CAPÍTULO 7

1336 Words
NINA RIVAS Camino de un lado a otro por la sala. Las palabras de Renzo retumban en mi cabeza. ¿Qué significa eso? ¿Que me ve como una jovenzuela que necesita protección? El olor de su colonia aun lo tengo impregnado en mi ropa. Hoy estaba tan cerca que creí que el corazón me iba a explotar. No me dió tiempo de decirle lo del email… Me vió en mi momento más sensible y vulnerable. Me reconfortó y me dejó desahogarme. Estar sola en esta casa me hizo pensar en mi vida. La que dejé, lo que fui y millones de pensamientos apuntaron a mi cabeza. ¿Fui buena? ¿Fui mala? ¿Fui feliz? Acaso vendía mi cuerpo por dinero así como lo dijo en su momento Titan. Por más que me concentraba y luchaba por recordar algo. Nada. Nada venía a mi cabeza. Me frustré, colapsé. Y él estuvo allí para apoyarme, pero no sé por qué el movimiento de su boca ponía otros pensamientos en mi ya tonta cabeza. ¿Quería saber a qué sabía? ¿o tal vez que se sentiría estar entre sus brazos? Me estoy volviendo loca. Porque no es normal que me llame la atención una persona que apenas conozco. ¿Si fuera mi secuestrador pensaría lo mismo? ¿Tendría estas ideas tontas? Ahora paso por la habitación en la que se ha encerrado y pasado la mayor parte del día. El reloj apunta las 7 de la noche. Resignada regreso a mi cama donde me espera su mascota. Aquella de aspecto intimidante, pero si la llegas a conocer, es un ponquesito dulce. Como su dueño. -tu padre es un cretino- levanta la cabeza por unos segundos pero me ignora al igual que su dueño. -ok todos ignoren a la amnésica- me lanzo a la cama sin importarme que el can esté en ella. -puedes devorarme ahora. No me importaría- olfatea mi cuerpo y lame mi rostro. -si esa lamida tiene veneno te lo agradecería ponquesito- ladra y se acurruca a mi lado. Masajeo su pelaje. -si va a ignorarme al menos me hubieras cocinado algo delicioso- hago un puchero. El calor corporal del animal me hace bostezar. Es muy cálido. -hoy dormiremos con el estómago vacío- el sueño me vence. -que te lo tomes. El ya viene y necesitas estar inconsciente- el rostro de una mujer aparece de pronto. -no quiero. ¡no quiero!- Las personas se acercan. Viéndome rodeada por una multitud intento correr pero la mano de la mujer me trae e impacta un golpe en mi mejilla. Abre mi boca logrando que ingiera el líquido con el sabor más horrendo del mundo. -bebelo Nina, es por tu bien. El vendrá - ¿quien viene? ¿Quién es esa mujer? ¿Quién es Nina? ¿en donde estoy? -angel…- mueven mi cuerpo. Manoteo intentando alejar lo que sea que me toca. -angel. despierta- el cuerpo me tiembla y tomo lo que intenta tocarme. Lo llevo a mi boca y muerdo fuerte. -¡carajo Malysh! ¿Volvió el ángel vampiro otra vez?- me levanto de golpe desorientada. ¿que fue ese sueño? ¿quiénes eran esas personas? Miro el brazo de Renzo que tiene una gran mordida. Lo suelto enseguida. Me observa detenidamente. -¿qué haces en mi habitación?- retrocedo. No por miedo. -tuviste otra pesadilla- no respondo porque cubro mi cuerpo con una manta. -Una mujer necesita privacidad. Y aunque no lo notes. Soy una mujer- me recorre con su fuerte mirada. Suspira -Malysh- ese apodo. -tengo las tetas y el culo grando como para que me sigas llamando bebé- grito furiosa pero la pregunta es porqué. El rostro de mi Roomie es un poema por que se queda en silencio. Pero qué me pasa. Renzo retrocede un paso. Haciendo que todo se vuelva más incómodo. -lo lamento. No volverá a pasar- se rasca la cabeza. Está confundido y lo entiendo. Por qué terminé hablando de mi senos y trasero. Tragame tierra. Retrocede y se tropieza en el intento por darme mi espacio. -¡carajo!- suelta cuando choca con un sillón. Me pongo de pie para saber si está bien. Me acerco para tomar su mano. La Levanta. -Estoy bien Maly.. Angela. Estaba trabajando y el tiempo pasó volando. Te traje la cena aunque pasen de las 10- observo la bandeja y la vergüenza tiñe mi rostro. Me trajo mi cena y yo le mordí y el brazo. Puede echarme de su casa y no pondría resistencia. -gracias- susurro. Asiente y se da la vuelta para irse. Un tonto pensamiento cruza mi cabeza. Mi boca es más rápida que mi cerebro. -te parezco una niña Renzo. No sé qué edad tengo, pero te aseguro que paso de los 18- empuño las manos esperando una respuesta. Se detiene pero no se voltea. Al no oír respuesta, avanzo. llevando una mano a su espalda. -Necesitas descansar Angela. Come algo- avanza dejándome un dolor en el pecho. No se que me pasa y no sé por qué su rechazo duele. Por Dios Angela es un hombre que apenas conoces. De aspecto intimidante y unas manos que serían capaz de destrozar cualquier cosa, pero ni con todo eso logra asustarme. Es más. Quisiera que esas manos sujetaran mi cuerpo. -no te vayas..- susurro. Se detiene en la puerta. -si piensas que te traje conmigo por que quería algo de ti. Estas equivocada ángel- me acerco. Quiero verlo a la cara. -¿y por qué me llevaste? Pudiste dejarme allí tirada. Nadie te habría juzgado. Porque yo no era tu responsabilidad. Pudiste quemar mi cuerpo junto con el bar…- no reacciono cuando lo tengo enfrente. Su mano sujeta mi muñeca. Levanta mi barbilla. Su mirada penetrante pone a temblar mi cuerpo. Desliza sus nudillos por mi mejilla. -No era mi responsabilidad. Eso es cierto. Pero no pude dejarte allí. Era mi deber…- -Entonces solo soy un deber. Una misión. Habrías hecho eso por cualquiera- se inclina. Siento su aliento en el rostro. Un temblor rodea mi cuerpo. -Ayudarla si. Pero traerla a mi hogar. Jamás- nuestras raíces se rozan. -entonces por qué yo- desliza su mano en mi nuca mi vista va de sus ojos a sus labios. -no lo sé ángel- su boca toca mi mejilla. El beso húmedo es todo lo que necesitaba para despegarme unos segundos y estampar mi boca con las suya. Tomándolo completamente desprevenido. Me coloco en puntillas esperando que me devuelva el beso. Desliza la mano a mi cintura. Se separa mirándome muy enojado. ¿no le gustó? ¿Va a echarme? -yo lo sient…- lleva la mano a mi nuca y se inclina para pegar su boca a la mía. El beso no es tierno, es salvaje y el calor de su lengua eriza mi piel. Debora mis labios con devoción y tira de mi labio inferior logrando que mi entrepierna sienta un cosquilleo. Me sujeto a su camisa y empuño cuando siento que me va a faltar el aire. Renzo avanza un paso y yo retrocedo dos sin despegarme de su boca que me está quitando el aliento. -Malysh..- susurra mordiendo mi labio y gimo cuando pierdo el sabor de su lengua. Llevo ambas manos a su rostro y recupero el beso que me está volviendo loca. Sus grandes manos presionan mi cintura y arqueo la espalda cuando estas se cuelan debajo de mi vestido. -Ren..- deslizo mis manos bajo su camisa tocando sus abdominales. ¿Estoy caliente? Si. ¿Debería detenerme? Si. ¿Quiero hacerlo? No. El beso se rompe y solo quedo mas caliente con el hombre de casi dos metros que me determina y sé que se está arrepintiendo porque quita las manos de mi cuerpo como si se quemara. No. -yo..- retrocede pasándose la mano por el cabello. -lo siento Malysh- no dice más y sale de la habitación dejándome con un dolor en el pecho. No le gusto. Es más. Nunca le he atraído.
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