CAPÍTULO 3

1020 Words
April estaba en su oficina cuando la notificación de un nuevo correo le llegó, se puso muy nerviosa, su madre había hablado con ella esa misma mañana diciéndole que una de la mejores empresas de autos iba a contratarla, April por un momento no le creyó, pero cuando le dijo que la empresa era del hijo de su mejor amiga, y de cómo se llamaba dicha empresa, ella decidió buscar por internet y en efecto era una de las mejores de Londres, lo extraño era que hablaban muy bien de la empresa, de los autos que vendía y hacían, de su dueño, que era un joven muy capaz, lo extraño era que no había ni una sola foto, tal vez le gustaba mantenerse lejos de los paparazzis, su futuro se definiría en un correo. Cuándo lo abrió lo leyó detenidamente, y abrió sus ojos como platos al ver la cantidad de dinero que iba a ganar, su sueldo sería tres veces más del que tiene ahora,—¡vaya! —Pensó para sí misma, ese hombre le estaba ofreciendo un gran trabajo y un gran sueldo sin tan siquiera saber si estaba capacitada, claro que lo estaba, muy capacitada, pero no podía dejar de estar nerviosa, todo era complicado, su padre le había advertido tanto lo que era su madre que tenía miedo, tenía su vida en Chicago, un casa, un buen trabajo, no pagaban mal, claro no también cómo este nuevo, sería jefa de finanzas de Autos Bennett S. A., claro si aceptaba.  ¿Pero porque lo pensaba tanto?, ¿Cómo sería vivir con su madre?  ¿Por qué era todo tan complicado? Tal vez si su padre no hubiera odiado tanto a su madre y no la hubiera envenenado en contra de ella, todo sería diferente, pero aún así no podía negar que cada vez que su madre la visitaba era cariñosa y amable, se desvivía por complacerla, y siempre lloraba cuando le tocaba despedirse, ella a su manera amaba a su madre, ¿Y si ya no tenía a su papá, por qué no aprovechar a su madre?  Sí, definitivamente ella tenía aprovechar a su madre, tal vez su vida mejoraría, ya no se sentiría sola y lo mejor de todo, al fin tendría una madre una la cuál había extrañado toda la vida.  Contestó inmediatamente aceptando la oferta de trabajo, diciendo que en 3 días entraría en Seattle y se presentaría el lunes a primera hora y por último dio las gracias, se sorprendió cuando no recibió respuesta alguna.  April llamó enseguida a su madre.  —Cariño — fue lo que contestó Marta al segundo tono con voz muy cariñosa.  —Mamá, hola, ¿Cómo estás?  —Bien mi amor, ¿Y tú, cómo estás?  —Bien, sólo llamaba para decirte que la oferta de trabajo ya me llegó, empezaré el lunes, por lo que llegaré el viernes, así podré organizar todo aquí antes de irme, y tener dos días para instalarme allá. ¿Tú casa es muy grande o pequeña? Es que necesito saber a ver que cosas llevarme.  Marta no supo qué responderle a su hija, y empezó a ponerse nerviosa y April a pesar de no conocerla muy bien supo que algo no andaba bien.  —¿Qué pasa mamá? —Marta suspiró pesadamente, tenía que decírselo tarde o temprano.  —Cariño, me quedé sin casa.  —¿Qué? ¿Porqué? ¿Fue por tu vicio? Mamá si es así y no has cambiado tu forma de ser lo mejor será no irme.  —No, no, hija, esta vez te juro que no es así, creo que lo que me hicieron fue que me estafaron, desde hace meses atrás no he vuelto apostar, Stuart el esposo de Gabriella está ayudándome a saber qué pasó. —April suspiró y decidió darle una oportunidad a su madre.  —Tienes muy buenos amigos ¿cierto? —April sonrió melancólicamente ya que no tenía amigos leales, todos la había traicionado, su mejor amiga Lily, se había acostado con su ex novio William, ella los encontró es su propia casa y cama, esa cama que habían compartido, eran unos cerdos, por lo que cuando se enteró se cambió de departamento. Su otros dos amigos Rebeca y Eric le estaban robando, April trató de iniciar un propio negocio de finanzas y nunca salía adelante, ni ganancias de nada después de casi un año, y cuando se puso a investigar se dio cuenta que la estaban dejando sin nada, por lo que decidió demandarlos y empezar de cero.  —De hecho sí, aunque mi buena y leal amiga es Gabriella. Entonces… ¿vendrás?  —Si mamá, yo iré, estaré ahí el viernes, yo te llamo para que me recojas, ¿te parece?  —Por supuesto cariño, no sabes lo feliz que me haces, verás que te irá muy bien en esta ciudad.  —Está bien mamá, nos vemos y recuerda que te quiero.  —Yo también cielo.  Cuándo April cortó la llamada, y se dirigió hablar con su jefe para poner la renuncia, igual trabajaría hasta el jueves. Cuando salió del trabajo se dirigió a su apartamento, empezó a guardar toda su ropa en maletas y objetos personales, y recordó que su madre no le dijo en dónde estaba viviendo y cómo haría ella, suspiró resignada y se sentó en su cama, total, solo llevaría sus recuerdos más preciados, dejaría su departamento intacto por si alguna vez regresaba, si necesitaba algo lo compraría allá.  Los siguientes dos días April terminó de preparar todo, dejó su trabajo listo para el que la reemplazaría, su apartamento quedó limpio y ordenado, llevaba sólo lo que consideraba necesario, el viernes a las 9 de la mañana, estaba abordando el avión que la llevaría a su nuevo hogar, había hablado con su madre 20 minutos antes y ella le había dicho que no se preocupara que ella y Gabriella la estarían esperando en el aeropuerto y extrañamente no estaba preocupada, se sentía tranquila, ansiosa y con ganas de vivir cosas nuevas y algo le decía que vivir en Londres le daría muchas cosas nuevas. 
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