Acostumbrado a tenerlo todo

1176 Words
Delfina pasa muchas horas sola en esa habitación, está acompañada de dudas, de preguntas, utiliza ese tiempo muerto para lidiar con su interior. Saca la conclusión final de que no quiere nada, ni con Alzo, ni con Razif, ambos acabarán haciéndole daño tarde o temprano. El primero fue muy claro al principio, solo quería sexo, no quiere amor, el segundo, solo la desea, la utilizará como a un pañuelo, así que no se dejará engañar por esa pose de tipo malo e imagen poderosa, por más que le atraiga. Ya es tarde cuando alguien gira la llave desde fuera en la puerta, su cuerpo se tensa de inmediato, no está lista para afrontar a Razif, pero no es el, la figura de Aicha asoma según la puerta se abre. —Otra vez aquí, ¿¡es que no te rindes nunca!? —exclama furiosa. Delfina la mira de reojo sin responder, está más que harta de esa mujer. —¿No vas a responder?, ¡todo iba bien hasta que llegaste! —¿De qué estás hablando?, ¡yo no vine por voluntad propia! —A mí no me engañas, Razif creerá que eres especial, que todo ha sido casualidad, pero yo sé que lo tenías todo planeado. Delfina se ríe con sarcasmo. —¿Por qué haría tal cosa? —¡Por su dinero, maldita zorra! —grita Aicha. —¡No quiero su dinero, ni tampoco a él!, ¡por mí quedátelo!, ¡te lo regalo! Según termina la frase Razif entra en la habitación, provoca el silencio de las dos mujeres. —¿En serio?, ¿crees que soy un objeto que se puede regalar? —Era una forma de hablar, pero es gracioso que tú precisamente lo digas, ya que piensas eso de la gente. —¿Qué pienso según tú? —¡Qué nos puedes usar a antojo y luego deshacerte de nosotras! —Aicha, déjanos solos —ordena Razif a su prima según se le oscurecen los ojos. —Pero... —¡Qué te largues! —le grita más furioso. La mujer obedece, maldiciendo en silencio por el camino, apretando los puños con fuerza. Razif mira a Delfina, ahora parece un conejito atrapado por su cazador, sin ningún lugar donde ir, sin ayuda alguna, pero no le va a dar mayor importancia, va a desmostrarle que él no la ha obligado a nada, que su cuerpo responde con pasión a sus besos y caricias. —¿Qué crees que vas a hacer? —le pregunta la joven retrocediendo algunos pasos. —Usarte, ¿eso es lo que hago no? —responde avanzando los mismos pasos que ella retrocede. —Razif, por favor, pensé que lo entenderías —le ruega con la voz temblorosa. —Y lo entiendo, eres tú la que no quiere ver. Ya tan cerca de ella que sus alientos se unen, acaricia la mejilla suave y enrojecida de repente, se acerca muy despacio, posa los labios en los de Delfina y pasa la lengua por el borde, dibujándolos. Delfina quiere resistirse, pero a veces, querer y poder, no son compatibles, la trampa ha surtido efecto, el contacto sensual de Razif la ha vuelto a hipnotizar. La lengua varonil entra en su boca, juega con la suya, húmeda y suave, los corazones empiezan a latir excitados con más fuerza, a cortarles el aire, a crear gemidos para no perder la cordura en su totalidad. Delfina continúa con el beso, impaciente, como poseída, cada vez lo besa con más pasión, desabrocha la camisa de Razif y acaricia su velludo pecho. Él la deja hacer, quiere que tenga el mando, saber a cuánto llegará sin que la toque. Delfina no se detiene, desabrocha el cinturón, el sonido de la cremallera del vaquero retumba en la habitación, sus suspiros lo acompañan. Baja el pantalón y toma el pene en su mano, lo mueve, está duro, terso, y muy erecto, eso la excita más, de repente siente una necesidad urgente de sentirlo dentro. Sin vergüenza alguna, guía a Razif hasta la cama, lo empuja indicándole que se tumbe, se quita los pantalones y las bragas, se acomoda encima de él, metiéndose el m*****o hasta el fondo, satisfaciendo su feminidad con un grito de lujuria. Razif la observa moverse como una amazona, mete las manos por debajo de su camiseta y acaricia los pechos, primero acogiéndonos en las palmas de sus manos, después estimulando los pezones, endureciéndolos. Delfina siente una oleada de placer recorrer todo su cuerpo en cuanto sus pezones se ponen duros, las yemas de los dedos de Razif no se detienen, aprieta con fuerza las piernas y se arquea hacia atrás, si debiera describir la sensación, diría que tenía la impresión de morir en la gloria. Su cuerpo se retuerce y mueve por los espasmos del orgasmo, antes de poder pensar el siguiente movimiento, Razif ya ha decidido por ella, la coge de la cadera y le da la vuelta, la coloca a cuatro patas. La joven grita al sentirlo entrar de nuevo, esta vez con más fuerza que nunca, la embiste una y otra vez, se escuchan los golpes cuerpo a cuerpo, los gritos de Delfina insostenibles en su garganta. La arquea hacia él cogiendola del cuello, coge sus pechos entre las manos mientras sigue entrando en ella,le lame el cuello de manera lasciva, sin pudor. Delfina vuelve a correrse, se agarra con los besos echados hacia atrás a Razif, deja que se humedezcan las sábanas y las piernas con su flujo, ahora, mucho más abundante que antes. —Dime ahora que te molesta que te use —le susurra Razif al oído, pasando después la lengua por el lóbulo de ésta. —Estás acostumbrado a tenerlo todo, ¿verdad? —es lo único que le ocurre responder para no darle la razón. —Tal vez, pero a ti no quiero tenerte, quiero que te entregues voluntariamente, cómo has hecho ahora. Las palabras son poderosas, eso piensa Delfina, ya que nada más llegar a su tímpano, ha vuelto a humedecerse, jamás había estado tan dispuesta tan rápido. Razif se da cuenta de como su v****a vuelve a abrirse alrededor de su m*****o, la coge en brazos y la lleva a la ducha. Enciende el agua caliente mezclada con la fría para no quemarse, con ella de la mano entra, la vuelve a aupar, apoyándola contra la pared con su pene entrando de nuevo en ella. Le hace el amor otra vez, lamiendo el agua que cae por sus pechos, buscando su boca y jugando con su lengua, el tercer orgasmo no tarda en llegar, provocando que Razif se desahogue al fin, lanza un grito mientras se abraza a ella y deja que su esperma empape su entrepierna. Una vez se duchan y se secan, van a la habitación, Delfina va a vestirse, pero Razif no se lo permite, la coge del brazo y la lleva a la cama, la tumba delante de él, cogiendo sus senos calientes, posando una mano en su trasero y aspirando el aroma a sexo.
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