Capítulo 15:
Aiden
Noté que el conde se ponía rígido de repente. Seguro Los Oscuros también causaban temor entre los de su misma especie cosa que no dudaría.
-¿Has dicho lo que creo? -preguntó-
-Sí, suponemos que son descendientes de los que alguna vez fueron Los Oscuros. -hablé- Ya que los primeros integrantes del clan fueron asesinados por el difunto Beta de Luna Cristal.
-Oí el rumor de que esa manada ya no existía pero me negué a creerlo. -pronunció- La manada de lobos más fuertes... ¿cómo es posible?
-Fueron tomados por sorpresa por un grupo de vampiros. -contesté- Afortunadamente mi mate y tres lobas más sobrevivieron.
-¿Son del linaje del Beta? -preguntó interesado y asentí confundido-
-Dos son hermanas de mi mate, son hijas del Beta y una era una conocida. -respondí y el asintio conforme- El motivo del repentino ataque fue por mi mate.
-¿Qué puede tener de especial solo una loba? -preguntó- Comprendería si fuera una venganza pero entonces buscarían a todas las descendientes no solo a tu loba.
-Ese es el tema. Mi mate no es una loba común Conde Samir, es la última Diosa Luna Terrenal hasta ahora...
El Conde se tensó y me miró con sorpresa. Sus manos temblaron levemente y me sorprendí al ver que incluso llegó a marearse.
-Ella... todo es cierto. -murmuró- La profecía es cierta.
-¿De qué hablas? -pregunté-
-Mi clan es el más fuerte de entre todos los vampiros que existen. -habló claro y firme- Soy el último descendiente directo de Drácula, la profecía de la cual formo parte asegura que vería y conocería a una Diosa Luna, quién dará fin a una era de vampiros renegados y que además una loba, familiar de la Diosa y con sangre de alpha/beta sería mi Tua Cantante.
Ahora el que se sorprendió fuí yo. Consideré el que Rushel o Alekey podrían ser la pareja eterna de el chupa sangre que tenía delante de mí.
Suspire intentando retomar mi compostura, habuan demasiadas cosas las cuales yo desconocía. ¿Había una maldita profecía?
Hacía bastantes años no oía ni siquiera leyendas de ningún tipo y ahora incluso mi mate formaba parte de una profecía.
-¿Esa Diosa pondría fin a una era de vampiros renegados? -pregunté recordando aquella frase-
-Sí, una loba blanca y con ojos gris tormenta acabará con la guerra eterna entre vampiros y lobos. -pronunció-
-Si esa loba es mi mate, estamos más que jodidos. -hablé con angustia- Como ya te mencione antes, ha sido envenenada y lleva tres días postrada en una cama en estado vegetal.
El se horrorizó, recordando el por que de mi visita tan repentina. El tiempo pasaba y yo no hallaba al maldito cobarde que atacó por la espalda.
-Te ayudaré Alpha Aiden. -dijo poniéndose de pie- A cambio, te imploró me dejes conocer a las hermanas de tu mate, después de ciento doce años podré conocer a mi tua cantante.
Aunque me disgustara la idea no podía ni debía oponerme entre dos seres destinados a estar juntos. Lo miré y asentí, se colocó frente a mi y estrechó mi mano.
Era oficial, contaba con el apoyo del clan de vampiros más poderosos, un punto a nuestro favor.
-Andando, debemos encontrar al traidor. -murmuró- No creí tener que mencionarlo pero mi pueblo ha sufrido saqueos y hubo algunos niños desaparecidos.
-Entonces no és solo contra los hombres lobos. -murmuré-
-Lo más probable es que quieran armar nuevamente la Guerra Negra, si no mal recuerdo en esa guerra Los Oscuros ganaron su mala fama.
Abrí mis ojos con sorpresa. Había oído de esa antigua Guerra pero nunca la había relacionado con Los Oscuros. Maldije entre dienres, las cosas empeoraban.
Al salir del enorme palacio, mis guerreros que ahora llevaban simples pantalones como prendas de vestir hicieron una reverencia ante mí y miraron con desconfianza al Conde.
-Hermanos, el Conde Samir ha decidido ayudarnos. -hablé y aullaron- Debemos apresurarnos, se avecina una guerra.
Todos asintieron, el Conde sonrió con auto-suficiencia. Nos encaminamos al centro de su pueblo, donde muchos de los suyos nos miraron y no dudaron en mostrar sus colmillos.
-Tranquilos.-habló Samir- El Alpha Aiden ha recurrido a nuestra ayuda, su mate ha sido envenenada por un vampiro que se encuentra secretamente siguiendo ordenes directas de Los Oscuros.
Todos se miraron sorprendidos y en pánico. Tan solo el nombre de ese clan causaba escalofríos incluso en los vampiros.
-Cada lobo aquí los olfateara y buscará a cada vampiro que haya estado presente en el ataque a su manada. -dijo y muchos miraron desconfiados- Si no tienen nada que ocultar no duden en dejarse oler de lo contrario pagarán con su muerte. Quiero a cada traidor. -dijo ahora hablando a los míos-
Miré a mi manada y asentí para que comenzarán con su tarea. Muchos estaban tensos y algunos incluso se alejaron cuando mis lobos se acercaron.
Ningún vampiro se atrevió a huir. Entonces uno de los míos aullo captando la atención de todos, tenía entre sus manos tomado del cuello a un joven vampiro.
-¿Qué tienes? -pregunté confundido-
-Su olor, fue uno de los que mató a los hermanos de mi mate. -gruño-
-¿Estas totalmente seguro? -pregunté-
-No me confundiría jamás Alpha. -murmuró- Mi Grace ha tenido pesadillas con un adolescente pálido, de cabellos cobrizos desde entonces.
El vampiro que tenía entre sus manos bufo rendido y sus ojos que se encontraban rojos al intentar luchar contra el agarré de mi guerrero pasaron a ser amarillos.
-¿Eso es verdad? -preguntó el Conde mirando a su pueblerino-
-Conde Samir, le ruego perdón. Yo... yo... -tartamudeaban con temor- ¡Ellos prometieron liberar a mi hermana! Lo siento...
-Traidor pusiste en riesgo incluso a los tuyos, podrías haber creado una guerra entre nuestro clan y su manada. -exclamó molesto Samir-
-¡Tenemos tres más! -gritaron otros lobos a nuestras espaldas-
-No logro asimilar cuantos traidores había entre los míos... -murmuró el Conde consternado-
-Pagarán, todos lo harán. -dije firme-
De alguna u otra manera sentía que me estaba acercando al desgraciado que causó tal cosa a mi mate. Pagaría, cueste lo que cueste.
Continuará...