[KEIRA]
El amplio balcón de nuestra suite de este romántico hotel ubicado prácticamente enfrente a la Torre Eiffel, esta decorado de la manera más perfecta para celebrar nuestra unión. Las rosas blancas, las velas, la romántica mesa para dos y la música que suena a través de los parlantes que se hayan entre las plantas que hay aquí como parte de las amenidades de este lugar hacen que todo sea perfecto. La luz de la luna se combina perfectamente con la de las velas y la mirada del ahora mi esposo mientras que bailamos nuestra primera canción como marido y mujer.
De fondo suena Norah Jones con su famosa canción “Come away with me”, y si bien Dane y yo no tenemos una canción de esas que representa nuestra relación; en esta ocasión la letra nos representa, sobre todo en la parte que dice “quiero caminar contigo en un día nublado.” Si hay algo que él y yo hemos hecho juntos, es atravesar tormentas juntos. Aprendimos a amarnos en medio de un dolor que sin saberlo nos unió y no cambiaria absolutamente nada si el final, o, mejor dicho, el principio es estar así con él.
—Te ves tan hermosa…— murmura y el suspiro que se escapa de él en estos momentos me hace sonreír —Soy un hombre con mucha suerte, mira que casarme contigo es de esas cosas que jamás pensé que me ocurrirían… eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida— continua y la que suspira ahora soy yo.
—Te amo demasiado Dane, y te juro que hare lo que sea para que tú y yo seamos felices siempre— le digo con mi corazón latiendo a mil por hora a consecuencia de todo esto que siento por dentro.
Sus labios se acercan a los míos lentamente mientras que su mano en la parte baja de mi espalda me atrae hacia su cuerpo para pegarme un poco más y así besarnos lentamente. Disfrutamos de la exquisita sensación que es para nosotros entrar en este contacto que en un inicio pretendía ser un teatro. Mi mano, la cual estaba ubicada en su hombro; lentamente sube hacia su nuca y se ubica allí queriendo aprisionarlo y en un obligado respiro entre los dos, sonreímos —¿Vas a querer que esto siga siendo un secreto? — me pregunta y asiento.
—Por ahora sí, es mejor que nadie sepa que nos hemos casado— respondo apoyando mi frente sobre la suya.
—De acuerdo, por ahora todos creerán que solo seguimos comprometidos, pero que aún no hemos puesto fecha para nuestra boda— responde y de los nervios, o de la emoción, reímos juntos.
—Desde que te he conocido a ti, no he dejado de cometer locuras— bromeo y su amplia sonrisa me hace sentir segura.
—Estamos igual señora Bautista, usted ha llegado a mi vida… o, mejor dicho, me ha llamado a su vida y me volvió loco de todas las maneras posibles— murmura y me vuelve a besar.
—Me reclamas como si tú no hubieras hecho nada— me quejo divertida —También me has enloquecido, pero me encanta…— admito y en medio de nuestras confesiones, nuestros labios vuelven a unirse en un beso que comienza a incendiarlo todo.
—No tenemos que seguir ningún protocolo de celebración, ¿no? — me cuestiona en una breve pausa y niego.
—Es nuestra boda secreta, podemos comenzar por la noche de bodas y cenar después si así lo quieres— respondo llena de picardía y se sonríe.
—Me encanta que contigo las cosas no sean normales— sentencia y antes de que pueda responder a su comentario, su boca ataca a la mía de una manera que me deja contra las cuerdas.
Nuestra manera de besarnos es despiadada, no entendemos de reglas ni de espacios… solo nos dejamos llevar por un beso que escala rápidamente haciendo que nuestras manos viajen por el cuerpo del otro por encima de la ropa —Te amo con mi vida— consigo decir cuando su boca ataca mi cuello.
—Yo a ti… no sabes cuanto me gusta la manera que te queda este vestido, pero con más me gusta tu piel desnuda— me dice haciéndome sonreír y antes de que pueda reaccionar, él me toma entre sus brazos provocando que me ría ante la sorpresa, y de esta manera hace que entremos al cuarto.
Su mirada gris esta fija en la mía de la manera más especial del mundo mientras que mis brazos rodean su cuello y de esta manera llegamos hasta el pie de la cama, donde él me baja para que quedemos frente a frente.
[DANE]
Tener su mirada azul viéndome de esta manera me hace sentir en las nubes, adoro cada detalle de ella, y esta noche siento que la amo más que antes… si es que eso es posible. Lentamente vuelvo a acercarme a ella y paso mi brazo por su cintura pegándola a mi para así besarla una vez más. Nuestra manera de besarnos va aumentando su intensidad a cada segundo que pasa, es profundo, sentido y lleno de deseo, un deseo que ha comenzado un incendio a medida que nuestras manos acarician al otro de manera provocativa. Mis labios pasan de los suyos a su cuello lentamente provocándola un poco más y me voy intoxicando con la dulce fragancia que desprende su piel la cual para mí ya es como mi casa —Quiero que me beses siempre así— me dice cuando voy llegando a su cuello.
Mi esposa mueve su cabeza hacia un lado para darme mayor acceso a su cuello y con mis labios continuo un recorrido que ahora me lleva sobre sus hombros y los tirantes de su fabuloso vestido de novia. Cada milímetro de su piel es recorrido por mis labios mientras voy sintiendo la manera tan sensual que su pecho se mueve a medida que su respiración se agita y sin poder resistirme, voy moviendo los tirantes lentamente para luego bajar la cremallera que hay en la espalda, hasta hacer que el este se deslice por su cuerpo hasta caer al suelo. Frente a mi aparece la sensual imagen de su cuerpo vestido en un conjunto de lencería blanco que me hace perder la razón.
—¿Te gusta? — me pregunta desenredándose de su vestido y con mi mirada recorro su cuerpo entero.
Asiento apreciando cada mínimo detalle de su anatomía y se sonríe —Mucho— consigo decir finalmente.
—Me alegra mucho que te guste…— comenta divertida y vuelve a acercarse —Creo que tú llevas mucha ropa puesta, ¿no? — dice de manera sensual mientras que va llevando sus manos por debajo de mi saco para quitármelo.
—Tengo que decir que me gusta mucho la lencería que has escogido para nuestra noche de bodas— halago cuando ahora sus dedos van desabrochando uno a uno los botones de mi camisa y yo le voy ayudando a quitarme el moño.
—Me alegra que te guste esposo mío— susurra y me encanta la manera que suenan esas palabras dichas por su boca.
Si tenía alguna intención de rebatir a sus palabras, estas se han visto frustradas ante la manera que me besa. Es un beso lleno de urgencia mientras siento como sus manos van quitándome la camisa hasta hacer que caiga junto al resto de la ropa. En medio de una guerra de besos que no cesan y caricias igual de provocativas que prohibidas, nos ayudamos a terminar de desnudarnos el uno al otro hasta que es ella quien cae de espaldas sobre la cama. Lentamente me subo sobre ella ayudándome con mis rodillas a cada lado de su cuerpo para así no lastimarla y mis dedos se dan a la tarea de rozar cada milímetro de su piel la cual se altera con cada caricia. Mis labios la tientan, la excitan como solo yo sé hacerlo y es ver sus manos aferrándose a las sabanas intentando absorber un poco de toda la locura que le invade lo que me hace volver a su boca. Esta noche la quiero a ella, quiero sentir tan en mí que nos quede para siempre grabado en nuestra mente los recuerdos de hoy —Eres el amor de mi vida sirena mía— le digo completamente excitado por ella y la vuelvo a besar.
Sus manos se aferran a mi nuca aprisionándome contra ella mientras que sus piernas se enredan en mi cuerpo dándome acceso a su intimidad y en medio de esta delicia de sensaciones, entro en ella de un solo movimiento provocando que se sonría sobre mis labios —Amo tenerte así— me dice y la beso ya que yo siento exactamente lo mismo.
—Y yo amo estar en ti, ere mi hogar, mi refugio, el sitio donde quiero estar siempre— le confieso y en medio de nuestra fogosidad, comienzo a moverme en ella provocando que cada movimiento sea más lento, más profundo, más sentido…
—Así— me alienta arañando mi espalda y la manera que le hago el amor esta noche, es diferente… en realidad todo es diferente el día de hoy… hoy estoy amando a mi esposa, a la mujer con la que pasare el resto de mi vida y con quien quiero formar una familia.
Esta noche no hay prisas, solo hay ganas de disfrutarnos y así lo voy haciendo en cada movimiento que hago en ella. Sus manos bajan por mi espalda hasta llegar a mi trasero y me atrae contra ella haciéndome perder la razón. Las sensaciones que estamos viviendo parecieran ser infinitas, y solo culminan cuando nuestros cuerpos se rinden ante el inminente placer que llega como un tsunami haciendo que todo pierda el sentido, el placer sacude nuestros cuerpos cuando su calor y el mío se funden entre si haciendo que la bese una vez más y sonría sobre sus labios falto de aire —Hoy comienzan el resto de nuestras noches juntos y te juro que será para toda la vida— Consigo decir.
—Para toda la vida— Repite y me vuelve a dar un beso lleno de promesar por cumplir.