PV Gabriella
Ver a mi hijo solo me duele, ojalá cambiara su forma de pensar, ser feliz tal y como es, así cómo nosotros su familia lo ama.
Estoy en la sala pensando en la conversación que tuve ayer con Luca, cuando entra Cecilia, mi ama de llaves, avisando que tengo una visita, frunzo el ceño ya que no esperaba a nadie, le digo que la haga pasar, a los segundos entra Marta desconsolada, llorando a mares.
—¿Qué te pasa cariño? —dije abrazando a mi amiga.
—Perdí mi casa Gabriella, lo perdí todo. —sus palabras me dejan en shock.
—¿Qué? ¿Cómo? — su mirada me lo dijo todo. — Sigues jugando ¿cierto? —su llanto incrementó.
—Lo dejé, juro que lo dejé, por April lo hice, pero al parecer tienen pagarés firmados por mí, donde ponía mi casa y todo lo que tengo de respaldo, yo... yo simplemente no lo recuerdo.
—Te dije que no te metieras con José, ese hombre es peligroso y malo, tranquila, ya buscaremos una solución, hablaré con Stuart, sabes que te ayudaremos.
—¿Dónde voy a vivir?, April ya no se vendría, voy a perder también a mi hija. —Su llanto se incrementó, Gabriella la abrazaba fuertemente, quería hacerle ver que no estaba sola.
—No te preocupes, mientras podrán vivir aquí, así me harías compañía, además ayer hablé con Luca, él le dará a April trabajo, no te preocupes todo va a solucionarse.
—Gracias, de verdad mil gracias, eres la mejor amiga que he tenido nunca.
—No me agradezcas, recuerda que antes de casarme con Stuart yo primero quedé embarazada y mis padres me echaron y tú junto a tu familia fueron los que me recibieron, ¿como no voy hacer yo lo mismo? Eres mi mejor amiga Marta, lo has sido desde que tenemos 5 años, así que no te preocupes, ahora ven, vamos a una de las habitaciones para que descanses.
PV NARRADOR
Marta asintió pensativa, se había hecho adicta al maldito juego por culpa de Pedro, ese miserable la supo en volver muy bien, y eso que se suponía era el mejor amigo de Richard, para su mala suerte cuando Richard se dio cuenta que estaba apostando todo por lo que habían trabajado, se separaron, y se llevó a su pequeña April de dos años de edad a Chicago, donde había vivido toda su vida, y a quien veía tres veces al año, amaba a su hija, y le hacía mucha falta.
Ya había hablado con April, que tras la muerte de Richard estaba pensando en ir a vivir con su madre, pero tenía miedo ya que su padre le había dicho que vivir con ella era desgraciarse la vida, pero por un lado April sabía que hablaba el rencor que él le tenía a Marta, por eso se dijo que si conseguía un muy buen trabajo se iría a Londres con su madre.
Por su parte Gabriella, esperaba a Luca y a Stuart, tenían que ayudar a su amiga. Cuando entraron por la puerta ya Gabriella los espera casi en la puerta.
—Necesito hablar con ambos, por favor vamos al despacho. — ambos se miraron con el ceño fruncido, pero la siguieron.
—¿Qué pasa cariño? —dijo Stuart preocupado a ver a su mujer nerviosa.
—Pasa que Marta se quedó sin nada, al parecer Pedro se la jugó, y ahora no tiene casa, ni nada, yo no puedo darle la espalda, es mi mejor amiga, y tú más que nadie sabe que ella nunca me dio la espalda a mí, cuando más la necesite. — Stuart asintió.
—Lo sé, no te preocupes por mi no hay problema, pero ¿hay algo más cierto?
—Sí, quiero que uno de tus abogados en el caso de ella, y así averiguar cómo es que ese maldito se salió con la suya, porque si es verdad que la engaño, puede recuperar sus cosas.
—Está bien cielo, haré lo que pidas. —Stuart amaba a su esposa y era incapaz de negarle nada.
—¿Y yo para qué soy bueno mamá?
—Cariño, necesito el trabajo para April lo antes posible, Marta tiene miedo de que su hija no se llegue a venir a Inglaterra, eso la tiene destrozada, si tu pudieras hacerle un contrato de trabajo para que no pueda rechazarlo y empiece cuanto antes, te lo agradecería. —Luca iba a protestar, antes de darle el trabajo quería saber para qué estaba capacitada la dichosa mujer, pero antes de tan siquiera pronunciar palabra alguna, Su padre habló por él.
—Lo hará cariño, ¿quieres dejar de preocuparte tanto?, no me gusta verte así, dile a Marta que le avise a April que el Lunes podrá empezar a trabajar, tiene 6 días para prepararse, y supongo que también se quedará aquí, ¿cierto? —Gabriella sonrió y asintió.
Luca miraba a su padre con una ceja alzada, ese hombre definitivamente hacia todo lo que su madre dijera, nunca le decía que no, siempre la consentida, pero no lo podía culpar, ya que su hermano Elías y él eran igual, nunca le decía que no a su madre o hermana Liz, ellas gobernaban la casa, y sus vidas.
Pero aunque su padre había hablado, su madre seguía mirándolo y esperando una respuesta por parte de él.
—Bien, ya lo dijo papá, que entre el lunes, dile que mañana le mandaré el contrato por correo, que por cierto necesito que me lo consigas, solo espero no arrepentirme de esto. —dijo sonriendo al ver a su madre feliz.
Gabriella salió corriendo hacia la habitación de Marta y le dijo que April entraría a trabajar el lunes si todo salía bien y aceptaba trabajar con su hijo, que le avisara que a más tardar mañana le mandaría el contrato para que ella lo leyera.
Ambas se abrazaron felices, como lo habían hecho toda la vida, cuando una buena noticia les alegraba.