
-Supongo ahora podremos llevar adelante tu ascenso a alpha y presentar a Zafiro como tu luna. -dijo entonces su padre-
Aiden torció sus labios en una mueca. ¿No quería que fuera su Luna? Lo miré con angustia, después de todo no podía juzgarlo, había sido muy cruel con el. Aiden fijo sus ojos en mi como si buscará algo. Entonces habló.
-Padre, creo que lo mejor sería esperar dos meses más. -pronunció-
-¿Por qué? Sí sé puede saber claro. -dijo Steven, su padre-
-Quiero una Luna que me ame. -contestó-
El silencio inundó el lugar, tenía total derecho de exigir aquello. ¿Lo amaba? No lo sé. ¿Lo quería? Sí, de eso estaba segura. Pero sus palabras hicieron eco en mi mente "Se puede querer de muchas formas pero amar es otro punto...". Me sentía avergonzada de no amar a mi mate, decidí ceder mi silencio y no replicar o hablar. Lentamente la habitación se comenzó a vaciar y me senté al lado de la cama donde Aiden reposaba.
-¿Quieres una Luna que te ame? -pregunté y asintió confundido- Bien, comencemos de nuevo entonces.
-¿Qué? -preguntó sin entender-
-Empecemos de nuevo, desde cero Aiden. -murmuré y sonrió de lado-
-Esta bien. -respondió-
-Soy Zafiro Forest, tu mate. -murmuré y sonrió como cuando me vio por primera vez-
-Un placer mi Luna, soy Aiden Morris, tu mate. -contestó y me sonrojé- Déjame decirte que eres hermosa.
-Muchas gracias. -agradecí y le sonreí-
Lo mejor era comenzar de cero, dejarle enamorarme. Abrirme a el sin dudas o temores, era hora de aceptar el destino que se me había impuesto. Miré a Aiden, era el hombre más guapo que había visto e incluso el más noble y fiel, ¿cómo había sido capaz de rechazarlo? Negué sutilmente captando la atención de mi mate.
-¿En qué piensas? -preguntó y solo negué-
-Cosas sin importancia. Son el pasado y ahora construiremos un nuevo presente. -me respondió-
Asentí sonriente y deje que me envolviera entre sus brazos. ¿Cuántas veces había permitido este acercamiento? Exacto, muy pocas. Mi loba saltaba de felicidad, al fin podría estar con su mate sin que yo irrumpiera entre ellos.
...
Aiden
No cabían palabras en mi para descifrar lo que sentí en el momento en que Zafiro cedió ante mi muestra de cariño, un abrazo. Mi corazón palpitaba con fuerza y mi lobo aullaba contento, eramos correspondidos al fin.
Lentamente fueron pasando los días, Zafiro aún mantenía cierta distancia pero ahora había una diferencia. Podía abrazarla y besar su mejilla, de a poco se iba abriendo a mi. Me iba permitiendo conocerla a fondo y saber cada rasgo suyo.
Día a día aprendía algo nuevo sobre mi luna, era una persona realmente hermosa tanto física y personalmente. El rencor y el resentimiento habían desaparecido de mi ser, estaba en paz. Solo sentía amor y una gran necesidad de sentir cerca a Zafiro. Sabía que ella aún no estaba preparada para llevar una relación seria como lo seríamos en un más adelante, la esperaría.
-Alpha... -murmuró un lobo de guardia-
-Adelante. -hablé-
-Nuevos vampiros han irrumpido en nuestro territorio, han violado el tratado también al matar cuatro personas de la ciudad. -me informó-
Tensé mi mandibula molesto. Esos malditos chupa sangre no hacían otra cosa que molestar. Luego de asesinar a los bastardos que acabaron con la manada de Zafiro, los vampiros se ocupaban de causar daño y molestar.
Ya no era raro verlos de día, no ocultaban su putrido aroma ni intentaban camuflarse frente a los humanos. Estaban totalmente fuera de si.
-Rastrealos hasta donde puedas, quiero saber que buscan. -ordene y el guardia asintió-
Estaba por cerrar la puerta de mi casa cuando el aroma de mi mate inundó mis fosas nasales, acelerando los latidos de mi corazón. Sonreí inconscientemente y decidí salir afuera, la ví junto a sus hermanas conversando alegremente.
Entonces ella inspiró y volteó a verme sonriendo, carajo, me traía más loco de lo que pensaba.
-Hola... -me saludo acercandose-
-Hola hermosa. -respondí y se sonrojo-
-Oí que algunos vampiros irrumpieron en el territorio. ¿Es verdad? -preguntó preocupada-
-Sí... -contesté, me costaba trabajo mentirle- Pero no es problema, últimamente desde que cobre venganza por tu pueblo, ellos han estado molestando. -confese y me miró apenada- Nada pasará ¿bien?. Los cuidaré y en especial a tí...
Zafiro me miró enternecida por mis palabras. Sus orbes grisáceos se posaron fijamente en mi, eramos una combinación extraña, marrón chocolate y gris claro.
-Confió en tí... -susurró y la en volví en mis brazos-
Alekey y Rushel nos miraron sonrientes, mis cuñadas esperaban ansiosas la unión entre nosotros. Varias veces me habían confesado que confiaban en mí para hacer feliz a su hermana mayor.
-¿Has merendado? -pregunté a mi hermosa chica y negó-
-Yo tampoco. -confese y sonrió- ¿Vamos a la ciudad a tomar un café?
Zafiro me miró sorprendida y sonrió de inmediato. Cuanta belleza junta.
-Sí, vamos. -habló y reí-
-Voy por mi auto.
Continuará...