Siento unas manos que me mueven suave. —Pequeña, despierta—escuché la voz de Ashton. Abro los ojos y veo a mi esposo con su rostro preocupado. Me paso las manos por las mejillas y siento lágrimas, mi corazón iba a mil y bebé no dejaba de moverse. Tuve un recuerdo por medio de mi sueño. Por fin tengo uno, que no sea algo tan malo de mi pasado. ¿Cómo pude olvidar a la mujer con la que mi padre me llevó durante meses? También por la que sufrí tanto daño, por mantener el silencio sus visitas. Hasta que Larry se dio cuenta y me ayudó siempre a salir de la oscuridad. —¿Qué has soñado? —me pregunto con voz ronca. —Me soñé con papá, Diana y una mujer llamada Helena —dije en voz baja. Ashton frunció el ceño. —¿Helena? Asiento. —Cuando tenía ocho años mi padre me llevaba a verla —me le quedé