Jade no podía creer lo agradecida que se sentía con lo que su madre le estaba diciendo. En esos momentos todo el estrés y enojo que había estado sintiendo por ella se esfumó. - Ya casi llegamos - Señaló la caseta de entrada - ¿Qué vamos a decirle al vigilante? - Le diremos que venimos a verla - Se encogió de hombros - Que es una sorpresa - Jade sonrió de lado y asintió - Por lo que cuando tu padre venga a acompañarnos, nadie nos va a poder sacar de aquí hasta que tengamos tu vestuario en mano. - ¿Quieres que le marque a mi padre? - Su madre asintió - Va, ahorita mismo lo haré. Comenzó a teclear el número de su padre y esperó que les contestara. - Hija - Su voz llena de felicidad inundó sus oídos - ¿A qué debo esta llamada? ¿Tu madre te dijo que no podía esperarte más