Capítulo 2

2329 Words
Instalarme no fue nada fácil, al comienzo me costaba estar sentado sobre esas lujosas sabanas e inevitablemente pensaba en mamá y en la cama dura en la que ha tenido que dormir por sus problemas de espalda, en las sabanas ya gastadas de la tía y en la escases de comida constante. No quería pensar en mas nada, estaba cansado de analizar la situación todo el tiempo como si fuera mi culpa, no lo es, es la de ellos. Estaba cansado pero aun así sentía las ganas incesantes de entrenar un rato, comencé a estirar y hacer unos suaves movimientos de artes marciales, siempre me gustaron y sobre todo; siempre se me dieron bien. Esas artes marciales me dieron la posibilidad de hoy estar infiltrado en el palacio, yo creo que es mi mayor bendición. Estuve entrenando durante varias horas, mis golpes y movimientos eran bastante precisos. —Impresionante —Escuche una voz desde la puerta— Sabía que eras mi guardaespaldas por ende debías saber pelear, pero esto es increíble —Miré al dueño de la voz, el Príncipe falso. —¿Qué hace acá? —Pregunté secándome el sudor con una toalla limpia. —Siento molestar, solo venía a ver si te habías instalado y para que bajaras a comer, mamá insiste y como tu dejaste la puerta abierta. Digamos que espíe un poco —Explicó riéndose, lo miré muy serio sin poder evitar hacer una mueca. —Bajaré luego de cambiarme —Dije y el asintió, se fue dejándome solo en mi habitación. Me di un baño rápido y me vestí, todo el tiempo pensando en lo que estaba pasando. ¿Realmente era una buena situación para todo esto? No tengo idea, solo se que nada esta como debería, vine a buscar justicia para mi madre, aunque lo que hago se siente mas como venganza, ¿Realmente sera fácil vengarse de ellos? No lo se, pero si se algo, no pararé hasta que paguen lo que le hicieron a mi familia, no merezco mas de lo que siempre debió ser mío y por culpa de ellos perdí muchas cosas valiosas y no todo es material. Baje por el pasillo hasta la sala principal, tengo que aprender a controlarme desde hoy, después de todo solo seré un empleado y debo ganarme la confianza del Príncipe, eso solo pasará si no soy tan antipático. Al llegar a la sala comedor, todos estaban esperando en la mesa, me sorprendió que me invitaran a comer. En cuanto me vio, el Príncipe abrió la silla a su lado para que me sentara. —Al fin llegar niño —Dijo el riendo. —Altezas —Hiee una reverencia y luego mire al Príncipe— ¿En que te basas para decirme niño? —Pregunté y vi de soslayo la mirada que compartían los Reyes. —En que eres mas niño que yo obviamente y enano además —Contestó el con cara de obviedad, eso me frustro, es imposible comportarse menos antipático cuando el es así. —Disculpe padre de Tutancamon —Dije bajando la mirada y pude escuchar varias risas, admito que fue un buen chiste. —Eso estuvo bueno —Dijo una chica sentada frente al Príncipe. —Si si, muy graciosito el guardaespaldas —Dijo finalmente el Príncipe, se rindió y ya no volvió a molestarme. —Soy la Princesa Adela —Se presentó la chica, ¿Por qué no pensé que sería la segunda hija del Rey trucho ese? Julian tonto. —Julian, el nuevo guardaespaldas —Me presenté yo también dándole una sonrisa amistosa, pero me costaba bastante disimular. Debí tomar clases de actuación cuando mi tía me quiso anotar a los diez años. —Eres mas joven que mi hermano, ¿De verdad eres un guardaespaldas? —Preguntó la Princesa confundida. —Practico artes marciales desde los cinco años, creó que estoy capacitado —Contesté yo y ella me dio una mirada de aprobación. —Y es bueno, lo vi pelear cuando fui a invitarlo a venir. Enserio es bueno —Murmuró entusiasmado el Príncipe. —Solo aprendí a hacerlo y se me da bien, no es mas que eso —Dije y con eso la conversación, no hablamos mas por el resto de la cena. Al final supe que los Reyes querían darme la bienvenida y que conociera a la familia, por eso me invitaron a cenar. Cuando la cena finalizó, decidí subir a la habitación y llamar a mamá pero primero me di otro baño. Si hay algo que me gusta es bañarme, pero en casa solo nos bañamos una vez al día, no da el calefon para bañarnos muchas veces. Aunque mamá si se baña muchas veces, esta enferma y suda pila, me gusta ayudarla a bañarse, después de todo ella me bañaba cuando era niño. —Hola tía —Dije cuando ella contestó. —Hola pequeño, ¿Como te esta yendo? —Preguntó ella preocupada, me duele hacerla preocupar. Después de todo es mi tía, mi madrina y nuestra salvadora. —Bien tía, ya conocí a la familia real y la verdad no hay nada sorprendente —Dije remarcando mi desprecio en la parte “familia real”. —Se que es difícil, espero que logres llevarlo bien. Sabes que estas en riesgo de que algo malo pase o de que te encariñes con ellos —Las palabras de mi tía temblaban un poco, realmente le preocupó pero ambos sabemos que mamá es el mayor problema. Ella teme que mi ida enferme mas a mamá. —No me quedaré lo suficiente para encariñarme y si fuera así, no pasara. No me encariñaré con los asesinos de mi padre y quienes arruinaron nuestra vida —Dije con asco en la voz, nunca podría amar a esta gente, es absurdo. —¿Quieres hablar con tu madre? —Preguntó y el buen humor llego a mi, si hay algo que amo es a mi mamá. —Por supuesto —Contesté y esperé unos minutos en los que solo se escuchaban los pasos de mi tía y la conversación que tenía con mamá. —Hola hijo, ¿Como estas? —Preguntó ella exaltada. —Mamá cálmate, estoy muy bien —Intente tranquilizarla, no le hace bien estar así de alterada. —No me gusta que estés ahí, te prefiero acá donde estas protegido —Murmuró ella, estaba triste y lo veía, pero ella tiene que entender que es por ella que lo hago, por mi y por nosotros. —Mamá, esto lo hago por ti, por nosotros. Es la justicia que merecemos —Dije intentando hacerle entender mis palabras, realmente era una situación muy complicada. —Lo se mi amor, pero tu seguridad es mas importante que la justicia —Su voz se quebró, pero mas que nada note lo débil que se oía, mamá estaba grave y eso solo me daba mas seguridad al pensar en lo que debía hacer. —Ya soy un hombre mamá, se lo que hago. Te agradezco por haberme cuidado y protegido cuando era un niño, hiciste lo que creías mejor para mi, ahora me toca hacer yo lo que creó mejor y esto es lo que para mi es correcto —Dije con seguridad, una pausa de varios minutos me confirmo que ella lo estaba analizando. —Solo prométeme que no seras como ellos, que no te alejaras de la justicia. No quiero que te sumas en un mundo de odio, rencor y venganzas —Habló ella con su voz muy débil, me dolía escucharla así. —Te prometo que haré todo lo que este en mis manos para desvelar la verdad y que tengas la justicia que te mereces —Hable con convicción y ella solo asintió con un si. —Tu madre solo esta preocupada —Dijo mi tía cuando retomo el control del teléfono. —Lo se, pero quiero pedirte un favor tía —Espeté algo intranquilo, —Dime —Cuando mamá te pregunte como estoy, solo dile que bien. No importa que lleves meses sin tener contacto conmigo, solo dile eso, necesito que mamá este tranquila o su enfermedad podría empeorar y acabar muy mal —Expliqué preocupado, no quiero que ella se estrese de mas, no es necesario porque ya soy un adulto. —Te lo prometo, yo tampoco quiero que se preocupe —Dicho eso, colgué el celular y me dispuse a guardar varias cosas antes de irme a dormir. Pensar en el pasado era complicado, recuerdo que de niño mamá no me dejaba salir y cuando yo salía unos minutos ella enloquecía, siempre estaba preocupada por eso. Su miedo a que me pasará algo era demasiado fuerte y abrumador, pocas veces tenía la oportunidad de salir. Pero un día, recuerdo que mi tía me llevó al parque y tuve la posibilidad de jugar con niños por primera vez. Recuerdo que me lastimé después de caerme y mamá se altero muchísimo, no volví a salir después de eso. Aunque de niño solo salí una vez, para mi fue mas que suficiente, se sintió tan bien ese momento que aunque fue una primera y ultima vez, fue como tocar el cielo con las manos. Esa experiencia, esa sensación fue la mas maravillosa de mi vida y fue el momento mas especial de mi vida, no necesité volver a vivirlo, una vez fue mas que suficiente. Hay experiencias en la vida que son únicas y no necesitas volver a experimentarlas para sentirte bien, solo con una vez vividas ya es maravilloso y lo recuerdas con la mayor felicidad. Esa única vez que salí marco mi vida y me hizo entender todo lo que me estaba perdiendo. Estar encerrado sin ver el mundo, se puede sentir de una manera pero cuando experimentas la libertad puedes sentirlo de una forma un poco mas intensa. Mi odio hacía ellos comenzó en ese momento, cuando experimente la libertad de la que estaba siendo privado por culpa de ellos. —Julian —Escuché que alguien entraba en mi habitación y me hablaba. —Hola tío Edgard —Dije al reconocer a la persona que estaba frente a mi. —¿Como lo llevas? —Preguntó sentándose en mi cama. —Bien de bien, parece que el paso uno ya fue completado —Mi mirada cambió unos minutos, el tío me conoce lo suficiente y sabe perfectamente mis planes, el será mi aliado acá. —Venía a decirte que es mejor que nadie sepa nuestra conexión, después de todo saben que soy familiar de la antigua familia real y podrían sospechar si me llamas tío —Dijo este y yo asentí, era algo obvio, ya había cruzado mi mente. —Lo se tío, lo mejor es que seamos desconocidos ante los demás —Mis palabras fueron acompañadas de un abrazo de mi tío. —Te dejo descansar Luego de que este se fuera, ya no sabía que hacer para dormirme, sentía insomnio y acabé por levantarme y ir a mirar las estrellas en el hermoso balcón, la vista era espectacular. Realmente se podía sentir la libertad aunque estuviera en un palacio. Realmente me sentía com... mis pensamientos se vieron interrumpidos por un silbido, miré a mi lado y vi al príncipe quien estaba en el balcón al lado, solo nos separaba una reja. —¿También tienes insomnio? —Preguntó sonriendo. —Si —Contesté secamente y el solo sonrió. —Hay que dormir, mañana tendremos un día largo —Dijo el con la mirada baja. —¿No te gusta lo que haces? —Pregunté y el sonrió, supongo que porque es la primera vez que yo pongo un tema de conversación. —No es que no me guste, solo que a veces me siento como un prisionero y no tengo la capacidad de decir lo que quiero —Explicó este, no entendí. ¿Acaso se siente un prisionero cuando es un Príncipe que pronto gobernara el país? —No entiendo, ¿Acaso no te gusta tu vida? —El me observo unos minutos, creo que buscaba las palabras para responder mi pregunta. —No es que mi vida sea mala, admito que tengo una vida perfecta con muchos lujos pero... a veces me gustaría saber que se siente ser libre, salir a la calle sin guardaespaldas y que la gente no te reconozca, salir a la calle y que las chicas no me coqueteen. Todas las personas se acercan a mi porque soy el Príncipe heredero, nadie se preocupa por mi realmente, me siento un esclavo de mi propia vida —Sus fuertes y profundas palabras me llegaron y me pareció la oportunidad perfecta para ganarme su confianza. —Te entiendo —Mis palabras hicieron que sus ojos se abrieran de par en par. —¿Como... —Se interrumpió a si mismo y me observo en silencio. —Toda mi vida he vivido recluido en mi casa, encerrado, sin amigos, estudiando en casa y cuando asomaba los pies fuera de la puerta, mi madre siempre entraba en crisis. Siempre me sentí un prisionero de mi propia vida y no fue hasta los veinte años que tuve la oportunidad de salir, estudiar fuera y hacer amigos —Analice todas mis palabras, tenía que contarle algo de mi vida que me hiciera acercarme a el pero no podía hablar demasiado. —¿Eso porque? —Mi mamá ha estado huyendo del pasado, con miedo de que ese pasado pudiera dañarme y por eso siempre me sobre protegió —Expliqué y el asintió con la cabeza, pero se quedó pensando. —Por eso aprendiste artes marciales —Mas que una pregunta, el lo estaba afirmando. —Si, creía que si le demostraba a mamá que podía cuidar de mi mismo, me permitiría salir y poder tener una vida social de verdad —Poco de lo que decía era mentira, tuve suerte, al menos no hay muchos momentos en que mentir. —Somos bastante parecidos —Agregó el mirando las estrellas
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