Roger
Después de mi ensoñación, subí rápidamente a la habitación de Emilia.
Toque la puerta un par de veces hasta que se escuche —Adelante— entre y vi a mi niña en la cama descansando, se la veía algo cansada, pero su semblante era de felicidad y eso me alegraba el corazón.
Tenía que arruinarle esa felicidad con lo que iban a contarles hoy, desde que eran pequeños es así lo que a uno le afecta al otro también y esto será un duro golpe para ambos.
Mi niña necesitó que te arregles, hoy tendremos una cena familiar de urgencia, así que debemos apurarnos, ¡es importante lo que se discutirá hoy!
Le besé la cabeza y salí, —tenía que hablar con Dora y eso si era difícil, fueron tantos años que no visitaba el ala oeste de la casa donde ella se quedaba. Al ir allí una de las nuevas c
