Arina practica sin cesar el manejo de la Guadaña de Zhar, arma que su madre le entrego el día que huyó del Cielo. Sabe que tarde o temprano hubiera llegado a sus manos ya que es un arma propia del Abismo, no deja de pensar en lo que Cahek dijo y cada vez que lo recuerda aprieta los puños y lanza un ataque al aire; si está en lo cierto, el demonio la necesitaba lejos de su hogar para poder usar sus habilidades y tomar el Santuario haciéndose pasar por ella pero lo peor de todo es que también necesitaba a Zadkiel fuera de juego, está segura de que el demonio sabía que sería culpado de traición al seguirla y que al caer perdería todo poder que pudiera hacerle daño por lo que el plan de Cahek es plenamente premeditado. ― Mierda ― escupe molesta y caminando cual león enjaulado. ― ¿Novedades?